La comisión, a cargo del dueño

Después de pujar y luchar contra viento y marea, los Inquilinos Agrupados fueron escuchados por el Gobierno de la Ciudad, quien envió una propuesta que revolucionará la manera de alquilar: un mundo donde el más perjudicado siempre es el inquilino. Ahora la comisión la pagará el dueño del inmueble, junto con los gastos administrativos que antes se le cobraban al que buscaba un techo para vivir.
"En una ciudad donde gobierna el mercado inmobiliario es el primer paso para alquilar de forma justa", dice en una charla exclusiva con Diario Registrado Gervasio Muñoz, referente de la asociación sin fines de lucro, Inquilinos Agrupados, quienes vienen pujando para que se haga justicia con respecto al controvertido tema de los alquileres.
Luego de meses y meses de presentar ideas lograron que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires elabore un proyecto propio para que se pueda alquilar, como dice Gervasio, de manera más justa en una ciudad donde hay un millón de inquilinos. En el país, esa cifra asciende a 7 millones, que todavía esperan por una resolución.
Pero yendo específicamente a los beneficios del proyecto de ley presentado ayer por el gobierno porteño, se destacan dos ítems: que la comisión inmobiliaria la pague el dueño, y que también se haga cargo de los polémicos gastos de averiguación de garantía.
"Para los casos de locaciones de inmuebles con destino habitacional, el monto máximo de la comisión a cobrar será el equivalente al 4.15 del valor total del respectivo contrato, a cargo del locador", dispone el proyecto, que modifica un artículo de la ley 2340.
Según resaltan desde Inquilinos Agrupados, con el aval que acaba de dar el oficialismo a este proyecto -y sabiendo que el resto de los bloques políticos están a favor de la iniciativa- van a trabajar para que la votación sea unánime y en el menor tiempo posible.
En la conversación, Gervasio adelantó que puede ser una cuestión de semanas, aunque todavía no podemos aventurar una estimación de esas proporciones. Pero sí nos confirma ante la pregunta: "No creo que esto se trabe".