Jueves 11 de abril 2024

Piden al papa que se "haga justicia"

Redacción 26/08/2018 - 01.23.hs

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar, urgió ayer al papa Francisco a que se haga "justicia" para las víctimas de abusos cometidos por eclesiásticos en "el mundo entero", y el pontífice reconoció su "vergüenza" y "sufrimiento" por estos "crímenes innobles".
Este viaje papal a Irlanda -el 24º de Francisco al extranjero-, se produce en un momento muy delicado para el futuro de la Iglesia católica, sacudida la semana pasada por sórdidas revelaciones de viejos abusos sexuales cometidos en Estados Unidos.
Varadkar, jefe de gobierno y símbolo de una nueva Irlanda liberal, abogó porque "las víctimas y los sobrevivientes obtengan justicia, verdad y curación".
"Actualmente debemos asegurarnos de que las palabras vayan seguidas de acciones", insistió Varadkar en un discurso en el castillo de Dublín, junto al Sumo pontífice, al que "por encima de todo" pidió que "escuche a las víctimas".
Desde 2002, más de 14.500 personas se han declarado víctimas de abusos sexuales cometidos por sacerdotes en Irlanda. La jerarquía católica irlandesa ha sido acusada de haber encubierto a centenares de estos sacerdotes.
"Es una historia triste y vergonzosa", una "mancha en nuestro Estado, nuestra sociedad y en la Iglesia católica", estimó Varadkar.
"El papa Francisco se reunió durante hora y media con ocho sobrevivientes de abusos cometidos por clérigos, religiosos o en instituciones" de la Iglesia, explicó el vocero del Vaticano, Greg Kerry.
Este encuentro muy esperado con "sobrevivientes", en parte identificados en un comunicado del Vaticano, se realizó al terminar el primer día de la visita del papa a Irlanda.

 

Vergüenza y sufrimiento.
El papa Francisco reconoció su "vergüenza" y "sufrimiento" ante "el fracaso" de la Iglesia por no haber afrontado de forma adecuada "los crímenes innobles" del clero en Irlanda.
Francisco llegó antes a Irlanda para cerrar el Encuentro Mundial de las Familias.
"No puedo dejar de reconocer el grave escándalo causado en Irlanda por los abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia encargados de protegerlos y de educarlos", admitió el pontífice.
Pero, al mismo tiempo, defendió el papel de la Iglesia que "en Irlanda ha tenido, en el pasado y en el presente, un papel de promoción del bien a los niños que no puede ser ocultado".
Por este motivo, el papa pidió a la población irlandesa que mantenga la fe.
Francisco también reconoció "las dificultades que las familias tienen que afrontar en la sociedad actual que evoluciona rápidamente", y "los efectos que la quiebra del matrimonio y la vida familiar comportarán, inevitablemente y en todos los niveles, en el futuro de nuestras comunidades". (AFP)

 

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