Sabado 20 de abril 2024

Antes de ser el "Che"

Redacción 14/05/2017 - 01.00.hs

Ana D'Atri* - El libro de López das Eiras saca a la luz anécdotas y testimonios que tienen como protagonista a uno de los personajes más queridos de Argentina en el mundo entero; y que antes de ser el Che, fue Ernesto Guevara.
"Nos fuimos a un callejón y allí le ayudamos a remontarlo. ¡Qué jolgorio fue cuando el barrilete subía con la vela encendida! Parecía de cuento" (Enrique, amigo de la infancia del Che).
"Este es un libro imprescindible. Nadie que quiera internarse en la vida y la obra de ese personaje extraordinario, ejemplar, magnético que fue el Che Guevara podrá prescindir de él. Porque bien sabemos que lo que somos en la adultez se debe a lo que fuimos en nuestros primeros años". Así se expresa Pacho O'Donnell en el prólogo del libro Rey de los Caminos, Ernesto Guevara antes de ser el Che, del escritor cordobés Horacio López das Eiras.
La publicación fue relanzada por La Central Editora, diez años después de su primera edición del año 2006.
El autor de la obra, nacido en la ciudad de Córdoba, trabajó durante 10 años recolectando testimonios de familiares, amigos y conocidos del Che Guevara, cuando aún era Ernesto, cuando aún era Ernestito. Recorrió diferentes ciudades para entrevistarse con personas que le confiaron cientos de anécdotas, situaciones, fotografías e historias que jamás habían sido publicadas en una obra sobre este querido personaje argentino.
El trabajo de López das Eiras comenzó en los años 1995/1996, cuando dio inicio a su búsqueda y recolección de datos. "Es un libro que aborda a Ernestito cuando llega tosiendo a Alta Gracia, con un ataque de asma; viene en tren acompañado de su familia desde Buenos Aires. Así lo recibo, y lo despido ya cuando ha hecho todos sus viajes por Latinoamérica y se predispone él a embarcarse en el Granma, que era la lancha que lo iba a transportar a él y a su grupo de guerrilleros a Cuba. Vale decir que aborda no solamente la infancia y la juventud, sino también la parte viajera del Che, que es muy interesante porque ahí va despuntando el personaje que va a hacer historia", expresó el autor en entrevista telefónica.

 

El puntapié.
El escritor explicó que su curiosidad comenzó cuando un compañero del colegio secundario de Ernesto Guevara le contó de un famoso telegrama que le había llegado a su casa de parte del Che, donde éste le contaba las últimas novedades revolucionarias. "Uno llega a Ernestito porque primero le llegó el Che. Me pareció muy interesante conectarlo al Che, siendo Che, con su ciudad y con un compañero del colegio secundario, que habían pasado ya más de 20 años sin verse".
Pero el primer paso de Horacio López das Eiras tuvo que ver con una nota publicada en el diario La Voz del Interior, de Córdoba, a la que tituló "El Che cordobés". "Siempre digo que esa nota era el prólogo del libro, porque en esa nota yo voy a Alta Gracia, y por primera vez hago ese relevamiento y me encuentro con algunos amigos que ya me van dando algunas señales. Ahí ya me entusiasmé, me acuerdo que hablé a Venezuela con Tomás Granado, con Alberto Granado, con Carlos "Kalika" Ferrer que son amigos carnales de él. Y ahí ya pensé que daba para un libro. Esa nota fue la plataforma, si no hubiese hecho esa nota, no hubiese hecho ese libro. Porque la verdad que fue el disparador", declaró.
En este libro también hay contacto con los familiares de Ernesto Guevara, que pudieron dar algunos datos de relevancia para la investigación. "Hubo contacto con Roberto Guevara, que es el hermano, pero no con entrevista sino él dándonos algunos datos de contactos, también con dos primos, Fernando Córdova Iturburu y Carmen Córdova Iturburu, que viajaban de Buenos Aires a Alta Gracia a veranear. Fui juntando de a pedacitos todo lo que me servía para constituir el personaje", detalló el escritor.

