Lunes 22 de abril 2024

Los no indígenas

Redacción 22/05/2016 - 00.26.hs

Walter Cazenave * - Aunque un tanto olvidada y postergada, la toponimia es uno de los rasgos más característicos de la provincia. Se trata de una disciplina tan interesante y sugerente, como necesitada de amplios conocimientos para su ejercicio.
El toponomista -o el aficionado que se asome a la actividad- se ve obligado a conocer historia, antropología, topografía, idiomas, zoología, botánica, geografía, religiones y tantas materias más, a las que debe sumar un fino sentido común y una mente asociativa.
Entre nosotros, los estudios toponímicos han sido casi exclusivamente referidos a las lenguas indígenas que se hablaron en nuestra región, en distintas épocas (tehuelche, mapuche, quechua acaso, ocasionalmente), pero poco se ha hecho sobre los topónimos en español o alguna otra lengua europea, muchos y muy interesantes en cuanto a su justificación y esencia.
Varios de ellos han desaparecido o están cerca de perderse, otros tienen vigencia plena y otros, zonal. Por cierto que, dentro de las categorías consideradas, no es raro que los nombres duren una o dos generaciones y luego pierdan vigencia.

 

Los rasgos.
En el análisis de estos topónimos y sus orígenes se advierten rasgos y motivaciones que van desde la tragedia al humor, desde la frustración a la esperanza. Resulta curioso advertir frecuentemente este último sentimiento en lugares del desierto pampeano, como si ya desde el nombre el poblador hubiera querido conjurar lo inhóspito de la tierra. Tal sería el caso de El Porvenir, en los Departamentos Chical Co y Lihuel Calel; La Armonía, en Lihuel Calel; El Desprecio, El Martirio y El Recuerdo, en Limay Mahuida y El Sacrificio, en Loventué. Sobre ellos caben, apenas, presunciones y la esperanza de que alguien los indague en el nivel local. También se advierte que algunos topónimos son meramente descriptivos en cuanto a circunstancias personales o paisajísticas (Los 8 hermanos; Molino Caído; El Solitario, en Chical Co; Valle Hermoso, Lihuel Calel; La Belleza, en Puelén.
En la misma tesitura existen varios topónimos que insinúan significados profundos o sugerentes (La Sirena, La Gresca y El Delirio, todos en Curacó; La trampa y La Jugada, en Puelén ) pero frente a los que conviene estar prevenidos en cuanto al origen del nombre, sobre el que los datos son escasos o inexistentes y, a veces, el sentido último del topónimo está muy lejano de lo que insinúa o sugiere la denominación.
En esta breve nota -que ex profeso no considera fito, zoo ni hidrotopónimos- hacemos referencia a algunos de las nominaciones más notables, curiosas o singulares, en una tarea que acaso le cabría más propiamente a alguna institución oficial y/o académica. Lo seguro es que mucha de la aparente ignorancia respecto a algunos nombres que aquí se exponen, bien puede verse disipada por el aporte popular, que ojalá motiven estas líneas.

 

"El Descanso".
Antiguo paraje ubicado a 10 km de General Pico, donde comienza la añosa y ya raída arboleda de eucaliptus. Por referencias directas sabemos que en las primeras décadas del siglo XX allí hubo un negocio de ese nombre, cuya presencia se justificaba en los tramos que antaño podía recorrer un vehículo de tracción a sangre. Hasta hace medio siglo, estaba marcado en la cartelería de Vialidad Nacional. Actualmente perdura en la memoria de las personas mayores.

 

"Valle Argentino".
Una cierta nebulosa envuelve el origen de este topónimo. Se dice que el nombre le fue impuesto en oposición y nacionalismo al original mapuche de "Chilihué", al que se interpretaba como "lugar de Chile". Rodolfo Casamiquela afirma que esa interpretación es errónea. Otros toponomistas lo remiten a la presencia de un ave determinada en la zona, abundante en la región por los años del poblamiento indígena.

 

"La luz".
Este curioso topónimo de estancia se debe, según informara Abel Dasseville, conocedor del lugar, a que en las primeras décadas del siglo el propietario había instalado un novedoso alumbrado a gas, único en una amplia zona, y de allí la identidad. Hay un homónimo en el Departamento Curacó.

