Miércoles 24 de abril 2024

Los linajes de Bustriazo

Redaccion 31/07/2021 - 21.03.hs

Para interpretar la obra borgiana Ricardo Piglia propuso dos linajes (el de sangre y el literario), que nos serviría como modelo para otra lectura de Bustriazo Ortiz, encauzando sus ascendencias.

 

Sergio De Matteo *

 

Una pregunta interpela a la poesía: ¿quién es yo en el poema? Desde Beckett («Qué importa quién habla, ha dicho alguien que importa quien habla», 1955), Foucault («la marca del autor está sólo en la singularidad de la ausencia», 1969), Agamben («El autor como gesto», 2005), hasta Monteleone («triada en el imaginario poético: el sujeto imaginario/el sujeto simbólico/la figura de autor», 2016), se indaga siempre en la trama del poema. Es el lugar de los cuerpos poéticos, es decir, de la palabra calcinada, la que se convierte en Testimonio. Será como refiere Tamara Kamenszain: «La poesía como lo más parecido a una autobiografía de la muerte» (2000); o como afirma el mismo Monteleone: «Porque en el poema cada vida se ha disipado para que en su ausencia la vida rememorada tenga lugar, toda vez que lo haga en el deslizamiento hacia lo imaginario».
En la poesía de Bustriazo regresan los muertos, son convocados por el sujeto imaginario; y los transforma en símbolos, en sujetos simbólicos. La figura del autor aúna esa triada, y lo hace a consecuencia de saber que «Yo me llevo todo esto, hondo y sangrando,/ hasta el día enterrado de mi regreso» («El adiós», Los poemas puelches, 1954/59).

 

