Jueves 11 de abril 2024

El movilero más antiguo de la ciudad

Redacción 28/06/2015 - 03.25.hs
Mario Vega - Hay nuevas tecnologías en el ambiente periodístico, y obviamente nuevos periodistas. Algunos pretenden marcar una línea entre "antiguos" y recientes, pero las diferencias, al cabo, no parecen tantas.
"Sos el periodista que mejores centros le tira a los funcionarios", le digo. Y no le importa, sólo sonríe como si eso, más que un regaño, halagara su vanidad.
De más está decir que esa frase significa que el cronista deja al que responde en inmejorable situación para contestar airosamente. Sí, como en el fútbol, cuando el asistidor -el que da el pase- deja al goleador sólo ante el arco vacío para que logre la conquista. Así pregunta muchas veces Daniel: "Bueno, Raulito, en cuanto a los aportes de su ministerio...", empezará preguntando al ministro de Bienestar Social, Raúl Ortiz. "Es que lo conozco hace mucho tiempo", responderá al reproche de un colega por esa excesiva confianza de llamar por su nombre de pila, y en diminutivo a un funcionario. Ni se inmutará.
Pero también -como si no le importara nada- le consultará a un altísimo funcionario provincial por cuál fue su rol durante la dictadura. Incómodo el burócrata lo dejará hablando solo y mascullará por lo bajo: "¡Qué hijo de puta....!". Daniel lo escuchará y le comentará a otro periodista: "¿Pero viste lo que me dijo?".
Así es Daniel Lucchelli.

Periodistas y periodistas.
Habemos periodistas buenos, regulares y malos. Igual que sucede con los abogados, médicos, comerciantes, curanderos, etcétera. Es así en cualquier oficio o profesión de que se hable.
En el caso de la prensa lugareña pasa igual. De la mano de las nuevas tecnologías llegó también una gran cantidad de jóvenes que se mezclaron con los "viejos". Y ciertamente aparecieron contrastes que, es evidente, algunos tratan de magnificar aunque las diferencias, finalmente, no sean tantas: porque, de un lado y del otro, sigue habiendo buenos, regulares y malos periodistas. Sean de las viejas o nuevas generaciones.
En nuestra prensa radial hay uno que tiene sus peculiaridades, y con su estilo concita algún juicio adverso, pero paralelamente, goza también del aprecio de otros. Como nos pasa a todos en cualquier índole de la vida.

 

Nacido en 30 de Agosto.
Daniel Oscar Lucchelli (54) nacido en 30 de Agosto (Buenos Aires), es hijo de Santos Ceferino y de María Antonia, ambos fallecidos. Tiene una única hermana, María Claudia -casada con Mario Canoba, titular de la Asamblea de los Derechos Humanos-, que le dio tres sobrinos "del corazón", Gilda (8), Emiliano (6) y Tatiana (4). "Sabés que soy soltero y no tengo hijos, pero los tengo a ellos", dice un embobado Daniel.
Es un tipo corpulento, con el cabello -lo que queda- siempre cortado al rape; que más allá de a veces expresarse de manera algo intolerante, es capaz de emocionarse todo el tiempo. Sí, algo que su vozarrón y algunos de sus modos podrían desmentir... Pero en el fondo se nota que es sensiblero, y cuando se suelta en la charla no lo oculta.

 

Estudiante de Historia.
Sabe tener momentos tensos con algunos colegas porque, precisamente utilizando su magnitud corporal suele "envolver" al entrevistado de manera de tenerlo sólo para sí, con el argumento de que necesita tener "un buen audio" para la radio. Eso desata, muchas veces, la ira de fotógrafos y camarógrafos que no siempre de buenos modos le hacen notar su molestia porque, en cada toma, en cada escena, aparecerá... sí, Daniel Lucchelli.
Hizo la primaria en su pueblo, y la secundaria en el cercano Berutti. "¡Sí, claroooo!, era buen alumno", dirá Daniel estirando las vocales. "Fui escolta de la bandera; y en 1979 llegué a La Pampa para estudiar licenciatura en Historia. Nuestra condición económica no era buena y enseguida tuve que empezar a trabajar como preceptor en el colegio Domingo Savio", rememora.
Al poquito tiempo a Santa Rosa también vino su hermana, María Claudia, con quien iba a cumplir un rol protector, "de hermano mayor, casi de padre. Le llevo 7 años, y ella tenía sólo 18 cuando llegó. No me daba para pagar un departamento y vivía en una pensión; y cuando iba a mi pueblo lo hacía a dedo, de ida y de vuelta", cuenta.