 

"El Matasiete".
Bajo y laguna ubicado sobre la actual ruta provincial 7, considerado muy difícil de pasar en épocas de lluvia, cuando el camino era de tierra. Conserva vigencia a nivel de pobladores, quienes atribuían el nombre a la posibilidad de que en sus orillas, con fachinal antaño, sirvieran de refugio a bandoleros y gente de avería.

 

"Ceriola".
Corresponde a un hito ferroviario del Ferrocarril Sarmiento, con rango de apeadero, hoy inactivado y abandonado, como casi todo en esa línea. Sin embargo no figura en la toponimia especializada de Enrique Udaondo ni hemos podido encontrar referencia alguna a su significado; tampoco figura con s o z en la letra inicial. Alguna versión arriesgaba que podía tratarse de un retruécano o juego de palabras con relación a la palabra "ser", por la escasa entidad del lugar, pero esa tesis, bastante peregrina, no condice con la seriedad inglesa respecto a los nombres de estaciones.

 

"El Boitano".
Este es un topónimo singular ya que corresponde al puesto que durante años ocupara en el Departamento Chical Co José "Cochengo" Miranda, poblador emblemático del Oeste y protagonista principal de una de los mejores filmes de Jorge Prelorán. Durante mucho tiempo se especuló sobre el nombre sin mayores datos. Una casualidad en la investigación histórica nos permitió determinar origen: allí vivió en los primeros años del poblamiento un puestero llamado José Boitano, en cuyo apellido se originó el topónimo.

 

"China Muerta".
Paraje ubicado en el departamento Limay Mahuida, que aparece nombrado en las crónicas del poblamiento de los primeros años del siglo pasado. Es homónimo de un sitio y arroyo en Neuquén y alude, seguramente, a una mujer india que debió encontrarse en la zona. Ignoramos si tiene vigencia actual, aunque es muy posible que se haya ido perdiendo hasta ser solamente memoria en los viejos pobladores.

 

"Sebastián Elcano".
Curioso topónimo de un puesto del Departamento Lihuel Calel, cuya mención trae inmediatas reminiscencias magallánicas. Se trata, simplemente, de un homónimo del navegante que dio la primera vuelta al mundo.

 

"Minerales de La Pampa".
Nombre de una estancia en el Departamento Lihuel Calel, cercana a las antiguas minas de cobre, explotadas hasta comienzos del siglo XX. Fue estación de posta y hasta promediado el pasado siglo figuró en la cartografía nacional y territoriana, para perder jerarquía y diluirse luego. Hoy aparece en los mapas provinciales como Estancia El Mineral.
La Ciencia. Nombre de estancia en el Departamento Limay Mahuida. Ignoramos la razón del mismo y es de un género atípico en materia de nomenclaturas en establecimientos de campo.

 

"La Bota".
Nombre de cerro. En el Departamento Utracán; un accidente que solía aparecer antaño como destacado en la orografía pampeana. Se trataba, según me informaron en su momento, de una elevación (al parecer residual) cuyo perímetro evocaba a ese tipo de calzado.

 

"Valle de Prado".
Nombre en el Departamento Caleu Caleu, a menudo mal empleado al emplear la preposición "del" en lugar de "de", lo que parece darle un cierto giro poético y paisajístico. Alude, en realidad, al apellido de un lejano poblador.

 

"El Martirio".
Expresivo y singular nombre de un puesto en el Departamento Limay Mahuida. Sugiere, acaso, el sentimiento del poblador al vivir en esas soledades.

 

"El Julepe".
Nombre de puesto. El hecho que motivó tan singular nombre se originó en la repetición de un sonido nocturno, misterioso e inidentificable, que inquietaba al solitario poblador. Resultó ser el ruido que producía un animal refregándose contra unos palos.

 

"Sierras Chicas".
Denominación aplicada al cordón serrano ubicado a unos kilómetros de las sierras de Lihuel Calel, de mayor extensión y tamaño.

 

"Sierra Chata".
Alusión a la condición topográfica de una de las elevaciones del Departamento Cura Co, y que forma parte del antes llamado Cinturón Móvil de antiguas sierras que flanqueaban el valle del Chadileuvú.

 

"El Destino".
Paraje en el Departamento Conhelo, con almacén y escuela. Es conocido desde hace muchas décadas por referencias policiales y tradicionales. El topónimo se encuadra dentro de la categoría de aquellos que conllevan una cierta impronta filosófica, posiblemente relacionada con circunstancias ya imposibles de determinar.

