Viernes 12 de abril 2024

Umberto Eco más vivo que nunca

Redacción 28/02/2016 - 19.55.hs

Claudio Gómez *
Este martes a la tarde, centenares de italianos estuvieron en Milán en la ceremonia fúnebre, laica y de solo una hora de duración del escritor Umberto Eco, autor de "El nombre de la rosa" y otras exitosas novelas, fallecido el viernes 19 de febrero a los 84 años.
A nadie le fue indiferente la muerte de Umberto Eco. No ha sido necesario ser un agudo lector para recordar la obra del semiólogo italiano que -aseguran- legó un texto póstumo que será publicado en los próximos meses. Lo último que se leyó de su autoría fue Número Cero, alejado de lo mejor de su literatura. No obstante, dejó su rastro a seguir en la crítica destilada hacia un periodismo que siempre examinó con la ferocidad del animal que espera una ración mayor o un alimento de mejor sabor. En Número Cero, Eco dice: “Los perdedores y los autodidactas siempre saben mucho más que los ganadores. Si quieres ganar, tienes que concentrarte en un solo objetivo, y más te vale no perder el tiempo en saber más: el placer de la erudición está reservado a los perdedores”. Y él era uno de esos perdedores, de esa subespecie de perdedores que trastorna sus noches en sombras de utopías que se pierden entre las estrellas. Pero también de esa constelación que integra la categoría de los que se fueron para dejar ideas y pensamientos que trascenderán a las próximas generaciones y, seguro, las marcará a fuego ¿No sucedió eso acaso con Apocalípticos e integrados en la década del 80?

 

La alegoría.
Después de ese libro, en cuya tapa Superman sobrevolaba las conciencias analíticas, fue El nombre de la rosa la novela que mejor soñó y la que muchos escritores antes y después de él imaginaron sin éxito: la novela total, aquella que acurruca en sí misma, como la tortuga que se repliega dentro de su caparazón, todos los estilos, todos los temas: el policial, el amor, la muerte, la religión y el paroxismo del misterio.
Por supuesto, no es esta nota una cronología, sino una antología caprichosa de gustos. Encima, el Nombre de la rosa fue al cine y allí, los que imaginaban la Abadía de Melk, en Austria, allá en 1672, vieron la composición de sus sueños hecha realidad. Y en ella la mejor alegoría que podía merecer la letra argentina: un metafórico homenaje al ciego viejo y erudito que consagró buena parte de su vida a jugar con el misterio de los espejos y los laberintos que se bifurcan hasta el infinito.
En el oscuro ámbito religioso hay, claro, una biblioteca. Esa biblioteca tiene un extraño custodio. Es Juan de Burgos. Rugoso, hosco, litúrgico, él es el dueño de los libros y, por supuesto, del saber. Saber que no pueden conocer los mortales. Al fin, la palabra es la palabra de Dios y no está al alcance de quienes no la comprendan.

 

Dos estantes.
La analogía no es casual, Juan de Burgos es el homenaje de Eco a Jorge Luis Borges. Por eso el personaje lleva sus iniciales y el peso de la sabiduría sobre sus hombros, como una mula que no puede soportar el peso, pero tampoco abandonarlo, diría Nietzsche.
Eco nos dejó el legado también de su Historia de la belleza -libro ineludible para comprender el hastío de las comparaciones y la negación del anacronismo estético-. No es necesario enumerar sus obras. Los nombres siempre son menos que el arte e innecesarios para la filosofía. Baste señalar entonces que Eco figurará en dos estantes: en los anaqueles en los que se ubican las razones profundas y en aquel donde se apilan los clásicos. Si en una barata, un lector encuentra algo de lo escrito en su trayecto, llévelo, no se arrepentirá. El tiempo amortizará su gasto con el gusto de que la voz de Eco aparezca un tanto descolorida en una conversación cualquiera o en una conferencia magistral. No muchos logran ese efecto. Para el poeta francés Víctor Hugo: “La muerte y la belleza son dos cosas profundas que tienen tanto de azul como de negro y parecen dos hermanas, terribles y fecundas, con un mismo enigma y similar misterio”. Esa frase le cabe a la huida de Umberto Eco, tan particular en su mirada sobre el mundo, como original en su manera de descifrarlo.

 

* Profesor de la UNLPam.

 

' '

¿Querés recibir notificaciones de alertas?