Lunes 15 de abril 2024

Falleció Evar Amieva

Redacción 31/07/2014 - 04.40.hs
El pasado día 18 falleció en Buenos aires, donde vivía desde hacía mucho tiempo, Evar Orlando Amieva. La frase precedente puede mover a imaginar el comienzo de una necrológica convencional, pero la evaluación cambia cuando a la noticia se le agrega un detalle: Amieva era no solamente un gran conocedor de la temática pampeana sino que, por su postura frente a los hechos y por la originalidad de sus enfoques, bien puede encuadrárselo en una categoría jerarquizada y nada frecuente: fue un pensador en el sentido más positivo que puede darse a esta palabra.
El "Chino" Amieva sustentaba aquella condición en sus lejanos estudios de filosofía, disciplina que utilizaba para el análisis concreto de la realidad, lejos de la pura especulación. Una realidad que se extendía desde sus años primeros en Bernardo Larroudé hasta su madurez intelectual en Santa Rosa y Buenos Aires. Era una persona generosa de su conocimiento y no son pocos los pampeanos que le deben información profunda y fundamentada, basada tanto en su lúcida inteligencia como en su notable biblioteca de temas relacionados con la provincia, donde había piezas de alto valor intelectual.
Amieva era, también, un cabal ejemplo de que "no sólo de filosofía vive el hombre" y constituía para él un goce incursionar en la literatura, evocando personas y sucesos de La Pampa antigua y de los pioneros con los cuales, de hecho, había convivido y que nutrían sus magníficos trabajos de investigación histórica y espléndidos cuentos y relatos. En ellos tendía sobre las gentes una mirada comprensiva pero también justamente evaluadora, plena de humanidad. Quizás lo precedente no son más que conceptos de alguien que pudo apreciarlo, vistos con la óptica de la pena por su partida. Quien quiera conocerlo tendrá que apelar a sus libros: Crónicas de Pichimiricó, el Parque Luro o la magnífica conferencia sobre La Pampa india, con que inició el recordado ciclo del Instituto de Estudios Regionales de la UNLPam.
Cabe decirlo sin dudas: a pesar de su limitada obra escrita Amieva formó parte de quienes echaron la base cultural en la que se sustentan actualmente los jóvenes investigadores pampeanos; tuvo pertenencia y acción en esa generación de pioneros que ha comenzado a irse en lo material, pero que quedará por siempre en su visión, en su fuerza, en sus ideas, en su concepción y valoración de nuestro espacio físico e intelectual.
Para el adiós quede el más simple y entrañable de los recuerdos: el de aquel hombre sencillo y cordial que junto a su esposa (perteneciente a una vieja familia pionera de la zona de Conhello) recibían con amabilidad y alegría a quien visitaba su casa, donde campeaban el afecto y la generosidad.

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