Miércoles 27 de marzo 2024

Fiscal pidió tres años en suspenso

Redacción 19/11/2014 - 04.08.hs
En la Sala de Audiencias 2 del Centro Judicial de Santa Rosa se llevó a cabo ayer el juicio oral y público por la muerte de Jorge "Fatiga" Gianolio, de 44 años, ocurrida el 25 de febrero de 2012 a raíz de un siniestro vial acontecido el 11de agosto de 2011.
El debate se realizó con la presencia de familiares e integrantes de la Fundación Estrellas Amarillas. A escasos metros estaban los allegados a Cintia Iara López Ramírez, acusada del delito de homicidio culposo. El tribunal estuvo integrado solamente por el juez Carlos Besi.
El fiscal Gastón Boulenaz solicitó por homicidio culposo una condena de tres años en suspenso e inhabilitación para conducir por 8 años. En tanto, la querella pidió que la carátula se encuadre como homicidio con dolo eventual (la pena oscila entre los 8 y 25 años) y demandó una pena de 10 años, de efectivo cumplimiento y el mismo período de inhabilitación para conducir. Como alternativa, requirió una pena de cuatros años. La lectura de la sentencia se fijó para el miércoles 26 de noviembre a las 12.30.
Entre las pruebas aceptadas están el acta de constatación y croquis del lugar del hecho, actas de secuestro del auto y la moto, e informes médicos, técnicos y forenses.
Aunque no hubo testigos presenciales del accidente, según un informe de la empresa de telefonía celular Claro, solicitado por la querella, se comprobó que López Ramírez habló por celular entre las 13.32 y 13.52, instante previo al choque.

Los testigos.
El primer testigo en declarar fue Eduardo Agustín Pérez Castro quien relató que se dirigía a dar una clase de educación física a Toay y al llegar a la calle Cardenal Amarillo subió a la colectora y escuchó un golpe.
"Levanté la vista y vi un cuerpo que venía girando y cayendo. Tenía los brazos al lado del cuerpo, le salía sangre de la boca, la nariz y los oídos. Le hablé para ver si reaccionaba pero no me dijo nada. Quise llamar a la ambulancia pero de los nervios no pude desbloquear el teléfono". Y agregó: "No vi cuándo impactó, pero el auto estaba frenado más adelante, a unos 70 ó 100 metros".
A continuación, declaró el oficial inspector de policía Federico Horacio Bray, quien el día del accidente fue el primer efectivo en llegar al lugar a bordo de un patrullero de la seccional Quinta, de Toay. "Cuando llegué encontré una persona tirada en la banquina y mucha gente. Le tomé los datos a la mujer, le consulté se necesitaba asistencia y se la trasladó a la comisaría", dijo Bray.
El tercer testigo fue el cabo Aldo Fabián Pebe, ex pareja de López Ramírez, con la que tiene una hija en común. El día del choque él estaba hablando con la menor de edad a través del celular y la comunicación se interrumpió cuando se produjo el siniestro.
Entre dudas y vacilaciones contó: "Yo hablaba todas las mañanas con mi hija. Ese día ella iba en el asiento de atrás del auto y dejó de hablar de un momento a otro cuando su mamá le pidió el teléfono, no me imaginé lo que había pasado".
Asimismo, indicó: "Ella me llamaba cuando pasaba algo. Del accidente me enteré más tarde por familiares míos". Eso ocurrió instantes previos a que la mujer chocara a Gianoglio y le provocara la muerte.
El cuarto testigo fue Mauro Giles, un vecino que vive en la avenida Perón y Pecho Colorado. Su testimonio fue clave y evidente porque reveló que la conductora del Gacel iba hablando por celular mientras manejaba. "Me crucé enfrente a comprar algo para comer y vi un Gacel que pasó por la ruta y para mí la señora iba hablando por teléfono. Atrás iba una nena. A los 150 ó 200 metros fue el accidente", afirmó.

