La Carta de Rodolfo Walsh
Jueves 08 de febrero 2024

La Carta de Rodolfo Walsh

Redacción 15/01/2017 - 00.33.hs

Mg. Nilda Redondo * - La Teoría de los dos demonios está presente en libros de Ernesto Sábado anteriores a la dictadura. Interpreta a la violencia en forma abstracta y genérica. La nota es un extracto de una investigación que desarrolla la autora.
En la Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar distribuida por Rodolfo Walsh para la prensa al año del golpe de Estado, el 24 de marzo de 1977, decía: "Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre 'violencias de distintos signos' ni el árbitro justo entre 'dos terrorismos', sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte".
Allí ya estaba denunciada la "Teoría de los dos demonios". Luego se consagra en el prólogo de 1984 del Nunca Más. Ernesto Sábato la anticipa en su obra de 1974 Abaddón el exterminador; además, esta Teoría sigue estando presente y actuante en nuestra sociedad como una de las formas de interpretación de la violencia vista en un sentido abstracto y genérico.
Sostengo, en cambio, que hay momentos en las sociedades en los que se producen rebeliones contra la violencia sistemática explotadora y opresiva del sistema de poder. En los años 1960 y 1970, amplios sectores populares se insurrectaron e introdujeron una gran perturbación en el orden habitual e injusto de la sociedad; muchos los apoyaron pero otros los vieron mal y desearon que desaparecieran. Fueron derrotados, y sobrevino el genocidio, práctica social que, a 40 años del golpe cívico-militar sigue operando cada vez que se niega, se oculta o se distorsiona la devastación producida por la furia reaccionaria de las clases dominantes.

 

Los 60 y los 70.
¿Qué fueron los 60 y 70 en la Argentina del siglo XX?
Diferenciadas de las viejas izquierdas (los Partidos Socialista y Comunista), emergen las Nuevas Izquierdas que retoman el concepto de que es posible la revolución por alguna vía, armada o no, insurreccionalista o por las formas de la guerrilla guevarista; es posible la revolución con esa voluntad y decisión al modo de los guerrilleros en Cuba.
Las principales organizaciones fueron Montoneros, FAP y FAR de la izquierda peronista, y la organización marxista guevarista PRT-ERP; además, organizaciones maoístas y trotskistas. Se articularon procesos previos desde la Resistencia Peronista entre 1956 y 1959, la Revolución Cubana en 1959, la CGT de los argentinos y el movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo en 1968; el Cordobazo en 1969. El concepto de que nos tenemos que armar para llevar adelante nuestra lucha por el socialismo se acelera luego del asesinato del Che en 1967.
El otro aspecto interesante en este momento histórico es que hay una radicalización no sólo de los sectores obreros sino también de las clases medias. Los sectores que habían estado enfrentados durante el primer peronismo ahora confluyen y esto potencia el movimiento de los 60-70.
Todas estas organizaciones tuvieron un amplio nivel de inserción popular y produjeron una fuerte intervención en el terreno de la vida cotidiana, en lo social, lo político, lo cultural, las concepciones éticas y estéticas. Todas, de acuerdo en trabajar a favor del socialismo concebido como una sociedad que invirtiera sentidos, concepciones y prácticas capitalistas.
La operación que realiza la Teoría de los dos demonios consiste en presentar a las organizaciones revolucionarias abstraídas del proceso colectivo; se las muestra como vanguardias 'mesiánicas', aisladas de las masas, que ejercieron una violencia a espaldas de un pueblo puro víctima.

