Metalúrgica El Fortín, una pyme que vende en todo el país
Viernes 26 de enero 2024

Metalúrgica El Fortín, una pyme que vende en todo el país

Redacción 03/06/2017 - 11.09.hs

La fabricación de silos, tanques o galpones para el campo distinguió en un inicio a Metalúrgica El Fortín, pero su producción se diversificó y hoy la mayor parte de la clientela está en la Patagonia. La pyme vende desde Santa Rosa a la industria del petróleo.
Es sábado a la mañana y las primeras heladas que anuncian el invierno santarroseño ya dejan su huella. En el interior de los distintos galpones se guardan las grandes estructuras, algunas que ya están listas, otras muy avanzadas y varias recién empezadas. Los martillazos, las llamas de las soldadoras y la dureza del hierro pintan el cuadro exacto para una postal del trabajo que todos los días se hace en una pyme industrial en la que, por supuesto, la mano del hombre es clave para hacer funcionar todo el andamiaje.
Allí, en el interior de la metalúrgica El Fortín desde hace más de 30 años se construye cada día el camino prototípico de un emprendedor: un muchacho que trabajó desde muy joven y que no quería quedarse bajo una estructura ya armada. Quería la propia.
"A los 20 años trabajaba en una metalúrgica. Ahí vendía y acompañaba al dueño en el armado de silos y en otras tareas similares. Estuve tres años y me fui porque quería arrancar solo ,así que en el '83, con la democracia recién llegada, abrí un taller muy chiquito sobre la calle México. Me acuerdo que estaba en el medio de la nada, no había ninguna construcción en esa zona de la ciudad, era un paisaje muy distinto al de hoy", recuerda Ariel Solaro, el dueño de una fábrica que en la actualidad emplea a 14 personas.
Nacido en Colonia Barón y con dos hijas ya profesionales, Solaro(56) comenzó con la fabricación de galpones y en base al sacrificio se armó su primera cartera de clientes. La producción comenzó a activarse en simultáneo al crecimiento demográfico de Santa Rosa.El trabajo para las empresas nacionales constructoras de barrios sociales le dio un nicho interesante con la construcción de algunas partes de los techos de las viviendas.
"El taller era muy chico y la demanda muy grande, así que articulé tres turnos distintos y así estábamos las 24 horas". El esfuerzo dio sus frutos y de a poco Solaro construyó su primera fábrica sobre la avenida Circunvalación. En el '90 presentó un proyecto ante el Ministerio de la Producción pampeano y cuando se lo aprobaron pudo comprar el enorme galpón en el que está hoy El Fortín, en el interior del Parque Industrial santarroseño.
Campo y petróleo.
"Hacemos silos, galpones, tinglados, comederos, tanques, acoplados, casillas, estructuras en general, plantas de alimentos balanceados. A lo largo de los años vendimos en casi todas las provincias del país, por supuesto que en La Pampa tenemos nuestra base, pero en la actualidad nuestro fuerte es la Patagonia, la industria petrolera", resalta Solaro sobre los distintos momentos que vivió El Fortín, una firma que en el '98 llegó a funcionar con 35 empleados.
"El que tiene una pyme las vivió todas: momentos muy duros y otros buenos. A nosotros con el tema de los silos nos perjudicó mucho la competencia desleal en la provincia, en la colonia menonita no tienen las mismas exigencias, entonces no me parece justo. Por supuesto que las oportunidades tienen que ser para todos, pero en iguales condiciones", expresó Solaro sobre una situación que apunta como un punto de inflexión en el cambio de rumbo que le dio a su empresa.
Compre Pampeano.
La fabricación de casillas y distintas estructuras para el transporte le abrieron a la metalúrgica santarroseña la posibilidad de expandirse a un mercado de grandes inversiones, ávido de logística, como es la industria petrolera.
"Tenemos clientes por todos lados de la Patagonia sobre todo en provincias como Neuquén y Chubut. Es un mercado exigente, hay que estar a la altura. Estamos en un momento económico poco claro, y particularmente este año en nuestra provincia está complicado: primero fueron los incendios y ahora las inundaciones. Al sector afectado le va a costarmucho recuperarse", analizó el empresario que, al valorar la apertura de sus productos hacia el sur del país pone el foco en una herramienta "clave" para las pymes de la provincia.
"El 'Compre Pampeano' del Banco de La Pampa nos abrió muchísimas puertas. Puedo decir que funciona muy bien, que está muy aceitado en las provincias donde el banco tiene presencia y organiza las rondas de negocios. Para nosotros resultó una herramienta fundamental y creo que se debe fortalecer ese tipo de iniciativas porque para las pymes es de mucha utilidad".
Búsqueda.
El Fortín se nutre de trabajadores con mucho conocimiento y pericia. Varios de ellos con años acumulados de experiencia, una situación que tranquiliza pero al mismo tiempo inquieta al responsable de la firma.
"Los tiempos cambian y uno tiene que saber adaptarse, pero yo veo con preocupación lo que pasa porque cuesta mucho encontrar gente con preparación técnica. Estoy seguro que quien se especialice en ser soldador o matricero va a tener muchísimo trabajo y bien pago, porque hay muchísima demanda y poca oferta. Es muy difícil conseguir jóvenes con ese perfil, o sucede que están súper capacitados, trabajan de manera brillante pero no tienen el compromiso necesario. Nos ha pasado mucho en la fábrica y creo que es un aspecto que se debe tener en cuenta", advirtió Solaro sobre la búsqueda de mano de obra calificada pero también con el espíritu emprendedor indispensable para quien se inserta en el mercado laboral.
En los galpones se multiplica la presencia de la materia prima: chapas, caños, barras de hierro. Esperan para someterse al corte, plegado y soldadura y así adquirir la forma demandada. Luego llega el turno del armado y el ensamblado y, finalmente, la modulación necesaria para el transporte. Los pasos necesarios de una industria clave para cualquier provincia, la que tiene el sello de la fuerza del metal.

 

Una pasión que ya va a volver
En el espacio que Solaro tiene en su fábrica hay de todo lo típico que se encuentra en una oficina: una computadora, papeles, teléfonos. Pero en su caso es imposible no ver la gran cantidad de trofeos y fotos que descubren al instante cuáles son algunos de los intereses que lo atrapan una vez que se marcha del Parque Industrial.
"Siempre me gustaron los autos y las carreras; corrí muchos años en el Safari Pampeano. Para mí es un hobbie, un cable a tierra muy necesario. Me encanta aunque requiere tiempo e inversión, seguramente en algún momento voy a volver", asegura con algo de nostalgia por esos días de velocidad, barro, trofeos y asados compartidos.

 

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