Pater familias I.
En otro artículo habíamos destacado las vicisitudes sobre el apellido paterno de Bustriazo. Una serie de peripecias que detonan en la reescritura de su historia en la propia literatura.
Borges plantea que «A la realidad le gustan las simetrías y los leves anacronismos» (Ficciones, 1956), o que «al destino le agradan las repeticiones, las variantes, las simetrías» (El Hacedor, 1974). La profesora y poeta Dora Battiston, erudita del universo bustriaziano, resalta «la sucesión o la alternancia de similitudes, reminiscencias, anticipos y reiteraciones obsesivas» (2009: 139). En Bustriazo Ortiz se repite esa búsqueda hacia el pasado donde homenajea a su árbol genealógico, con la carga de incidentes en torno al apellido paterno que ilustráramos anteriormente, pero, además, en este caso no será como en Borges (militar/literario), sino que se articula entre lo militar/policial y la estirpe indígena, con toda su sabiduría ancestral y oralidad. Además, ambas ascendencias dialogan y se complementan en el plano literario.
Bustriazo rastrea sus orígenes, tal como lo hace Borges con su linaje militar y literario, de acuerdo a Piglia (1979), pero también se desdobla o personifica (como Borges) en la misma saga poética.
Borges rinde cuenta a su abolengo en dos textos dedicados a un antepasado. Incluye en el libro Fervor de Buenos Aires (1923) el poema «Inscripción Sepulcral», con una dedicatoria: «Para el coronel don Francisco Borges, mi abuelo», que elimina en próximas publicaciones; y en El Hacedor (1960) la pieza «Alusión a la muerte del coronel Francisco Borges (1833-1874)» que, en ediciones posteriores, corregirá la fecha de nacimiento (1835).
En Huellas de la pampa honda (1957) el poema «Huellita achense», que también es canción (Cacho Arenas, huella), Bustriazo la destina «Para Vicenta y Carlos, que me hicieron, con las sonoras alegrías de aquel tiempo», donde unifica su alcurnia. En Últimas zambas del Piedra Juan (1960-1964) el poema «Viento de Acha» es ofrendado «Para Carlos Bustriazo Balbarrey, cuando era oficial de calle». Continuando con la matriz paternal/militar, en Tercer libro de estilos (1967) hallamos el «Estilo bajo la hechora noche que te anda», con esta dedicatoria: «Mi abuelo, el coronel Antonio Bustriazo, fue a matar o a morir a tu patria cuando la Guerra Grande. Yo te doy este canto».
En el poema se nombra a Mongelós, al coronel José Vicente Mongelós, a quien hiciera fusilar por traición el Mariscal Solano López. Como lo ha probado la historia, fue una sentencia infundada; al igual que la de Silvano Acosta, a quien mandara a fusilar el abuelo de Borges. El escritor redime a Silvano en un texto que dicta a María Kodama el 19 de noviembre de 1985 y publica La Nación el 1 de noviembre de 2020.
Bifurcaciones necesarias que nos remiten a simetrías y repeticiones. Bustriazo retorna al bisabuelo en el «Poema 32» de Agua enjuta, guitarra… (1969), en pie de página se lee: «Para el ánima invasora y errante del coronel Antonio Bustriazo. Cabalgó por La Pampa y Río Negro en la Campaña del Desierto, y cuyo retrato, chaqueta y quepis, medallas y cordones ganados en el campo de batalla, descansan en el Museo Histórico de Luján, en la Sala de los Guerreros del Paraguay…».
En Libro del Ghenpín (1977, 2004) ahora irrumpe el comisario, el tío Antonio Bustriazo Balbarrey, en la «Tercera Palabra»: «Dónde errarás, Antonio tan Bustriazo?/ Dónde, fatal espectro, Comisario/ de Territorios Nacionales? Calmo,/ te pienso calmo en tu gran paz, callado,/ tu gesto así, de labios apretados./ Y Juan Bautista y su caballodiablo?/ Lo buscarás?, se buscarán airados?/ Dónde errarás, Miguel Antonio? Parco,/ rápido hablar, tu fuerza eran tus manos./ Tu sombra vi, tu bulto oscuronado/ en tu momento de morir Bustriazo,/ tu nube ya, tu forma de apagado.// Te dejo aquí, errante y capturado,/ gema o carbón, o flauta o espantajo».
En la obra Alcatufé, Topasaire, Sol azul, Pedernal y Piedra de oro, cinco libros en uno, que abarca el período 1977-1983, reincide con el tío abuelo en el poema «164», fechado en el ’83: «Don Antonio Bustriaso tío abuelo/ primitivo en la hoja amarillenta/ y montado en montado y la guitarra […] de sombrero renegro en tu cabeza/ don Antonio barbado y el bigote […] don Antonio suicida te me alejas […] hoy yo sufro el poema: esta milonga/ sin milonga tío abuelo y te dispersas!».
La triada propuesta por Monteleone da asidero a la interpretación que «La vida como invención poética y el autor como figura o metáfora de sí: el autor como un muerto»; por lo cual, como resalta la investigadora Cecilia Romero Messein, «la muerte aparece interpelada directamente por el poeta, hay un yo poético que habla con muertos, espectros y fantasmas» (2020: 49). En ese trobar de morte por medio del dispositivo escritura, es decir, el lenguaje, permanecen simbolizados los pueblos originarios, los amigos y familiares de la figura de autor Bustriazo.

 

Pater familias II.
Hay ciertos temas a los que Bustriazo recurre y que se reacomodan de un libro a otro, es un fenómeno intertextual que hace dialogar la obra en sí, y permite comprender un universo íntimo que se encuentra contaminado por sus relaciones interpersonales.
Entre 1972 y 1973 Bustriazo escribe Los decimientos y fecha en «el temple, madrugada del 1° de febrero» otra invocación familiar: «pasa abuelo don Carlos/ perforado/ por las balas del diablo/ disparadas/ yo no sé por qué el agua lo/ arrebata/ por la lluvia mi abuelo pasa/ largo/ lo mataron los odios la/ venganza/ lo mató un juramento/ envenenado/ pasa abuelo apretando sus/ entrañas/ pasa Carlos Bustriazo/ asesinado».
A la poesía «el 48» la referencia en «(Dante, Cabrales, 3, y su madrugada, Villa Parque, y lloviendo, pasando por cierto boliche celeste, y voces, voces, tinteando…)», integra el libro Alcatufé… donde vuelve a manifestarse la prosapia: «A mi abuelo don Carlos muy lo emplomaron,/ como parlan lenguajes tan con balazos./ Este nieto que sufre hoy su naceaños,/ ojalá mi Dios -piensa- no torne el Malo.// Y este verso que sobra? Se los regalo».
Regresa el abuelo Carlos en la «Segunda Palabra» que, como destaca Dora Battiston en las notas del Libro del Ghenpín: «el texto refiere el asesinato de su abuelo, Carlos Bustriazo -procurador del estudio jurídico de Pedro E. Pico- a manos de su colega Di Salvi […] en diciembre de 1927» (2004: 75); y el poeta simboliza: «y-muere-sí-y-dónde-ese-di-salvi-lo-/ mata-y-mata […] dónde-anda-abuela-la-fragante-sombra-/ de-abuelo-carlos-cincuenta-lunas-/ que-ya-parieron-desde-su-apagumbre?». La realidad se traspone a la ficción, pues esas cincuenta lunas desde la muerte en 1927 se anclan en el libro escrito en 1977 pero publicado en 2004.
Ese árbol genealógico que brota desde 1795 o 1800 llega hasta su padre, en el poema «La Gloria», escrito el 30 de abril, en el volumen citado, se abre con el acápite «…y sí, Juan Carlos, del antiguo Destacamento no quedan ni las ruinas… Sólo ha quedado la vieja bomba de agua, solitaria y carcomida…», y le habla: «Vine a buscarte a este pueblito padre/ para curar alguna desmemoria», también le pregunta: «Tuviste amiga de follaje undoso?/ Algún amor don Carlos en La Gloria?» y confirma su función: «Tal vez tal vez muchacho uniformado/ gallardo con tu espada brillorosa».