 

"Casa de Piedra".
No hay precisiones en cuanto a este topónimo ubicado en el Departamento Puelén. Podría ser una traducción del mapuche Ruca Curá, frecuente en la Patagonia, con el que se designaban cuevas y aun oquedades. En este caso estaría referido a los aleros de roca que caracterizan el lugar. No hay noticias fehacientes de la existencia de una vivienda construida con ese material. El informe del ingeniero Cipolletti, realizado a fines del siglo XIX, menciona el sitio en plural:
Casas de Piedra.
Existe un homónimo en Chalileo, cerca de Santa Isabel y a orillas del Salado-Chadileuvú, que hace referencia a una casa allí ubicada, construida más de medio siglo atrás y, ésta sí, de piedra.

 

"La Cautiva".
Puesto ubicado en los desiertos limaymahuideños, cercano al Gran Salitral y antaño beneficiado por las aguas del Chadileuvú. Ochenta años atrás fue boliche y tuvo una época de nombradío al haber sido asaltado por Bairoletto. El nombre parece aludir a alguna mujer que fue cautiva de los indios y vivió en el lugar.

 

"El 52".
Nombre de un almacén, ubicado junto a la salina El Chancho, hoy abandonado, donde finalizaba el recorrido del ferrocarril de trocha angosta utilizado para llevar la sal hasta Anzoátegui. La distancia entre ambos puntos era de 52 km., y de allí la denominación ya que el nombre de origen, según constaba en una inscripción, era Boliche Universal. En el Departamento Caleu Caleu.

 

"La Puerta Grande".
Así llaman los lugareños al lugar donde el camino proveniente de Puelén, en el Departamento homónimo, quiebra la línea de la barda y desciende al valle del Atuel. Es topónimo vigente y nombre de puesto.

 

"La Bañadera".
Designación de una escuela rural de la zona de Monte Nievas, donde se decía que en las noches había apariciones fantasmales. El nombre, vigente hasta un par de décadas atrás, se originaba en la presencia de un bañador de ganado.

 

"Rincón del Cabo".
Denominación de un paraje en el Departamento Chalileo y que fuera extensivo a una de las islas que formaban los brazos del sistema del río Atuel en La Pampa. Según señalaran los pobladores del lugar el topónimo se debía a que en el sitio había muerto un cabo estafeta, de la policía o el Ejército, por ingestión excesiva de agua del río tras una jornada de intenso calor, lo que le ocasionó la muerte.

 

"Los Cinco Lobos".
Referencia de al menos medio siglo atrás en el departamento Limay Mahuida. No es, como podría pensarse, un zootopónimo (incongruente, por otra parte, ya que no existen lobos en La Pampa) sino una referencia a personas con ese apellido. Ignoramos si sigue vigente.

 

"La Halada".
Nombre de una gran caverna ubicada en la meseta basáltica, a veces escrito sin h. El nombre está referido al puesto de ese apellido, ubicado en cercanía de la cueva.

 

"La Biela fundida".
Nombre alternativo de un boliche de campo que funcionaba en la zona entre General Pico y Speluzzi, en el Departamento Maracó, a menudo visitado por gente del ambiente automovilístico zonal. Fue popular medio siglo atrás.

 

"Entre no sea cobarde".
Nombre complementario que campeaba junto al cartel indicador de Puesto Sánchez, en la margen occidental del valle del Atuel, Departamento Puelén y que le había dado particularidad y conocimiento en una amplia zona. Según explicación del ocupante (el Rubio Sánchez, ya fallecido) había hecho ese agregado como una invitación y al mismo tiempo desafío a los vendedores ambulantes que suelen llegar a la zona y que por ese tiempo --treinta años atrás-no aparecían por el puesto.

 

"La Amargura".
Este singular topónimo se aplicaba a un campo ubicado al oeste de Telén. Al parecer se debía a circunstancias de vida negativas del propietario. Actualmente el establecimiento tiene otro nombre.

 

"Las Osamentas".
Alusión a la gran cantidad de huesos de caballos que hasta hoy pueden advertirse en el lugar, un esquinero de lote. Según la tradición el hecho que las originó tiene origen en una maniobra de un terrateniente de la zona que, con el pretexto de una fiesta, reunió a la gente paisana de la zona en un asado y luego sus matones eliminaron a bala los montados, obligándolos a marcharse con los recados al hombro y quedándose con sus tierras. Algunas versiones regionales también nombran al sitio como El Hueserío.
*Escritor e investigador

 

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