Una noche de folclore en el Casino

El conjunto de folclore tradicional santarroseño se presentará esta noche en el escenario del Casino Club a partir de las 23.30 con la intención de traer al presente aquellas viejas canciones que quedaron olvidadas.
Por primera vez desde su creación, el grupo compuesto por tres guitarras y un bombo traerá al presente aquellas canciones de reconocidos folcloristas argentinos como Horacio Guarany, Los Hermanos Ábalos, Daniel Toro, entre otros, y que quedaron rezagadas de los escenarios actuales. Durante el repertorio Cantores también interpretará "Cambia de color", una canción que los representa ya que fue escrita por Ariel Vazquez, escritor pampeano y padre de uno de los integrantes del conjunto. Finalmente, después de tanto esperar, quienes integran Cantores se animaron a decir que "el domingo será nuestra noche especial".
"Hace tres años que nos hemos formado, precisamente el 25 de mayo de 2014, y hacemos folclore tradicional", aseguró Juan Cruz Damm, primera guitarra e integrante del grupo que comparte con Axel Vazquez (voz y guitarra), Marcelo "el turco" Emilio (voz y Guitarra) y Juan Andrés Morales (voz y bombo).
La idea básica que los unió no fue solamente el amor por el folclore tradicional de Argentina, sino buscar e interpretar, "con el mayor de los respetos -dicen-", aquellas canciones que, para ellos -y para los viejos amantes de este género- "quedaron rezagadas en algún rinconcito y ya no se tienen en cuenta", expresó Morales.
Para quienes tengan el deseo de ir a disfrutar del espectáculo de Cantores el domingo a las 23.30, Emilio anticipó que "por primera vez tendremos nuestra presentación en el Casino, lo que es un privilegio y seguramente vamos a compartir escenario con bailarines invitados", por lo cual prevén una noche de verdadera fiesta.

En un garaje.
En sus inicios el conjunto comenzó ensayando en un garaje. "Julio (Baez, de Los Caldenes, su representante) nos tenía ensayando en un garaje hasta que apareció Juan Andrés, ahí ya comenzamos a armar los temas. Le avaluó la voz y demás, y empezamos con el folclore tradicional. Después apareció Juan Cruz y ya nos presentamos en un escenario el 25 de mayo del año 2014", recordó "el turco" y entre risas contaron que "cuando actuamos la primera vez interpretamos sólo dos temas, los que teníamos bien ensayado". Claramente el conjunto fue creciendo y se ve que gustó al público, porque gracias a esos dos temas tuvieron su primer invitación a un festival de Carro Quemado. Posteriormente, y durante el transcurso de este tiempo, visitaron Río Negro, Buenos Aires, compitieron por el Pre-Baradero (consiguiendo el primer y segundo lugar) y obviamente han recorrido casi todo el territorio pampeano. "Hacemos esto sin ser profesionales pero con mucho esmero, le dedicamos lo mejor de nosotros al folclore y a este grupo. Es un compromiso que va creciendo", expresó Morales.

El poncho colorado.
La vestimenta del conjunto se aleja de la utilizada por los recordados Chalchaleros o por los Manseros Santiagueños, por citar ejemplos. Pero de todas maneras tienen algo en su atuendo que los identifica: el poncho colorado. "Rojo como el vino", le dijo Horacio Guarany a Marcelo Emilio en su última visita a Ataliva Roca. "Nuestra vestimenta hace honor a Horacio", expresó Damm, y aseguró que "el poncho colorado llegó al grupo cuando 'el turco' conoció a Guarany". Marcelo Emilio, quien guardará para siempre aquel encuentro con el folclorista recientemente fallecido, recordó que "él venía bajando por una escalera, yo estaba con mi poncho y se lo tiré. Ahí dijo 'rojo como el vino', le dio un beso y me lo devolvió". A partir de allí, los hombres de Cantores lucen un poncho colorado con guardas pampas que hacen referencia a la provincia.

La promesa.
Los integrantes del conjunto aseguraron que Marcelo "el turco" Emilio es el más conocido de los cuatro, y lo que más llamó la atención es que comenzó de grande, a los 46 años, y sin saber nada sobre como tocar la guitarra. "Yo arranqué de grande y de cero", confesó el hombre y manifestó que una vez le hizo una promesa a su madre, quien se encontraba enferma, de que alguna vez le iba a tocar una zamba con la guitarra. Finalmente Emilio cumplió y su madre, con mucha emoción, pudo verlo tocar y cantar arriba de un escenario.