 

Inicios en la radio.
Un día alguien le ofreció una posibilidad distinta, y no lo dudó. Ernesto Rafael Rossi Ávalos hacía un programa en LU33, Emisora Pampeana, y lo invitó a participar. "Fue fantástico, un mundo nuevo... hasta ahí me dedicaba a estudiar, y no me iba mal; además un poco ir al cine, al Teatro Español que me gustaba, pero nada de bailar. No me gustan los boliches", revela.
"Ah! pero te cuento que antes tuve un primer trabajo con Angel Aimetta, en su inmobiliaria". Luego, en la radio habría de trabajar junto a Susana Evangelista, Viviana Córdoba, Estela Maris Pedraza, Hermes Ricardo Torra y Antonio Goncalvez. "También acompañé a Armando López en Ruta 890, años y años los sábados por la tarde. Era un programa de música ciudadana, tango y comentarios", evoca.
Más tarde participó de un concurso en Radio Nacional, cuando Julio Galdín era director, y venía gente del ISER a tomar exámenes a locutores. Ya entonces sentía que lo suyo era la radio: "Me destaqué en móvil de exteriores -dice eludiendo toda modestia-, porque me gusta estar afuera, hablo con uno y con otro, desde el vendedor de diarios al barrendero o el empleado de comercio. Me gusta andar y el móvil me apasiona, y soy el movilero con más años en la calle", asegura.

 

El "gran" movilero.
¿Más que el movilero de Radio Noticias, más que Fabricio Coller?, ¿quién es el movilero más antiguo?, lo azuzo: "Yooo! Lo estimo a Fabri, pero tengo tantos años en esto... no quiero decir que sea mejor, pero...", se agranda Daniel. "Las radios no tenían movileros, y yo con un handy, y a veces me quemaba las manos la batería del aparato cuando se calentaba".
"Sí me siento periodista, si serlo es llevarle a la audiencia información de la ciudad, política, social, o educativa. De lunes a viernes, incluso de vacaciones, sigo enganchado y no tengo feriados. A cualquier hora estoy, porque no soy el periodista que cumple horario en el estudio", casi parece pasar factura.
Se define como "comprometido con la gente y la sociedad. No me puedo definir, pero en la calle con la experiencia que tengo de muchos años me es fácil".

 

Relación con los colegas.
Algunas veces parece preguntar como queriendo quedar bien con el entrevistado, o se lo ve irritándose con algún otro cronista. "A veces te enojás con los colegas, Daniel", le digo, por eso "algunos te subestimaron", completo. "Puede ser que haya pasado en algún momento... pero hoy me resbala y en general tengo buena relación con casi todos. A casi todos los estimo y los quiero... salvo con un par a los que ni siquiera saludo".
Quiero saber por qué y no deja dudas: "Se metieron con mi familia, con una acusación grave que quedó zanjada. Pero allá ellos", los minimiza.
"También es verdad que a veces algunos muchachos me putean porque pongo el grabador en la boca del entrevistado, o que tapo a los camarógrafos y fotógrafos. Eso tengo que mejorarlo, lo reconozco", admite.
Sobre el ambiente periodístico Daniel sostiene que "hay gente muy capaz, muy preparada, chicos que estudiaron en la universidad. Pero también hay otros de oficio que son muy buenos... en cuanto a mí digo que en la calle me tengo fe para estar a la par de cualquiera", afirma.

