Jueves 25 de abril 2024

Conmoción al conocer que la pareja fallecida pertenecía a reconocidas familias

Redacción 26/08/2014 - 03.41.hs

Gran parte de la opinión pública resultó acongojada por la trágica muerte de Guillermina Fortes y Jonathan Alcón, la joven pareja santarroseña que perdió la vida en el tremendo choque ocurrido el domingo a la tarde en la Ruta Nacional 35, cerca de Parque Luro. La identidad de las víctimas fue proporcionada ayer por la Policía debido a que horas después del accidente los investigadores no pudieron detallar los nombres de los fallecidos porque sus cuerpos quedaron irreconocibles.
Una importante cantidad de familiares, amigos y conocidos de las víctimas concurrieron ayer a la mañana a la sala de la Cooperativa Popular de Electricidad (CPE) donde sus restos fueron velados.
Fortes y Alcón tenían 23 años y eran novios desde hacía más de seis. Decidieron pasar la tarde de domingo en el Parque Luro y alrededor de las 19.30 emprendieron el viaje de regreso a la capital pampeana.
El joven conducía el Ford Ka hacia el norte y su novia iba en el asiento de acompañante. Las primeras hipótesis apuntan a que el fuerte viento y el vacío generado por un camión que circulaba en la dirección opuesta provocaron que el automóvil efectuara un movimiento hacia el centro de la ruta. En el kilómetro 300, el auto impactó contra el camión de la empresa rosarina Secco, conducido por Diego Pérez de 35 años, y que iba hacia el sur, específicamente a Santa Cruz.

 

Explosión y muerte.
Lo que ocurrió después fue terrible. El Ford Ka terminó en la banquina de su mano derecha, explotó y se prendió fuego. La Policía dijo que Alcón murió calcinado y resultó decapitado mientras que Fortes falleció al salir apenas despedida por el vidrio del costado derecho del auto.
El Ford quedó reducido a pocos hierros. El camión, por su parte, hizo un "efecto tijera" y quedó en la banquina de su costado derecho con todo el sector frontal destrozado. Pérez terminó con algunos golpes en su cabeza pero leves.
Más de veinte vehículos, entre ellos autos, camionetas, camiones y colectivos, quedaron varados en la ruta mientras caía la noche y el frío era cada vez más crudo. Los restos del Ford Ka empezaron a volar por todas partes: trozos de chapa y de plástico como así también parte del motor y hasta la caja de velocidad quedaron desparramados a varios metros del sitio del accidente.
Policías de Toay, de Santa Rosa y de Ataliva Roca como así también bomberos y médicos de la capital pampeana se dirigieron al lugar. Pérez fue trasladado al hospital Lucio Molas donde aún permanecía internado tras un sufrir un ataque de nervios.
Los servidores públicos, en tanto, trabajaron durante varios minutos para sofocar las llamas que consumieron el auto y horas después pudieron retirar los cuerpos que fueron derivados a la Morgue Judicial. Durante el transcurso de la mañana de ayer, los efectivos de la División Criminalística efectuaron las últimas pericias. Fuentes policiales consultadas coincidieron que la hipótesis del viento es una de las teorías más relevantes manejadas hasta el momento aunque la investigación sigue su curso y se podrán conocer mayores detalles con el correr de los días.

 

Recuerdo.
La vida de Jonathan y de Guillermina fue recordada ayer por sus seres más queridos.
La joven nació el 26 de octubre de 1990 y era hija de Gerardo Fortes y de Marcela Alvarez Ferrero. Tenía dos hermanas más chicas: Milagros y Guadalupe y un sobrino (hijo de Milagros) de unos tres años. Sus familiares y amigos escribieron una importante cantidad de mensajes de afecto para la joven.
Jonathan, por su parte, cursó sus estudios primarios en la Escuela 4 de la capital pampeana mientras que el secundario lo hizo en el Liceo Informático. Luego, trabajó en la agencia de autos Guspamar, en el local comercial de electrodomésticos Naldo Lombardi y su último empleo fue en Musimundo donde permanecía en la actualidad. Era aficionado a los cuatriciclos y también a la música electrónica, coincidieron los allegados consultados por este diario.

 

"Volví y el auto había explotado"
"Cuando iba llegando para auxiliar, el auto había explotado, me bajé del camión y fui enseguida a ver a mi compañero que no paraba de llorar", recordó a este diario, minutos después del choque, el camionero de la empresa Secco, compañero de Pérez, que iba unos pocos kilómetros más adelante. Con los ojos llenos de lágrimas, la voz entrecortada, y la mirada perdida, el testigo dijo que "llegué a Ataliva Roca y mi compañero me llamó por teléfono llorando. No podía hablar, entonces regresé y cuando llegué al lugar no podía creer lo que estaba viendo", recordó.

 


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