Martes 16 de abril 2024

A 30 años del sueño de Alfonsín, hoy es burocracia e inacción

Redacción 05/06/2017 - 00.48.hs

Hace treinta años, el traslado de la sede de VN presumía una gran oportunidad, en el marco de una descentralización que nunca se concretó. Hoy el organismo no cumple siquiera con su rol elemental en la provincia.
Fue exactamente en la mañana de un viernes, el 21 de agosto de 1987. Una multitud nunca vista antes en una ceremonia de esas características -rondaban los 20 mil asistentes según informaba LA ARENA en aquellos días-, iba a ser testigo de un momento trascendental: el traslado de la Dirección Nacional de Vialidad a la provincia de La Pampa, que sería presidido por el jefe de Estado, Raúl Ricardo Alfonsín.
"Leña Marín, leña Berhongaray, leña el pueblo de La Pampa". El presidente de los argentinos refería a la conocida frase que en realidad expresaba "Leña Savioli". Decía Alfonsín: "Pienso amigos pampeanos que quizás los jóvenes que están aquí, las chicas y chicos que rodean esta tribuna, no recuerden la lucha de Santiago Marzo contra el monopolio, la creación de la Cooperativa Eléctrica, la propia luz que llegaba utilizando una trilladora a leña. Lo que hizo famosa una frase en Santa Rosa, porque cuando la tensión caía en el cine la escena se veía un poco difusa y entonces todos comenzaban a gritar 'leña Savioli'. Hoy le decimos lo mismo todos a esta locomotora de La Pampa", arengaba fervoroso a la multitud.
Era un "nuevo episodio de la descentralización" que el gobierno nacional tenía pensado desarrollar, y cuyo punto cúlmine sería el traslado de la Capital Federal a Viedma.

 

Enorme suceso.
Han pasado 30 años de aquel acontecimiento singular. Eran las 11,10 de aquella mañana soleada cuando, después de haber sido firmada el acta fue introducida en un cilindro, y con éste en la piedra que iba a ser el basamento fundamental del nuevo emplazamiento de Vialidad Nacional.
Las adyacencias de Vialidad Nacional -todavía no existía la rotonda en la intersección de la Circunvalación "Santiago Marzo" y la Avenida Perón- estaban cubiertas por una muchedumbre que tenía la particularidad de una manifestación pluralista en torno a la decisión presidencial, y a un suceso gigantesco para nuestro ámbito (el acta fundacional de la radicación de la central de un organismo nacional), todo en una clara exteriorización democrática de la unidad en la diversidad.

 

Gentío.
El presidente Alfonsín llegó a Santa Rosa acompañado por una comitiva que incluía a su ministro de Obras Públicas Pedro Trucco, junto a otros integrantes de su Gabinete; también el senador nacional radical Antonio Tomás Berhongaray (autor del proyecto de ley que determinaba el traslado de Vialidad Nacional a La Pampa), y el reconocido neurocirujano René Favaloro -especialmente mencionado en su discurso por el primer mandatario- se observaron en el palco levantado en el lugar.
Por el lado de los pampeanos estuvo todo el mundo, encabezado naturalmente el gobernador Rubén Hugo Marín, su equipo de gobierno, diputados provinciales y el intendente Eduardo Feliz Molteni. El gentío había llegado de todos los rincones de la provincia, y hasta se había dispuesto, más allá de los clásicos micros para trasladar a pampeanos de diversas localidades, que los trenes -que todavía corrían-, en formaciones especialmente dispuestas para la ocasión, trajeran gente de Bahía Blanca, y del sur y norte de la provincia.

 

Descentralización que no fue.
Era una fiesta, una verdadera fiesta, y un canto a la esperanza: "Hoy somos protagonistas de un nuevo episodio de la descentralización. Todos nosotros conocemos el daño ocasionado a la república por la centralización", bramaba el presidente Alfonsín, con su característico estilo.
Han pasado 30 años y los pampeanos -y una enorme mayoría de compatriotas- ya sabemos qué sucedió. La centralización, las disposiciones tomadas directamente desde el poder central siguen determinando el presente y el futuro de los argentinos del interior del país. Como siempre. Más allá de la pretensión de Raúl Ricardo Alfonsín, que no habló ese día como el jefe de un partido político sino como el Presidente de todos los argentinos.

 

La decadencia.
Vialidad Nacional es, en La Pampa, a tres décadas de aquel momento histórico, una verdadera decepción: las rutas nacionales que atraviesan nuestra provincia son las peores que se puedan imaginar y el distrito local, admiten con resignación sus autoridades, está poco menos que desmantelado y no tiene las máquinas siquiera para hacer un simple alteo en las rutas inundadas.
Aquella plausible iniciativa que aparecía como una oportunidad histórica, quedó transformada en una mera fantasía. La ilusión de terminar con la macrocefalia de la Nación que permitiera volver al federalismo en serio, y para despertar las economías regionales, al decir del ex presidente, quedó trunca.

 


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