Jueves 25 de abril 2024

"Un rapero vestido de gaucho"

Redacción 26/04/2017 - 00.45.hs

Facundo Martínez es el payador más joven de la provincia, un artista de la rima y la improvisación que además es muy respetado en el ambiente de la payada que nace desde la calle: el rap.
El salón está lleno de adolescentes con características parecidas: buzos con capuchas, pantalones chupines o de un par de talles más grandes, zapatillas, gorras de la NBA. Se miden cara a cara en la "batalla" y el jurado dictamina el ganador. El encuentro reúne a decenas de raperos de la ciudad pero hay una presencia que sobresale, que llama la atención: un flaquito con bombacha de campo, pañuelo en el cuello, boina, camisa y alpargatas. Un gaucho de campo mezclado en la cultura del cemento.
"El payador es como un rapero vestido de gaucho, hay muchos puntos en común por más que uno sea bien característico de nuestra tradición y el otro venga importado de Estados Unidos. Lo importante es que son vías de expresión. Es muy lindo que los chicos tengan la posibilidad de expresarse como más les gusta", dice Facundo Martínez, que con 19 años es el payador más joven de La Pampa, una provincia donde la payada anima festivales, peñas y reuniones de pocos o multitudinarias.
Facundo es de Uriburu y todos los días viaja a Santa Rosa para cursar la carrera de Psicología. El año pasado descubrió que la tradición gauchesca puede convivir sin problemas con el hip hop, una cultura que de la mano de la comunidad afroamericana nació en el Bronx neoyorkino en los '70 y que hoy está en plena expansión en distintos rincones de la ciudad.
"Empecé con las payadas porque me gustaba. No es que mi papá o mi abuelo lo hicieran antes, no es una cuestión de familia. Sí me gustaba la milonga, así que empecé con la guitarra, me animé a cantar y después junto a un colega, Juan Cruz Olié, comencé a pulir la décima, a hacerme payador", repasó Facundo sobre una carrera que tuvo su debut hace dos años, en una escuela de Jacinto Arauz.
"Me acuerdo que esa primera presentación no salió muy bien, pero me sirvió para tomar impulso y convencerme de lo que quería: ser payador", agregó el futuro psicólogo sobre una senda que en poco tiempo desembocó en actuaciones en festivales y encuentros de Entre Ríos, Santa Fe, San Luis, provincia de Buenos Aires y distintas localidades pampeanas.
Las payadas son las poesías y versos que el payador canta como si estuviera recitando, acompañado por el sonido de su guitarra. Se caracterizan por tratar temas de la vida cotidiana de forma improvisada entre dos o más payadores. Un contrapunto puede tratar varios temas de forma improvisada (diálogo repentista) o bien puede ser a base de preguntas y respuestas.
"Los contrapuntos pueden ser humorísticos o más fuertes con otras cuestiones, el tema de la improvisación y poesía repentina define al payador. El único jurado es la gente y dice quién ganó, pero lo dice expresándolo, en realidad no hay un ganador y un perdedor", diferencia Facundo respecto a las "batallas" de rap, donde suele ser jurado.
¿Cómo te relacionaste con los chicos que rapean?
"Empecé viendo torneos y eventos que hacían payadores y raperos de Buenos Aires, a la gente le gusta y le atrae porque es algo raro. En Santa Rosa conocí a algunos chicos, hablamos y me convocaron como jurado. Lo bueno es que noto el respeto y eso es gratificante, son cosas que pueden convivir tranquilamente y que se unen porque son modos de manifestarse".
La elección de Psicología también se relaciona con la pasión de Facundo, que el pasado viernes se presentó en Guatraché. "Es una profesión que me interesó porque quiero saber cómo y por qué actúa el hombre, cuáles son las reacciones cuando la mente está bajo presión. Además me ayuda a incorporar más palabras y conceptos para las payadas".
¿Puede pasar que en una payada no sepas qué decir o te quedes sin palabras?
"Sí, me ha pasado no saber cómo contestar; es un momento complicado. Formar décima lo podés hacer de manera bastante fácil, lo difícil es definir bien lo que uno quiere decir. A mí me gusta mucho la poesía, que haya una metáfora, un lindo contenido, pero a veces las payadas son filosóficas, se preguntan cosas, y uno no siempre está preparado. Se la pasa mal a veces, además yo soy muy autocrítico".
Para Facundo el florecer del rap en distintos lugares de la provincia también tiene su correlato con los payadores: no importa si es con gorrita o boina, la clave es querer (y tener) algo para decir.
"Hay cada vez más chicos y jóvenes que se interiorizan de la payada. Cuando voy a alguna presentación se acercan y preguntan, por ahí llama la atención porque soy joven y la mayor parte de los payadores son más grandes. Y con el rap veo que hay juntadas en el parque Oliver, que cada vez hay más chicos y también se ponen a rapear en los colegios o clubes. Eso está muy bueno".
Facundo apila sus libros junto a la guitarra. Mientras escucha a su máximo referente en el arte de la payada, el uruguayo José Curbelo, piensa una métrica con versos octosilábicos, tal como lo marca la mejor tradición de Martín Fierro. Una tradición que sigue vigente y que hoy convive sin problemas con los payadores del cemento: en Uriburu o en New York porque, como dice Facundo, "lo importante es expresarse y decir lo que uno quiere".

 

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