Viernes 12 de abril 2024

Emotivo adiós al cura Valentín Holzmann

Redacción 23/08/2014 - 04.15.hs
Valentín Andrés Holzmann fue un sacerdote salesiano que dejó huellas en las generaciones de alumnos del Colegio Domingo Savio y cuanta persona lo conoció. Sus allegados lo recordaron con alegría, pese a las lágrimas y celebraron su filosofía de vida, su sencillez y su cercanía con los más jóvenes.
Holzmann falleció el último jueves a los 89 años. Se desempeñó en diversos colegios del país como profesor, rector, administrador, párroco, responsable de casas de retiro y hasta programador de espectáculos en el mayor cine de la capital pampeana.
Ayer por la mañana, se celebró una misa de responso y familiares, amigos y estudiantes de distintas edades se acercaron a ofrecerle el último adiós. Uno de sus hermanos menores, Francisco José Holzmann, dialogó con LA ARENA y recordó historias que marcaron la personalidad del sacerdote.
Contando con 11 hermanos, dos de ellos dedicados a la vida religiosa, Francisco destacó una anécdota familiar. Sonriendo entre lágrimas, recordó que "cuando él era chiquito, trabajaba con nuestro papá en la sal, se extraía, papá lo molía con la rueda y lo embolsaba. Una vez le dijo a Valentín que fuera a vender todo esto, por un precio que quizás hoy serían 50 centavos", relató.
Agregó que Valentín recorrió unos 50 kilómetros en carro hasta el pueblo y el primero que le quiso comprar le ofrecía 45 centavos y así le ocurrió con los demás interesados. "¿Qué hizo Valentín?, vendió toda la carga a 45 centavos la bolsita y cuando volvió, papá estaba contento de lo comerciante que había demostrado ser", rió.
Francisco automáticamente recordó otra historia sobre un tema similar, dijo que "una vez, un sobrino le preguntó qué habría sido si no se hubiera ordenado sacerdote. "Millonario dijo, porque tenía un don especial para los negocios", recordó su hermano.
Rememorando el costado más espiritual de sus recuerdos, Francisco señaló que cuando Valentín cumplió sus 89 años, "en mayo, charlamos con él porque había que hablar nomás, dijo estar convencido de que si un sacerdote solicitaba una gracia en el momento de la ordenación, se va a cumplir porque Dios te la concede".
Indicó que él había pedido el don de la palabra y la eficacia. "La palabra justa para calmar una situación, para dar ánimo, para transformar algo que era triste en algo alegre o soportable y eso es una característica que todos los reconocen", aseguró emocionado.

Recuerdos.
En la misa de la mañana de ayer, fueron muchísimos los jóvenes que se acercaron a saludar por última vez, al sacerdote Valentín. Su hermano Francisco indicó que tenía mucho aprecio por la institución y por sus alumnos.
"Tenía la ventaja de no tener un pensamiento estructurado de una manera, le salía espontáneo lo que era necesario en el momento; es una característica que no todos tienen", destacó.
Francisco no evitó contar alguna anécdota más familiar. "Cuando yo era chico, me llevó a Córdoba porque en mi pueblo no había secundario y era un internado, él me venía a visitar todas las semanas", puntualizó.
"Un día me agarró el cuaderno y me dijo que tenía un montón de errores de ortografía; no me retó sino que me dijo eso: acá tengo un diccionario que te va a ayudar, cualquier duda que tengas antes de escribir, lo consultas y así lo hago hasta hoy", recordó orgulloso.
Finalmente, Francisco recordó su paso por el seminario. "En un momento de crisis, en que tuve que decidir qué hacer, él me dijo que no pensara en nadie más en mi decisión; una persona que te daba la libertad. También le gustaba cazar perdices y su mayor satisfacción era bajar de a dos, le gustaba mucho", aseveró Francisco.
Ya terminando el relato, y con un llanto que no pudo ser reprimido, manifestó que "para mí es una alegría haber tenido un hermano así, lo tomo como un regalo. Murió el día que yo nací", cerró entre lágrimas.

 

"Siempre alegre"
Durante la mañana de ayer, la Capilla del Colegio Domingo Savio estuvo repleta de gente que conocía al sacerdote y quiso darle el último adiós. Entre ellos, varios jóvenes estudiantes lloraron su ausencia.
Entre lágrimas de dolor, algunas estudiantes recordaron su buen humor. "Siempre nos tiraba de las orejas cuando nos saludaba", dijo una de ellas.
Otra joven, sin dejar de llorar, celebró que "siempre estaba alegre, de buen humor y nos hacía chistes para que nos riéramos", recuerdos de una gran persona que supo ganarse el corazón de todas las generaciones.

 

Dos misas con capilla colmada
"Para todos soy Valentín, por ustedes soy sacerdote". Con estas palabras, la comunidad escolar del Domingo Savio, despidió a la gran persona que fue Valentín Holzmann.
Las misas oficiadas por su responso estuvieron colmadas de familiares, allegados y estudiantes que conocían al sacerdote y lloraron tristemente su partida a la Casa del Señor. Tanto desde el colegio como desde la Congregación Salesiana de la Inspectoría Sur Ceferino Namuncurá a la que pertenecía el cura, recordaron su amplia y fructífera trayectoria; recordaron "su estilo descontracturado y jovial".
Mencionaron que Holzmann, al cumplir sus 50 años de sacerdocio, había expresado una frase que quedó en la memoria, "para todos soy Valentín. Por ustedes soy sacerdote".
Ayer mismo, toda la comunidad educativa se volcó hacia la Capilla donde se celebraron dos misas que recordaron al querido sacerdote y se decretó jornada de luto en el colegio, y no hubo dictado de clases.
Sus restos serán trasladados hoy a las 9 al Cementerio Parque de Santa Rosa, donde reposarán hasta su entierro definitivo en la capilla del Colegio Domingo Savio.

 


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