Viernes 12 de abril 2024

Un santarroseño en el Kilimanjaro

Redacción 29/06/2015 - 04.12.hs
Pablo Gaiser, un médico nefrólogo santarroseño, logró hace una semana hacer cumbre en el monte Kilimanjaro, la montaña más alta de Africa. Lo hizo como parte de una iniciativa personal para promover la donación de órganos. Gaiser es un trasplantado de riñón y logró la hazaña junto a otro santarroseño, Mariano Alonso, y a un médico de Buenos Aires que trabaja en el Incucai. "Cuando lográs algo tan fuerte, sentís que junto con vos lo logran muchas personas más. Porque son las esperanzas de muchas personas las que llevás en la mochila", confesó.
Pablo Gaiser tiene 43 años, es médico y con esta ya son muchas las montañas que ha escalado, todas ellas después de que hace 24 años recibió un riñón de su propia madre. Para él, el montañismo y la promoción de donación de órganos van de la mano. "Siempre que hago alguna montaña, sea por mi cuenta o con un grupo de trasplantados, llevo la bandera del Incucai", relató ayer al mediodía durante una agradable charla a pocas horas de volver a la ciudad.
En su trabajo en la clínica Faerac está, precisamente, a cargo del área de Nefrología y atiende a diario a los pacientes que se van a dializar. "Ellos también se entusiasman con el viaje y ponen muchas expectativas en vos. Por eso, cuando vas subiendo la montaña y hacés cumbre, sabés que junto con vos llevaste a muchas personas. Y que ellos comparten ese logro y lo disfrutan a la par tuya".
Pablo es trasplantado de riñón y sabe lo que es estar "de los dos lados del mostrador", como dice él: dializarse durante dos años hasta que su madre le donó un riñón; y desde entonces a la fecha, recuperó la calidad de vida perdida. Sabe lo que es recibir un órgano y salir de la lista de espera. Por eso, su experiencia no es una aventura más sino un acto de agradecimiento y de solidaridad.

Experiencia muy fuerte.
Junto con Mariano Alonso, su amigo y compañero de montañismo, y el doctor Alejandro Routurou, el grupo hizo cumbre en el pico más alto del Kilimanjaro el viernes 19 de junio a las 8 de la mañana. Subir desde la base hasta la cumbre le llevó 5 días; bajar, solo uno.
Para llegar al pico Uhuru, el grupo salió ni bien pasada la medianoche, iluminados solo con sus linternas. "Queríamos ver el amanecer desde el pico Stella, y lo logramos", contó emocionado Pablo. Caminar en plena de la noche, en una montaña desconocida, iluminados con unas linternas de poco alcance "fue una experiencia muy fuerte", relató. El esfuerzo se vio coronado por la belleza del amanecer en este pico y la ansiedad de saber que la próxima estación era la cumbre del cerro, a 5.895 metros de altura.
La acometida del último día la hicieron junto con un guía y un porteador, cinco en total. Lo gracioso fue que cuando llegaron al campamento base se encontraron con que los esperaba un grupo de 11 personas, entre guías y porteadores. "Nosotros estamos acostumbrados a llevarnos nuestras mochilas y a cocinarnos, pero allá el sistema te obliga a contratar a ese número de personas. Y como estaba todo pagado, fuimos los 14 rumbo a la cumbre", recordó entre risas.
Para Pablo, resultó gracioso ver en cada una de las bases un campamento de entre 5 y 6 carpas solo para ellos tres. El día de la acometida final, dejaron a la mayor parte del grupo en la última base y encararon la cumbre con el guía y uno de los porteadores.

 

Especial.
"Para mí, cada vez la siento más especial a la montaña. Es una experiencia personal muy fuerte, y uno sabe que hay mucha gente detrás tuyo, desde tus compañeros de trabajo, los pacientes de diálisis y la familia que te está esperando". En esta oportunidad, al regresar a la base y contactarse con Santa Rosa, Pablo se enteró que su amigo Jorge había salido exitosamente de su operación de trasplante de hígado. Un extra para tanta emoción.
"El Kilimanjaro es una montaña muy bella y tiene una fuerza espiritual muy grande", comentó. Un dato extra: la cumbre del cerro refleja el aumento de las temperaturas planetarias. "Cuando vos mirás fotos, siempre está cubierta de hielo; nosotros en cambio, hicimos gran parte del último trayecto por la roca, lo que significa que el hielo y la nieve están retrocediendo".

 

Un nuevo proyecto.
Las ganas de seguir y prepararse para un nuevo desafío están presentes y ya sobrevuelan en la cabeza de Pablo y su amigo. Como si fuera algo más que coincidencia, cuando estaban volviendo se encontraron con un guía argentino que participa del proyecto "7 Cumbres", una propuesta para escalar las montañas más altas de cada uno de los continentes. "Es una idea muy loca, pero nos quedó dando vueltas", confesó el médico.
Por lo pronto, ahora queda volver al trabajo y contarle a sus pacientes de la hermosa experiencia que, ellos incluidos, vivieron durante estas dos semanas. Y bregar una vez más para incentivar la donación de órganos y concientizar sobre la importancia del trasplante para quienes están en lista de espera.

 


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