Lunes 15 de abril 2024

El Verde hizo su fiesta en el Coloso

Redacción 06/12/2018 - 00.59.hs

Ferro Carril Oeste de General Pico tuvo su fiesta completa anoche en el estadio Coloso del Barrio Talleres de esta ciudad, donde se consagró campeón del Torneo Oficial 2018 de la Liga Pampeana de Fútbol. El Verde, que había sido ganador del Apertura y que en la primera mitad del año se había adjudicado el Torneo Provincial, ayer empató 1-1 con Racing de Castex. En el cotejo de ida el Verde ya casi había abrochado la consagración como visitante, tras golear por 3-0. El marco de público, que se estimó en el millar de personas, fue el acorde para una definición de campeonato.
Pese a haber conseguido una abultada diferencia en el inicio de la serie, el Verde se mostró decidido a tomar el control del partido, y lo logró en pocos minutos. Incluso a los 9 minutos puso a un hombre de cara al gol: Esteban Camerlinckx capitalizó un pelotazo largo de Marcos Quiroz, se fue hacia el cargo y desde el ingreso al área, la tiró por encima del horizontal.
El local confirmó el dominio en los pasajes siguientes, pero sobre el cuarto de hora el Albo tuvo lo propio, cuando Nicolás Bellendier, con los pies, evitó que el remate cruzado de Hernán Claro, marcara el primer gol de la noche y el descuento en el global.
Esto animó a Racing, que empezó a emparejar la posesión de la pelota, y a los 22 minutos de juego tuvo otra clara oportunidad de gol. Brian Montero la puso al área por encima de la defensa, y otra vez el "uno" local tapó abajo el disparo de Claro.
Instantes más tarde, Ferro replicó con una jugada por derecha, que tras un rechazo a medias, terminó con un disparo de Vasilchik que se fue por arriba. Un minuto más tarde el arquero Gastón Gómez, en una notable volada, le tapó el gol a Iván Schanck.
En este primer tercio el cotejo ya era intenso y atractivo, y tomó mayor dramatismo y emotividad, a partir del gol de cabeza de Renzo Frank a los 31 minutos de juego, a la salida de un tiro de esquina desde la derecha.
Con mucho ímpetu, en los pasajes finales del primer capítulo, Racing "metió" el partido en campo contrario, y puso incómodo al local, sobre todo en las pelotas paradas, como el córner tras el cual lo perdió Frank, con un fuerte disparo apenas elevado.
En una de las últimas de la primera mitad, el visitante un tiro libre de frente al arco, pero la ejecución de Gastón Palma, fue demasiado elevada.

 

Festejo Verde.
En el arranque del complemento, con el ingreso de Esteban Gutiérrez, el Albo buscó el partido más arriba, y apenas tardó dos minutos en llegar, con un disparo de Díaz que se fue desviado. En los minutos siguientes, con buenas combinaciones ofensivas, el once castense volvió a inquietar. Sin embargo, a los 6 minutos de juego, Ferro comenzó a disipar las esperanzas de una remontada Alba, con el tanto del empate que fue obra de Iván Schanck. El arquero Gómez equivocó la salida y la entregó a los pies de Emanuel Hermida, que la jugó hacia el costado para Nicolás Camerlinckx, que la volvió al medio para que dentro del área, con un suave toque el "siete" la pusiera contra el poste más lejano del "uno".
Esto dificultó muchísimo más la tarea del Albo, que jugó sus últimas fichas con la entrada del juvenil Isaías Similán y del histórico Víctor Pereyra.
La intensidad y la fricción de la final, dejó a Ferro sin Soloppi, quien se fue lesionado con una evidente dolencia en la rodilla.
El trámite se hizo cuesta arriba para la visita, que además padeció la ineficacia de su goleador, Hernán Claro, quien a los 25 minutos lo perdió con un disparo cruzado que se perdió por el costado del arco.
A la media hora de juego, lo perdió Vasilchik por arriba, quien fue uno de los puntos más altos del campeón en las dos finales. En la réplica, con los pies y contra el primer poste, se volvió a erigir la figura de Bellendier, que privó a Díaz de su festejo de gol.
Poco después Claro volvió a tener otra chance, cuando sacó un remate desde el borde del área mayor, que fue bien controlado por el arquero local.
Racing insistió hasta el final y buscó la diferencia, por todos los sectores del ataque. Sin embargo, el local bien plantado y con la consagración en la mano, no dio ningún tipo de ventajas y no volvió a pasar sobresaltos.
El pitazo final del árbitro Franco Morón en la noche piquense desató un nuevo festejo ferrocarrilero, que con un equipo conformado por jugadores de la propia cantera, volvió a tener sus frutos y a cosechar un nuevo título local, el decimocuarto. Otro más para sus vitrinas pobladas de trofeos y glorias futboleras.
Luego quedaron los saltos y los abrazos, los festejos en ronda entre los jugadores, la música adecuada para el momento, y la premiación en el centro del campo, que cerró una nueva historia liguista.

 

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