 

La cuna.
El trabajo de investigación del escritor, que duró unos diez años, incluyó un viaje a Cuba, país en el que el Che se convirtió en lo que hoy representa a nivel político en todo el mundo, y sobre todo en ese país del Caribe, Argentina y Latinoamérica. "Fui a Cuba en el año 96, 97, básicamente a buscarlo a Alberto Granado y en ese momento yo quería entrevistar a gente que lo había tratado y conocido, pero en ese viaje me di cuenta que lo mío tenía que ser básicamente la provincia de Córdoba porque acá había vivido 16 años, 11 años en Alta Gracia, más 4 años en Córdoba. Su primer noviazgo con una cordobesa, su primer trabajo rentado en la Dirección de Vialidad Nacional, su amistad con los hermanos Granado daba pie para darle toda esa parte de la biografía a Córdoba. Entonces Cuba me sirvió un poco para sondear esa admiración y ese amor que tienen los cubanos por el Che, pero no más que eso. Me di cuenta en ese viaje que mi fuente de consulta era básicamente Córdoba y un poco Buenos Aires", detalló López das Eiras.

 

Un barrilete especial.
El escritor contó en la entrevista que al iniciar un relevamiento testimonial de este personaje, todo lo que le fueron contando le fue sorprendiendo y gustando. Sin embargo, cuando tiene que recordar una anécdota, la que le viene a la mente es una en la que Ernesto aún era Ernestito y vivía en Alta Gracia. "Es una bien infantil, de cuando los niños hacían barriletes. Ernesto vino un día con la idea de hacer un barrilete (esto me lo cuenta un amigo) y colgarle en la cola del barrilete una canastita y en esa canastita ponerle una velita de cumpleaños encendida. Entonces la idea era que el barrilete remontara y la velita siguiera encendida. Hicieron esa prueba, era un barrilete de noche, tomó cierta altura y la lucecita seguía encendida. Esa imagen bien infantil me parece que tiene un buen simbolismo hablando de la figura del Che".
En Rey de los Caminos (como el mismo Che se autodenominó después de recorrer en bicicleta varias provincias del norte argentino), se muestra la personalidad de Ernesto Guevara, una personalidad que afloraba en él desde muy pequeño, a través de sus comportamientos y actitudes. "Siempre él queriéndose destacar de los compañeros, del grupo, siempre él haciendo su gesto de audacia; él era un asmático crónico, severo, absolutamente perjudicado por el asma, entonces rescato mucho esa voluntad de hierro por querer jugar, por querer seguir adelante", expresa el autor.
"Por ejemplo, cuando jugaban al fútbol, él iba al arco para no agitarse y cuando el equipo iba perdiendo quería sacar el equipo adelante entonces se ponía un medicamento que se llama Asmopul, que era una especie de oxigenador de aquella época, y con eso él iba adelante en la cancha. Esa pipeta fue la mejor compañera que tuvo, el fue dependiente de ese aparato desde chico hasta grande".

 

Siempre poniendo el pecho.
Hasta los 11 años Guevara vivió en Alta Gracia, y luego 4 años en Córdoba, donde curso el colegio secundario en el Dean Funes. "Tengo muchos testimonios de los compañeros del colegio, cómo él polemizaba con los profesores, le gustaba siempre dar su toque de distinción, diferente, polémico, ser solidario en momentos de alguna indisciplina colectiva que haya habido. El se ponía al frente diciendo 'fui yo profesor', gestos que lo diferenciaban. Desde la primaria y del grupo de amigos del barrio, y después del grupo de amigos de Córdoba y los compañeros del secundario, era el personaje que se destacaba del resto. No por pedante, ni por agrandado, sino por lúcido, por audaz. En esa personalidad lo veo proyectado al Che en ese niño de alguna manera. No es que quiero ver al niño guerrillero o revolucionario, sino que en ese niño que era audaz, osado, solidario, que le gusta jugar, que le gusta la aventura, se va fraguando esa personalidad que finalmente explotaría a los 23, 24 años".
*Periodista

 

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