 

Tres bueyes.
Así como entrevimos las variaciones del apellido, también el poeta se rebautiza en la vida y en su propia obra con diversos nombres, por lo tanto se llama (o le dicen) «Negro» o «Negrito» en su casa, el «Penca», Juanllanca, el piedra Juan, el Flamenco Bustriz, Juan Salado, Juanmilla, Juancamill, Juan azul, Carlos marilloso, Bustriazo el Viejo, Bustriazo el Joven, Linyera Poeta, el Milodón.
Quienes le conocieron personalmente recordarán que se quedaba indagando sobre los apellidos de las visitas que le presentaban, buscando sus orígenes, tanteando la genealogía. Bustriazo mismo procura resolver el enigma de su propia alcurnia, dirá que su patronímico significa «Tres bueyes» pero, además, lo poetiza en el texto «el buey»: «el buey! el buey! Se viene victorioso/ arcaico azul dorado melodioso/ me toca milenario quebrajoso/ testus astral potente con su ojo/ triste fatal tremendo en el humoso/ campo ancestral buey buey buey rumoroso/ toro castrado ay buey buey pesaroso/ fuerza inmortal porfiado en lo piedroso/ del tiempo infiel con su ojo con su ojo/ perdido en los milenios membranoso/ el buey! el buey! Remoto despacioso/ me toca fiel con toque nebuloso/ boís boâs bos boós me mira silencioso// yo soy el buey! tres bueyes misteriosos!
Añade al final del poema: «convoco al buey, pues conversando con mi amiga la profesora dora battiston, acerca de los posibles significados y orígenes de mi apellido bustriazo (búsqueda que me inquieta y apasiona desde hace largos años), surgen unas palabras griegas, voces latinas, rastreando las raíces, las raíces…».

 

Sin descendencia.
Esa historia hecha poesía que se inicia con el tatarabuelo Carlos Bustriaso, «El genovés», en 1795 o 1800, prosigue con el coronel Antonio Bustriaso Villar, el bisabuelo, se suma Carlos Bustriaso Farías, el abuelo comisario del Territorio Nacional, pasa por el tío comisario Antonio Bustriazo Balbarrey, llega a su padre, Carlos Bustriazo Balbarrey, y culmina con Juan Carlos Bustriazo Ortiz. Otra coincidencia con Borges y, también, con Olga Orozco, es que no dejaron descendencia. El poema «18» de Alcatufé… se titula «Acto de fe» (musicalizado bellamente por Josefina García), fechado en «(Casona de la abuela Manuela. 14 de septiembre.)»: «Conmigo se terminan los Bustriazo/ Pido perdón por no haber engendrado/ hijo de beso para apellidarlo/ para crecerlo para bien templarlo/ Si tuve amor si pude amores varios/ nunca mujer se quiso de embarazo/ quísome ay por padre en sus orgasmos/ Conmigo se terminan los Bustriazo».

 

* Colaborador

 

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