 

Informe forense.
El médico forense Osvaldo Peri fue el quinto testigo. En su informe médico explicó que la causa de la muerte fue un "traumatismo de cráneo grave". Recordó que dada la gravedad de las lesiones y el estado "involutivo" del paciente, se lo trasladó a un centro de mayor complejidad en Buenos Aires.
"No se logró la evolución, se lo trasladó nuevamente a la clínica Faerac de Santa Rosa donde hubo una disfunción de varios órganos que generó una falla multiorgánica y el fallecimiento de la persona".
Además, hubo otros testigos que brindaron pocos detalles. Eduardo Ferrer que prestó su celular para que llamaran a la ambulancia, y Américo Izaguirre quien llamó al 101 porque el servicio de emergencias médicas se demoraba.

 

Alegatos.
El representante del Ministerio Público Fiscal, Gastón Boulenaz, pidió encuadrar el hecho como homicidio culposo ocasionado por la conducción "imprudente y negligente" del auto conducido por López Ramírez. "No hubo maniobra evasiva, ni accionó los frenos para evitar la colisión". A su vez, dio probado que venía hablando por celular.
Por su parte, el abogado querellante José María Aguerrido, pidió calificar la muerte de Gianolio como homicidio ocasionado por dolo eventual. "Fue un hecho absolutamente evitable, que no tendría que haber ocurrido. López Ramírez eligió conducir y hablar por teléfono a la vez. No pensó en detenerse, sino que hubo voluntad de mantenerse en el curso causal", dijo.
Además, cuestionó que la imputada "se manejó con indiferencia egoísta" y no hubo de su parte una "miserable explicación" de lo acontecido. "Si no ha dado explicaciones, mucho menos puede arrepentirse. Nadie sabe qué es lo que piensa respecto a lo que hizo. En consecuencia, dada su desaprensión al prójimo es que pido que la condena sea de efectivo cumplimiento", reclamó el letrado.
Por último, el defensor de López Ramírez, el abogado Carlos Matías Chapalcaz, descartó la existencia del dolo eventual, negó que su defendida estuviera hablando por celular cuando chocó a Gianolio y pidió el mínimo legal previsto en estos casos.
"Dicha circunstancia (hablar por teléfono al manejar) no habilita a decir que ello signifique un dolo", argumentó Chapalcaz. "La señora se conducía a la velocidad máxima permitida, en ese entonces 60 kilómetros por hora". Y remarcó que su defendida "si bien nunca declaró, no tuvo una actitud dilatoria ni trató de distorsionar la mecánica del accidente".
"No le encuentro explicación al criterio de la querella, podemos hablar de negligencia en la conducción, pero no la voluntad de querer generar un daño. No vio a Gianolio, pero no tuvo intención de provocar su muerte". Y concluyó: "No hubo testigos del hecho y la falta de casco por parte de la víctima no es un dato menor porque su carencia genera una falta grave".

 

Cómo fue el hecho
El accidente vial se produjo el 11 de agosto de 2011, a las 14. Cintia Iara López Ramírez (trabaja en el Hospital Lucio Molas y es oriunda de Toay) circulaba al mando de un automóvil Volkswagen Gacel, desde Toay hacia Santa Rosa por la avenida Perón. A la altura de las calles Calandria y Misto, impactó contra la parte trasera de la motocicleta marca Honda, que se desplazaba en el mismo sentido, conducida por Jorge Gianolio, que voló 30 metros y cayó a 100 metros de distancia.

 

Testimonio y crisis de nervios
La imputada Cintia Iara López Ramírez se abstuvo de declarar y se mantuvo en silencio durante las tres horas que duró el debate. Solo atinó a negar con su cabeza cada vez que hablaba algún testigo o durante el alegato querellante del abogado José María Aguerrido.
Antes de finalizar con la audiencia, el juez Carlos Besi le preguntó si quería decir las últimas palabras y la acusada, lejos de arrepentirse, sostuvo: "Quisiera decirle a la familia (de Gianolio) que lamento lo sucedido. Tanto ustedes como yo estamos sufriendo, jamás hubiera querido que sucediera el accidente".
Cuando allegados a López Ramírez, y los integrantes de la Fundación Estrellas Amarillas, se retiraron del recinto, la viuda de Gianolio entró en una crisis de nervios y llanto propinando insultos. "Ni se les ocurra bajarla. ¡Me lo mató, me lo mató, me lo mató!".
La policía esperó un tiempo prudencial y sacó a la acusada por otro sector para evitar encontronazos entre las partes, choques que se generaron antes de iniciar la audiencia.

 


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