Jueves 11 de abril 2024

Del infierno al cielo en ocho meses

Redacción 29/08/2017 - 00.48.hs

Gastón Fernández sale de un estudio de televisión y entra a otro; atiende a una radio, a un diario y en el 'entretiempo' aprovecha para responder los cientos de mensajes que le llegan a su teléfono; sonríe en un agasajo con autoridades nacionales, se presta para las fotos y hasta firma algunos autógrafos. Al muchacho de Guatraché lo abruma la "fama" el día después de llegar al país luego de consagrarse como campeón del mundo.
"Estoy a full, pero no puedo dejar de atender a todos los que de una u otra manera siempre han estado; a ustedes, a toda La Pampa y a mis amigos", resume al responder al llamado de LA CHUECA. "Es un día movido y muy especial para todos nosotros", agrega y, quizás sin darse cuenta, habla por primera vez del concepto de equipo, el que lo llevó a él y sus compañeros a lo más alto.
El viernes, en la final del Mundial Sub 23 de Egipto, el joven pampeano fue el goleador en el triunfo 4-2 de Argentina sobre Rusia, que le dio al voleibol nacional el primer título ecuménico de su historia. Y él, como capitán, fue el primer argentino en levantar una copa del mundo. "Si lo pensás así es muy fuerte, muy hermoso y a la vez muy loco", reflexiona ahora el guatrachense de 22 años. Y agrega: "Es que todavía es difícil de creer, incluso a veces me digo a mi mismo 'che boludo, sos campeón del mundo'".

 

Del infierno al cielo.
El inicio de la temporada fue muy difícil para Fernández. La Federación Internacional (FIVB) lo notificó de un positivo por clembuterol en un control antidoping realizado en la Copa Panamericana Sub 23 de México (que la Selección había ganado en septiembre de 2016 con la Selección, consiguiendo el pasaje para el Mundial de Egipto), por lo que recibió una suspensión provisoria que le impidió jugar la Liga Argentina con su club, River Plate.
Estuvo tres meses sin actividad oficial el pampeano, hasta que la misma FIVB -tras analizar el descargo y las pruebas presentadas- decidió levantarle la sanción luego de comprobar que el positivo se había dado por el consumo de carne contaminada.
"En lo personal me afectó mucho. No pude jugar la mitad de la Liga y fue muy duro hasta que salió el fallo a mi favor. Fue un inicio de año complicado; me veía fuera de todo y ahora soy campeón del mundo", comentó el pampeano con una mezcla de tristeza y felicidad.
"En el momento la pasé muy mal; física y psicológicamente. Luché por mi verdad, y cuando pasó todo hice borrón y cuenta nueva; trabajé muy duro para sacármelo de la cabeza y tuve la compañía de mucha gente que me ayudó", agregó Fernández, que en abril retomó la Liga con River y volvió a la consideración del seleccionador nacional.
"Me respetaron el lugar, la capitanía; creyeron en mi verdad, confiaron en mí y terminé levantando la copa", dice emocionado, como cerrando un capítulo novelesco de un año que será inolvidable.

 

Broche de oro.
Para Fernández y gran parte del plantel argentino, la obtención del título mundial fue el broche de oro luego de seis años de trabajos en las selecciones de base, con varias finales internacionales incluidas. "Nosotros estamos juntos desde los 15 años, siempre trabajamos y entrenamos para algún día lograr esto; es algo soñado y que conseguimos jugando en equipo. Los doce jugadores fuimos un solo equipo", destacó el central pampeano, resaltando una vez más la idea de conjunto por sobre los individualismos.
- ¿Cómo creés que van a mirar al voleibol argentino a partir de este logro inédito para la Selección?
- Nos van a respetar. Argentina se ha ganado un lugar en el mundo para ser respetada. Antes se hablaba de Rusia, Polonia o Brasil como las potencias, y ahora se habla de Argentina, que se ganó un lugar.

 

Un mundial de detalles
Gastón Fernández también se refirió a la experiencia de jugar al mejor de siete sets de 15 puntos, modalidad que la FIVB puso en marcha en el Mundial de Egipto, y aseguró que fue clave la preparación para aprovechar ese sistema. "Nuestro entrenador nos dijo que sería el Mundial de los detalles, porque uno o dos errores podían decidir un set. Lo entrenamos mucho y se dio así", explicó el pampeano, quien se mostró "a gusto" con una modalidad que "para quien lo ve de afuera hace el partido más llevadero".