 

Nunca más.
Entonces, la primera gran operación ideológica de la Teoría de los dos demonios es presentarnos grupos terroristas de izquierda y de derecha, aislados del contexto social.
Esto está dicho en el prólogo de 1984 del Nunca Más que tiene como principal responsable a Ernesto Sábato, presidente de la CONADEP (Comisión Nacional de Desaparición de Personas).
Allí se sostiene que "se sabía de tantos que habían sido tragados por aquel abismo sin fondo sin ser culpables de nada; porque la lucha contra los 'subversivos', con la tendencia que tiene toda caza de brujas o de endemoniados, se había convertido en una represión demencialmente generalizada, porque el epíteto de subversivo tenía un alcance tan vasto como imprevisible" (2013: 13).
Entre esos inocentes estaban "los adolescentes sensibles que iban a las villas miseria"; "los dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salario"; "muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables" (2013: 13).
Y se agrega, los amigos de los amigos, los inocentes de 'terrorismo' o que "no pertenecían a los cuadros combatientes de la guerrilla". Respecto de éstos, se dice que "morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse" (13).
Vemos que la Teoría de los dos demonios separa los militantes de los combatientes; plantea que los que fueron secuestrados eran víctimas inocentes dado que los guerrilleros habrían dado batalla y morían en el enfrentamiento o se habrían suicidado antes de entregarse; pocos llegaban vivos a manos de los represores.
Aquí se viene a justificar lo que el discurso de la dictadura mantuvo: hubo que intervenir porque las bandas de izquierda y de derecha habían llegado a un caos tan grande que debieron dar el golpe de Estado, y que durante este golpe de Estado, las organizaciones guerrilleras estaban enfrentando. Esta es otra arista de la Teoría de los dos demonios: se dice que la guerrilla se estaba enfrentando en igualdad de condiciones con las fuerzas armadas conjuntas, cuando sabemos las severas derrotas militares que había sufrido y el estado de desprotección, acoso, indefensión y aislamiento que tenían en 1976. La idea de una guerra en igualdad de condiciones en 1976 es usada para negar el genocidio.
Algunas organizaciones revolucionarias se armaron para llevar adelante una guerra. No eran grupos inermes atacados, pero estaban derrotadas y en dispersión cuando se dio el golpe de Estado; y comenzó un proceso de aniquilamiento que incluye aislamiento de las personas, acoso, secuestro, encierro en campos de concentración, tortura, destrucción de los cuerpos, robo de sus bienes, robo de los niños nacidos en cautiverio, exilio, silenciamiento. Todo esto es un proceso de práctica social de genocidio.

 

El almuerzo.
Lo que hace Sábato es concentrar el discurso social. Su palabra pesa porque es un personaje muy reconocido. Tiene mucha popularidad en nuestro país. Parte de esa popularidad -dice Osvaldo Bayer- se debe a que no sufrió las persecuciones y la censura (ni secuestro, tortura y muerte) que padecieron los escritores revolucionarios durante la dictadura.
Un escritor tiene responsabilidades éticas -nadie puede escapar a las responsabilidades políticas y éticas respecto de lo que dice y hace en determinado momento histórico- pero también es un médium del rumor social. Aunque hay acciones concretas que inclinan la balanza hacia determinadas perspectivas. Por eso es importante recordar al almuerzo que Borges, Sábato, Leonardo Castellani y Horacio Ratto, presidente de la SADE (Sociedad Argentina de Escritores) tienen con Videla el 19 de mayo de 1976. Al salir del lugar Sábato declara, en relación a Videla: "Excelente. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Es un general con civismo...me impresionó la amplitud de criterio y la cultura del Presidente" (Blaustein y Zubieta, 1998: 126).
Es interesante ver cómo luego Sábato y Borges se niegan a ser entrevistados por la revista Crisis que todavía existía aunque pronto sería cerrada, acosada por los secuestros de sus periodistas -en mayo de 1976 había sido secuestrado Haroldo Conti- o de los hijos de ellos -Juan Gelman, secretario de redacción, había sufrido el secuestro de sus hijos y de su nuera-.
Sí contestan Castellani y Ratto en un reportaje de julio de 1976 que se llama "Algo más que libros. Ecos del encuentro del presidente de la nación con los escritores".
La introducción del reportaje pone en evidencia el conocimiento público que había de la desaparición de militantes políticos; en este caso se destacan los del ámbito periodístico, artístico e intelectual en general. Era conocido lo que sucedía; no se tenía magnitud de la monstruosidad cometida y que aún vamos conociendo, pero era evidente que se estaba realizando una avanzada muy grande sobre los intelectuales y artistas, asimismo sobre obreros, trabajadores, docentes, estudiantes.
En esta introducción se destaca que Sábato dijo a la prensa que se había preocupado por la prisión del escritor mendocino Antonio Di Benedetto; Castellani preguntó por Haroldo Conti; Borges dijo que como era tímido seguramente se iba a abochornar -aunque agradeció a Videla el golpe de Estado (Blaustein y Zubieta, 1998:126)-. Ratti dejó una larga lista de reivindicaciones de la SADE y otra de "una docena de intelectuales que se encuentran a disposición del Poder Ejecutivo" (Crisis, 1976: 3).
Los responsables de la revista Crisis agregan a dos militantes del PRT-ERP que acaban de ser secuestrados: el cineasta Raymundo Gleyser y el poeta Miguel Ángel Bustos.
Entonces, este almuerzo se produce en un contexto conocido de censura, cercenamiento de derechos, desapariciones y secuestros; contexto conocido por los que se admiraron de la cultura del dictador.

