Lunes 15 de abril 2024

El gobierno reducirá 10 ministerios

Redacción 25/08/2015 - 06.42.hs

El vicepresidente de Brasil, Michel Temer, dejó su tarea de articulador político del gobierno que le había asignado la mandataria Dilma Rousseff en su intento de mantener unida a su base de apoyo, al tiempo que se confirmó desde el Ejecutivo que se reducirán 10 de los 39 ministerios, como parte de una reforma en la administración pública.
Según fuentes oficiales citadas por la Agencia Brasil, Temer le comunicó su decisión a Rousseff ayer, y la atribuyó a que su misión era trabajar para la aprobación en el Congreso de unas medidas de ajuste fiscal, que ya casi en su totalidad han sido respaldadas por las cámaras.
El vicepresidente, de acuerdo con fuentes de su despacho, seguirá con funciones propias de su cargo más institucionales pero dejará el "día a día" de la articulación política del Ejecutivo, aunque "mantendrá el diálogo" con la base parlamentaria de la coalición oficialista.
Temer forma parte del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) y su papel como articulador político desde el pasado abril fue clave para mediatizar las voces que en esa formación demandan una ruptura con el gobierno y con el Partido de los Trabajadores (PT), de Rousseff.

 

Dirigentes.
Entre los dirigentes que encabezan la disidencia interna en el PMDB figura el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien la semana pasada fue formalmente acusado ante la Corte Suprema por actos de corrupción vinculados a los escándalos en la estatal Petrobras.
Hace un mes, cuando la Fiscalía preparaba su denuncia al Supremo, Cunha había anunciado su decisión "personal" de pasar a engrosar la oposición.

 

Situación económica.
Las irregularidades por corrupción en la petrolera, que implican a unas veinte grandes empresas privadas y a medio centenar de políticos, se han combinado con una difícil situación económica y llevó la popularidad de la presidenta Rousseff a sólo un 8 por ciento, según recientes sondeos.

 

Manifestaciones.
La situación llevó a varias manifestaciones la semana pasada en contra al gobierno cuando miles de personas exigieron la renuncia o destitución de la presidenta, y otras a favor en respaldo al gobierno y la democracia pero en contra del ajuste fiscal.
Rousseff, que fue reelegida en octubre del año pasado y comenzó su segunda gestión el 1 de enero, repitió en más de una ocasión que no va a renunciar y, hasta ahora, las presiones para que el Congreso inicie un juicio político para una eventual destitución carecen de base jurídica.
Temer, quien asumiría la Presidencia en cualquiera de esos casos, admitió hace unas semanas en una declaración que la situación del país es "grave" y reconoció los problemas que existen en la economía y en la base política del gobierno, que se ha atomizado y en la que existen fuertes disidencias.
"No tengo dudas de que la situación es grave. Hay una crisis política y hay una crisis económica que deben ser ajustadas", dijo Temer hace veinte días.
En esa oportunidad, apuntó también que "es preciso que alguien tenga la capacidad definitiva de reunificar y reunir a todos", a fin de evitar que "el país entre en una crisis más desagradable".
Según medios locales, las declaraciones no fueron bien vistas dentro del Ejecutivo y se interpretaron como una auto postulación para asumir el gobierno. Incluso, la prensa aseguró que en una reunión con ministros, Temer dio explicaciones luego de sus dichos y ofreció su renuncia, que no fue aceptada por Rousseff. (Télam)

 


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