Viernes 12 de abril 2024

El pasado aflora en Uriburu

Redacción 29/01/2017 - 00.15.hs

Silvina Llames // El Faro * - En cercanías de la localidad hubo al menos dos poblamientos, uno muy antiguo, de tribus de cazadores-recolectores, y otro más moderno, con grupos que ya usaban cerámica. En unas semanas comienzan trabajos de excavación.
Los restos arqueológicos hallados a fines del año pasado en Uriburu no dejan de sorprender. Primero fue su hallazgo en si, ahora los primeros indicios que arrojan ese material: en esa zona de la provincia hubo dos ocupaciones, muy distantes en el tiempo entre sí. Una más primitiva, superior a los 3.000 años de antigüedad, y correspondiente a cazadores recolectores, y otra más reciente, posiblemente en torno a los 1.000 años, de grupos más evolucionados y con comportamientos sedentarios.
En una de las últimas entrevistas que realizamos el año pasado en "El Faro - Un programa de ciencia", el antropólogo pampeano Rafael Curtoni y el secretario de Cultura de Uriburu, Pascual Fernández, destacaron la importancia de "desempolvar la historia" de la localidad y de la provincia de La Pampa, y la oportunidad de conocer en profundidad la historia de las culturas que habitaron la región que surge merced al hallazgo de piezas líticas -puntas de flechas, boleadoras, raspadores, lascas, núcleos, y fragmento de cerámica- en algunas de las lagunas que se encuentran cerca de la localidad.
Si bien Uriburu ya presentaba una riqueza cultural particular construida, principalmente, a partir de rastilladas y del conocimiento de ocupaciones históricas y otros asentamientos arqueológicos, la presencia de poblamientos más antiguos era desconocida. A fines de octubre, una visita a la zona significó abrir una puerta hacia el pasado y el inicio de un trabajo que recién está dando sus primeros pasos.
"Conocimos lugares muy interesantes de los alrededores de Uriburu", comentó Curtoni en referencia al recorrido que realizó junto con Fernández y otros pobladores del lugar, y al material recolectado. Esos hallazgos ameritaron el diseño de una campaña sistemática de excavación, que comenzará en breve.

 

Antiguos asentamientos.
En el territorio pampeano "los asentamientos prehistóricos tienen más de 8.000 años de antigüedad", recordó Curtoni, actual decano de la Facultad de Ciencias Sociales en la Universidad Nacional del Centro (Unicen), durante la entrevista en Radio Noticias. Corresponden a grupos humanos que se expandieron en la zona de Casa de Piedra. Existieron otros asentamientos, de 7.000 a 4.000 años de antigüedad, más al sur y al oeste. Uno muy interesante por su riqueza arqueológica es el denominado Sitio Tapera Moreira, en el cauce del río Curacó, con al menos tres etapas de ocupación.
En Uriburu, localidad ubicada 60 kilómetros al este de Santa Rosa, el análisis de los restos permite estimar, a priori, que en la zona existieron dos momentos de asentamiento humano. "Por el tipo de material que aparece son dos agrupaciones, una que tiene más antigüedad y podría estar relacionado con grupos de cazadores recolectores", indicó el especialista Curtoni. El otro grupo prehistórico podría tener alrededor de 1.000 años de antigüedad ya que la evidencia que permite identificarlos es la presencia de cerámica en los objetos.
Según la Real Academia Española la cerámica es el arte de fabricar vasijas y otros objetos de barro, loza y porcelana, y la alfarería es el arte u oficio de hacer vasijas u otros objetos de barro cocido. En La Pampa, tanto la cerámica y la alfarería son técnicas muy antiguas, utilizadas por grupos de civilizaciones desde hace más de 1.000 años.

