Jueves 11 de abril 2024

Falleció San Miguel

Redacción 14/01/2017 - 01.08.hs

A los 72 años falleció hace algunos días Julio Antonio San Miguel, reconocido vecino que participó de innumerables movimientos de trabajadores, y que dejó su impronta desarrollando equipos de trabajo apostando fundamentalmente al diálogo y al acuerdo. Ferviente peronista -partido al que se afilió desde muy joven-, se puede decir que Julio hizo de todo un poco en la vida, y que pocas cosas le deben haber quedado pendientes de concretar.
Dueño de una bonhomía muy especial, de carácter afable, será recordado como un eficiente funcionario del área de Relaciones Laborales, cargo al que llegó impulsado por el ex gobernador Rubén Hugo Marín. Se desempeñó primero en lo que era la Dirección de Trabajo, y luego se transformaría en aquel organismo; y estuvo en el cargo durante 22 años.
Nacido en la localidad de Anguil, era hijo de una familia de inmigrantes, y fue el mayor de tres hermanos. Cuando el grupo familiar se afincó en la capital provincial vivió en la calle 25 de Mayo, casi Oliver; y Julio se haría simpatizante del Club Atlético Santa Rosa, del que fue directivo y en el que llegó a la presidencia. En su gestión la institución alba llegó a contar con 8.500 socios, en lo que constituiría quizás un récord. San Miguel logró, a través de la implementación de lo que se llamó la "tarjeta blanca", que resultara una época dorada de Atlético Santa Rosa.

 

Una vida de trabajo.
Cursó sus estudios en la Escuela Normal Mixta, donde recibió el título que le permitiría trabajar como maestro rural en la zona del Lote 12. En la localidad de Winifreda se dedicó al comercio; y más tarde, ya radicado nuevamente en Santa Rosa trabajó como taxista. Fue en esa época, 1966, que se casaría con Mirta, su esposa por medio siglo, con quien tuvieron a Carlos y César; y más tarde llegaría la personita que iluminaría los últimos años de Julio, su nieta Rocío, de poco más de 6 años hoy.
Luego de manejar el taxi por casi una década ingresó en el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), donde trabajó como ayudante técnico con el renombrado ingeniero Guillermo Covas, lo que naturalmente le iba a permitir adquirir una gran experiencia y conocimientos. Allí, rápidamente, se acercó a la parte gremial siendo secretario de Apinta (el gremio de los empleados de INTA), y por supuesto desde ese lugar bregó reivindicando los derechos de los trabajadores.

 

El funcionario.
Fue en 1990 que lo designaron delegado regional del Ministerio de Trabajo de la Nación en nuestra provincia, iniciando de esa manera su paso como funcionario.
Quienes lo conocieron no dejan de reconocer que honró el cargo con su trabajo y honestidad. En el año 2014 decidió dejar la actividad pública, porque aún cuando le pidieron que continuara creía que había llegado el momento de dar paso a las nuevas generaciones.
Pero además de todo eso Julio fue destacado futbolista, ocupando el arco primero del Deportivo Penales, y más tarde el del Deportivo Winifreda, donde le tocó afrontar memorables clásicos con el poderoso All Boys de Facio, Kraemer, Zabala, y tantos otros. Tuvo, también, un breve paso por el seleccionado de la Liga Cultural de Fútbol, cuando lo dirigía Juan Alejo Suárez Cepeda.
En la despedida se puede afirmar que se fue un hombre honesto y trabajador, de múltiples facetas. Julio puede descansar en paz.

 

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