 

El fútbol, Boca y Guatraché
"Cuando era chiquito quería ser arquero de Boca y jugar en la Selección de fútbol, y terminé siendo campeón del mundo con el voleibol", señaló ayer Fernández al recordar su llegada casi por casualidad al voleibol, cuando era futbolista en Pampero de Guatraché.
"De voley no sabía nada", agregó al referirse a sus primeros pasos en la disciplina, luego de ser observado por captadores nacionales en unos Juegos Intercolegiales a los que había sido invitado para completar el equipo del pueblo. "Fue un destino hermoso, en un deporte que me terminó atrapando", añadió, mientras recordaba que a los 17 años decidió irse a Buenos Aires a terminar sus estudios y a aprender a jugar al voleibol. "Decidí irme, dejar familia y amigos en busca de un sueño, y haberlo conseguido ahora es muy gratificante", manifestó.
Al mismo tiempo, el central de 2.03 metros se mostró agradecido "a La Pampa entera" e hizo partícipes de su campeonato mundial a todos los que de una u otra manera lo ayudaron. "Quiero agradecer públicamente a mi primer profe, David Klobertanz, y a Gonzalo Díaz, porque sin ellos no hubiese llegado donde llegué. Y a todos mis amigos de Guatraché y La Pampa que me ayudaron siempre", dijo emocionado.
"Se me hace muy complicado ir a Guatraché ahora por mis estudios (está cursando el segundo año de Educación Física en el Cenard), pero si puedo me voy a hacer una escapada uno de estos días para darle un abrazo a todos", cerró Gastón, quien en su llegada a Ezeiza desde El Cairo fue recibido por sus padres y hermanos. "Me emocionó mucho que vinieran hasta acá", concluyó.

 

El ejemplo de Velasco
El seleccionado campeón del mundo Sub 23 celebró ayer su título en el Club de Amigos, con la presencia del plantel completo, el jefe de entrenadores nacionales Julio Velasco, el Secretario de Deportes de la Nación, el pampeano Carlos Javier Mac Allister, el presidente de la FEVA, Juan Antonio Gutiérrez, y autoridades del ENARD.
Durante el almuerzo de agasajo, uno de los oradores fue Velasco, el técnico del seleccionado mayor, quien entrre otas cosas les pidió a los jugadores que recordaran a los primeros que los "llevaron a una cancha de vóley", tal cual hizo minutos después Fernández en la charla con LA CHUECA, al mencionar a sus primeros entrenadores.
"Los más viejos nos emocionamos mucho porque no podíamos si quiera imaginar con ser campeones del mundo. Van a ver que mucha gente del voley se los va a agradecer. Creo mucho en los procesos y éste viene de hace tiempo. Fueron muy importantes los entrenadores que los hicieron jugar primero, que yo ni los conozco, y también los que les enseñaron más y los dirigentes ad honorem de sus clubes", les dijo Velasco a los jugadores en una charla que duró cerca de 20 minutos.
"Lo digo porque después de una hazaña, nos acordamos sólo de San Martín o del Sargento Cabral y ni pensamos en los soldados, tenientes, coroneles ni en las esposas de los que cruzaron los Andes, que también fueron importantes en el proceso", dio como ejemplo.

 

Que no se corte.
"En el deporte, la victoria es muy efímera, y tenemos que trabajar para que la derrota también sea efímera. Con seguir trabajando no es suficiente. Dirigí ocho años a una selección italiana que ganó mucho. Los años más difíciles fueron los dos últimos. Trabajaban pero algo había pasado: antes trabajaban para ser campeones del mundo y ahora parecía que ya habían llegado", manifestó el técnico platense de 65 años, respetado por todo el deporte internacional.
"Si no logramos seguir aprendiendo, hay un cortocircuito. No es suficiente trabajar duro o tener ganas de trabajar, sino aprender mucho. Así como estoy emocionado por el logro y esperanzado porque muchos de ustedes puedan mejorar la Selección mayor, estoy preocupado porque ese proceso no se corte y porque la capacidad de aprender continúe", les dijo Velasco.

 

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