 

Daniel se asume.
El hombre refiere a otros aspectos de su vida, más personales, más íntimos. Sobrevuela la conversación, pero ambos sabemos de qué se trata. "Mucho no quiero hablar, y menos que se haga público. Lo que te digo es que ahora, casi a los 55, estoy bien, tranquilo y en paz, pero no siempre fue fácil, porque si bien a veces uno elige cómo vivir, otras se vive como se puede", reflexiona.
Sobre su relación con los funcionarios explica que desde que estaba en el Domingo Savio conoce al gobernador Jorge "y a su esposa Mecha. Era ministro de Economía y yo preceptor de sus tres hijos, Pablo, Nacho (fallecido) y Diego. Ahí los conozco a Mecha y Ningo; pero también a Carlos Verna y a Néstor Ahuad, porque también iban sus hijos. A todos los conozco de otra etapa de mi vida, por eso no es que quiera quedar bien...", dice con una sonrisa que quiere esconder. Y me hace reír.
Daniel se reconoce peronista y dice que la nota que más le gustó fue una a Cristina, "cuando era senadora, en el despacho de Ahuad. Me gusta ella, su forma de ser, sus conocimientos. Me gusta la presidenta, porque no siento admiración por los políticos, pero sí por ella", completa.
Hoy se lo nota más suelto, quizás más maduro, asumiéndose plenamente con sus más y con sus menos. "No me falta nada. Tengo mi hermana, mi cuñado, los tres sobrinitos, que son la luz de mis ojos, y ahora de grande me cambiaron la vida", admite y se emociona.

 

Así es él.
"A esta altura estoy bárbaro! Me gusta ir a Radio Nacional desde las 6 y media -de entrada conduce El Arranque con Gabriela Bonavita-, y después seguir toda la mañana. Fuera del trabajo la cena de los sábados con amigos; ver algún espectáculo en el Casino, sobre todo si es música de los '70... ¿Si me gusta el deporte? No, para nada. ¿Sabés que nunca fui a una cancha? ¿Messi? ¿Es un jugador de fútbol, no?", me contesta increíblemente a una pregunta. Sí, no tiene ni idea, y no lo interesa.
Daniel es uno de los tantos bonaerenses que llegaron, a estudiar, y trabajar, y se quedaron para siempre. Es, a su manera, un personaje de los medios. Él es así, usted lo toma o lo deja. Así de simple...

 

Un largo camino.
En los '80 el inefable periodista de LU 33, Ernesto Rafael Rossi Ávalos, emulaba -obvio, sin el glamour de la diva- los almuerzos de Mirta Legrand, sólo que en formato radiofónico.
Rossi Ávalos fue un personaje singular del periodismo lugareño, igual que Emigdio Fragassi. Ambos, con Clarita Lupardo y Paquita Manzano, hacían un programa radial mientras almorzaban en una céntrica confitería. Allí empezó Lucchelli, quien hoy "a modo de homenaje" sigue haciendo La Pampa en acción.
Era muy cómico cuando el programa iba al aire y hallaba al conductor -Rossi Ávalos- atragantado con una pata de pollo. Sus ademanes con el tenedor apuntando a otro comensal para que hablara porque él no estaba en condiciones, debieran haber sido filmados. El Gordo y Emigdio nunca desmintieron que el leiv motiv del programa era almorzar muy bien, gracias a un oportuno canje.
"Soy peronista, pero entro sin golpear a todos los bloques en la Legislatura y Concejo Deliberante", deja Daniel constancia de su amplitud.
Luego cuenta que en radio Nacional la pasa "muy bien, porque Rolo Cappello -conductor de Vias de Radio- me valora, me estima y yo a él, y también a Diana Russo, Nadia Villegas, Juani de Pián y José Falkestein. Juani es un loco de la guerra, músico talentoso y buena persona", lo define.
Daniel cree que no puede dejar de mencionar a nadie, y sigue: "Otro tipo muy capaz es Sapa Loggia, y en su programa por LU33 la pasé muy bien". Rememora que también hizo TV: "En el viejo Canal 2, y además en Canal 3 en Los Pampeanos producido por Chango Gutiérrez; y en Plácido Domingo y Acuarela con Mónica Rojas".

 


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