 

Cosmología indígena.
Uno de los fragmentos de cerámica encontrado sorprende por la decoración de su interior y la presencia de motivos que no son habituales. Representaría una simbología relacionada con la cosmovisión indígena. "El fragmento está sectorizado en cuatro partes tanto en la sección mas externa como al interior de los motivos. Hay pequeñas incisiones que también están divididas en cuatro", describió el decano de la Unicen. Para algunas civilizaciones el cuatro representaba un número sagrado y su cosmovisión estaba relacionada con la división cuatripartita del Universo.
Esta explicación abona la teoría de que los grupos cazadores recolectores no solamente transitaban por el paisaje tratando de cazar animales para subsistir sino también tenían una vida social organizada y emprendían comportamientos relacionados con lo simbólico, lo religioso, y el cuidado del paisaje.
Otro dato importante se puede dirimir a partir de los métodos del análisis arqueológico actual, que permiten establecer si la vasija fue confeccionada con arcilla de la zona o si es un tipo de material cerámico que proviene de otros espacios. "Realizando un análisis a la pasta, ese dato se podría conocer", sostuvo el investigador, aclarando que ello implicaría la destrucción de una parte del material encontrado. Por tratarse de una pieza tan especial, los científicos no están de acuerdo con esa opción.
Un ejemplo de la potencialidad de estas técnicas tuvo lugar en Puelches, ya que mediante el análisis de la pasta de un vestigio arqueológico se descubrió que la cerámica fue producida en Chile, en la zona de Valdivia. "Se descubrió que esa cerámica había sido importada en alguna especie de intercambio de Chile", comentó Curtoni. Es un dato muy relevante porque indica que existieron contactos transcordilleranos prehispánicos y muy antiguos.

 

Procedencia lítica.
A partir de la primera visita a la zona -realizada en octubre de 2016-, se logró una evaluación arqueológica y diagnóstico del área. "Pudimos hacer un relevamiento tanto del material como del paisaje y otros lugares de interés que tiene la zona", comentó Curtoni a El Faro. Las características del área lo convierten en un lugar potencial para profundizar las investigaciones en un futuro cercano. El siguiente paso será analizar a un nivel más profundo y específico el material encontrado, a fin de reconocer otros detalles de los restos arqueológicos. Las piezas se analizarán en los laboratorios de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional del Centro de Buenos Aires (Unicen), donde trabaja el investigador.
Un dato fundamental será determinar el tipo de roca con que se confeccionó cada pieza porque permite determinar su proveniencia. Los resultados de la primera observación arrojan que no corresponden a la provincia de La Pampa, por lo menos a la zona central de la provincia. Según remarcó Curtoni, en los alrededores de Uriburu, de Santa Rosa o Toay no se dispone de fuentes de afloramientos de rocas aptas para elaborar instrumentos en piedra como puntas de proyectil, lanzas, o boleadoras.
La excavación a realizar permitirá obtener más datos sobre la prehistoria del lugar y, eventualmente, conseguir material con contenido orgánico. Ello permitiría contextualizar con cierto grado de certeza la antigüedad de los asentamientos humanos en la zona mediante el uso de técnicas de datación.

 

Un apoyo mutuo.
El secretario municipal Pascual Fernández destacó en la entrevista el compromiso de los pobladores con este capítulo de la historia lugareña, ya que fueron ellos quienes hicieron los primeros hallazgos y los comunicaron a la Secretaría a su cargo. Para el funcionario comunal, la recorrida que hizo en octubre junto con Curtoni, Ignacio Roca -de la Secretaría provincial de Cultura- y vecinos del pueblo "fue como desempolvar la historia" de la zona.
"Detrás de cada punta de flecha hay un contexto que nos permite seguir conociendo nuestro pasado", reflexionó Fernández, y acotó Curtoni: "Las historias que hay detrás de ellos, que conformaron y construyeron diferentes grupos de personas, que tuvieron densidad a través del tiempo y que dejaron una huella profunda, eso es lo que nos interesa reconstruir".
El secretario municipal destacó el aporte de la secretaria de Cultura, Adriana Maggio, la directora de Cultura, Dini Calderón, y valoró la participación en el proyecto del Consejo de Lonkos y la Universidad Nacional de La Pampa.
* Un programa de ciencia.

 

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