 

Abaddón el exterminador.
¿Qué se puede ver en Abaddón el exterminador, de 1974 como anticipación de la Teoría de los dos demonios? Perturba un detalle: hay un conjunto de mujeres militantes revolucionarias a quienes luego se las encuentra en Nunca Más o hay datos de cómo fueron muertas o secuestradas. Llama la atención la precisión que tiene Sábato en 1974. Les dedica una loa de desesperación que debe leerse así: todo movimiento revolucionario está condenado a fracasar; está condenado a producir la muerte, el sufrimiento y la tortura de víctimas inocentes. Este es un núcleo central de la Teoría de los dos demonios. Manifiesta como mínimo una incapacidad de comprender el desarrollo de procesos revolucionarios para lograr que el mundo sea diverso al que tenemos.
La consigna es difundir que todas las revoluciones se burocratizan o fugan hacia un apocalipsis negativo, metafísico.
Hay tres personajes que abren y cierran la novela: Natalicio Barragán, Nacho Izaguirre y Marcelo Carranza. Marcelo y Nacho representan a sectores de clase media y media alta, intelectual y/o empresarial, radicalizados; el primero protege a un guevarista y el segundo recibe el discurso del anarquista Carlucho; Marcelo aparece torturado al inicio y al final de la novela. Al inicio se dice que su cuerpo ha sido destruido. La voz autoral expresa que estas pobres víctimas, al radicalizarse llevados por un movimiento que ellos no comprenden y que no tiene sentido, se ofrecen a la tortura más monstruosa.
Barragán es el visionario: ve a Abaddón, Dragón, Diablo de El Apocalipsis según San Juan, texto de referencia permanente en Abaddón el exterminador. ¿Cuáles son los signos de la decadencia que anticipa el Apocalipsis? Radicalización de la lucha, proliferación de gente de clase media que habla de marxismo, hipismo, liberación femenina, liberación sexual. Es un Sábato autor conservador que a su vez manifiesta una profunda reacción ante los procesos revolucionarios contemporáneos.
El Apocalipsis es la destrucción de todo para el advenimiento de un mundo nuevo pero para el pensamiento reaccionario el mundo nuevo no existe, sólo sobreviene la extinción y un terrible castigo, si el hijo se levanta contra el padre, si la desobediencia impera por encima de la ley.
Este tipo de Apocalipsis cercenado, es una alegoría perfecta de la Teoría de los dos demonios. Con él, no puede concebirse el árbol de la vida y la caída de todas las interdicciones en el mundo nuevo utópico que prefigura la ensoñación revolucionaria.
* Investigadora, UNLPam.

 

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