Martes 16 de abril 2024

La lluvia descubrió un gliptodonte

Redacción 27/04/2017 - 13.50.hs

Los geólogos apasionados deben tener por costumbre caminar mirando hacia abajo. Ese razonamiento simple quizás sirva para explicar el hallazgo de Marcelo Zárate, un destacado geólogo del Conicet que mientras paseaba por una calle de Santa Rosa se encontró con fósiles de un animal extinto hace unos 10.000 años.
El dato relevante de este caso es que los restos se descubrieron gracias a la lluvia: el agua lavó el terreno y el sedimento quedó a la intemperie en medio de una calle de tierra que parece arrasada por un río bravo, muy cerca de un cañería cloacal. Los zanjones que dejó la inundación en esa zona de la ciudad llegan a tener casi un metro de profundidad y el tránsito vehicular, claro está, es casi nulo.
Conocedor de la materia, Zárate avisó al Museo de Ciencias Naturales apenas vio los restos emergiendo en medio del camino. Días después se confirmó su sospecha: se trataba de un 'Panochthus tuberculatus', una especie de la familia de los gliptodontes que habitó la región pampeana hasta finalizar la última glaciación.

 

Una mulita gigante.
Un ejemplo puede servir para graficar a los Panochthus tuberculatus: eran una especie de mulitas o peludos gigantes que llegaban a pesar más de una tonelada, casi tanto como un auto familiar pequeño. Fueron los herbívoros más importantes del Pleistoceno en la región pampeana y llegaron a convivir con seres humanos.
"Son parte de la megafauna que convivió con los primeros humanos que llegaron a América hace 13.000 años. En la región se han hallado gliptodontes de hasta 6.000 años y también caballos americanos y de megaterios. Los primeros humanos que llegaban a América se alimentaban de estos mega peludos", dijo a LA ARENA Marcos Cenizo, director del Museo de Historia Natural y responsable del operativo para extraer el fósil.
"Es altamente probable que haya más ejemplares como este porque esto no es algo excepcional. Con este período de lluvias tan intenso que hubo, lavó el terreno de esta calle vecinal y expuso sedimentos que contienen este tipo de fauna", agregó.

 

Trabajo lento.
Desde que hallaron los restos, un equipo del Museo de Historia Natural permanece cavando lentamente con piquetas para descubrir los restos del animal. Una docena de personas trabajó meticulosamente para hacer un pozo de dos metros de diámetro, adonde aflora un caparazón y algo que perece una cabeza. Cuando las piezas estén desenterradas por completo, los especialistas harán un "bochón" de yeso y las llevarán a un laboratorio para limpiarlas minuciosamente. Se estima que el trabajo de extracción podría concretarse mañana.
"Se han encontrado otros ejemplares pero más incompletos. Recuerdo uno que fue hallado en la Ciudad Judicial cuando se hizo la excavación para la obra. Pero era una pieza más fragmentada. Lo más destacable de todo esto es que se trata de un hallazgo paleontológico en una zona urbana", cerró Cenizo.

 

Antiguo pantano.
De este ejemplar es interesante el dato de que su coraza parece estar casi completa y armada, algo poco habitual. Lo más común, es que las placas que forman parte del caparazón, aparezcan desmembradas y por separado.
Cenizo estimó que el lugar fue, al finalizar el Pleistoceno, un pantano o zona inundable y que el animal quedó atrapado allí y murió. "Por la disposición de los huesos, que están desarticulados, el animal murió empantanado, y las corrientes esparcieron los restos", elucubró.
Restos de esta familia de gliptodontes y de otros mega mamíferos del Pleistoceno superior han sido encontrados en Santa Rosa, tanto en el casco urbano como en sus cercanías.

 

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