Domingo 14 de abril 2024

Bondades de las gramíneas "diferidas"

Redacción 30/04/2016 - 00.57.hs

En años lluviosos como el presente, en sistemas de producción ganadera que han incorporado gramíneas estivales perennes, la sobreoferta forrajera del periodo estival puede ser aprovechada mediante su diferimiento.
Dr. Carlos Ferri *
MSc. Varinia Jouve *
MSc. Alicia Sáenz *
El diferimiento permitirá reducir la broza remanente de la estación de crecimiento y el descanso otoñal de la pastura, con la consecuente reposición del nivel de reservas de las plantas. Con ello se favorecerá el rebrote en la primavera y se atenuará el pastoreo en manchones durante esta estación, problema frecuente en este tipo de pasturas.
Es una técnica de conservación de forraje que consiste en acumular forraje en el campo hasta su pastoreo a fines de otoño e invierno, el cual debe permitir el mantenimiento del estado nutricional del rodeo con escasa o nula utilización de otros forrajes. La posibilidad de contar con forrajes diferidos durante dicho período, en zonas semiáridas como la nuestra, permitiría reducir el costo de producción asociado con la alimentación invernal del rodeo de cría y, a la vez, hacer más sustentable el sistema productivo.
La acumulación de forraje y su valor nutricional, determinado este último principalmente por el porcentaje de proteína bruta, para su uso como diferido son sensibles a la duración del periodo de acumulación, fecha de inicio del pastoreo y fertilización nitrogenada. Además, la tasa con la cual disminuye el valor nutricional del diferido puede ser muy variable entre años y localidades, dependiendo estrechamente de las condiciones ambientales. Por ello, el conocimiento de los factores, que determinan tanto la cantidad como la calidad del forraje diferido, permitirá ajustar el manejo de la pastura, predecir la respuesta animal y, en caso de ser necesario, el aporte de suplementos proteicos.

 

Acumulación.
La duración del periodo de acumulación de forraje, comprendido entre el último pastoreo de la estación de crecimiento y la primera helada, es una herramienta para determinar la cantidad y la calidad del forraje diferido. En general, la cantidad de forraje acumulado se incrementa con la duración del período de clausura, pero disminuye su calidad nutricional y el consumo diario animal.
Para la obtención de diferidos que permitan una respuesta animal individual adecuada, por ejemplo, mantenimiento o ligeras pérdidas del peso vivo en vacas de cría, se debe acortar el período de acumulación e incrementar la proporción de hojas en la pastura, para lo cual se requiere remover el crecimiento acumulado durante la primera mitad del verano. No obstante, se debe evitar el sobrepastoreo durante el periodo de altas temperaturas estivales, lo cual reduciría las reservas carbonadas y el posterior rebrote de fines de verano y otoño.
La cantidad de forraje acumulado durante el periodo de clausura, dependerá de la capacidad de la especie para generar material foliar nuevo bajo las condiciones ambientales que prevalezcan al finalizar el verano y en el otoño.

 

Ensayo.
En una evaluación realizada, con mijo perenne, en el campo de enseñanza y producción de la Facultad de Agronomía, el atraso en el inicio del periodo de clausura desde mediados de diciembre a principios de enero significó una reducción del 22% en el forraje acumulado, mientras que, desde principios de enero a principios de febrero fue sólo el 8%. Lo anterior pone de manifiesto la importancia de la fecha de inicio del periodo de clausura sobre la determinación de la cantidad de forraje acumulado. El inicio temprano del periodo de acumulación y el registro de lluvias abundantes, además de incrementar el forraje acumulado, deprimen la proporción de hojas. Esto se acompaña con la disminución del porcentaje de proteína, debido a un aumento en el material fibroso de las plantas. Por otro lado, la prevalencia de periodos de sequía aumentaría el porcentaje de proteína en el forraje diferido al deprimir la acumulación de forraje.
Lo expuesto explicaría la amplia variación que se puede presentar en el porcentaje de proteína en el forraje diferido. Y el impacto de diferentes patrones de humedad y temperatura sobre la acumulación y madurez del forraje, que determinarían cambios importantes en su valor nutricional.

 

Pastoreo diferido.
A partir de las primeras heladas, el valor nutricional del forraje diferido disminuye con rapidez y, además, durante el invierno se produce el desprendimiento de hojas y lavado de nutrientes. Estos últimos procesos afectan la cantidad de forraje y su calidad nutricional, comprometiendo su uso hacia fines del invierno en cuanto a cubrir los requerimientos de la vaca de cría. Existe coincidencia en que la pérdida de forraje por desprendimiento de hojas y lavado de nutrientes, durante el periodo de diferimiento, se sitúa entre 10-20% y éstas aumentan con la fertilización nitrogenada.
El porcentaje de proteína del forraje diferido disminuye a través del otoño e invierno, siendo la tasa de disminución mayor con inicios tardíos del periodo de clausura. Esto sería consecuencia del ingreso a la latencia invernal en un estado inmaduro caracterizado por una alta proporción de nutrientes solubles. Así, la variación en el porcentaje de proteína del forraje diferido se asocia con el porcentaje de proteína y el estado de madurez del forraje al momento de la primera helada.

 

Fertilización.
El incremento en el forraje acumulado por efecto de la fertilización con nitrógeno es una respuesta usual en gramíneas, que también está asociada con el nivel de lluvias posterior a esta práctica. El nitrógeno incrementa el macollaje y el tamaño foliar, estos cambios en la estructura de la planta inciden en la respuesta productiva animal. Por lo tanto, la fertilización de gramíneas estivales para ser utilizadas como diferidos invernales permitiría no solo incrementar el forraje acumulado, sino también la eficiencia de pastoreo por la mayor carga y la respuesta animal.
En síntesis, la cantidad de forraje acumulado de gramíneas estivales perennes para ser utilizada como diferido, durante el otoño e invierno, depende de las condiciones ambientales, duración del periodo de clausura y de la fertilización nitrogenada. El porcentaje de proteína bruta disminuye a través del otoño y el invierno y es afectada por el manejo y variables ambientales. El efecto de las condiciones ambientales, sobre la proporción de hojas en la pastura, crecimiento foliar y lixiviado de nutrientes durante el periodo invernal podrían explicar la inconsistencia, en la tasa con la cual disminuye la proteína bruta en el forraje, a través de los diferentes años y localidades. La consideración de estas variables permitirá ajustar el manejo de la pastura, discernir sobre el uso de suplementación proteica y el manejo de la carga animal. Esto último, para controlar la selección del material más nutritivo y favorecer el consumo individual.

 

* Docentes e investigadores, Facultad de Agronomía, UNLPam.

 

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