Corralones y aserraderos abrieron sus puertas tras la suspensión

Los corralones como madereras y aserrados de la ciudad de Santa Rosa volvieron a abrir tras casi tres semanas de cuarentena. La habilitación fue recibida con celebración por parte de un sector que, según sostuvieron, sufrió un impacto económico «muy duro» producto del parate que provocó el aislamiento. El temor ahora recae en un posible aumento de precios de los materiales de construcción.
Un equipo periodístico de LA ARENA realizó un recorrido por diversos corralones y madereras que pudieron reabrir sus puertas y volver así a la actividad comercial. Según reconocieron a este diario, esta suspensión -que duró tres semanas- impactó «muy duro» en el sector.
Así lo reconocieron los propietarios de un corralón -donde también funciona una ferretería- ubicado sobre una de las colectoras de la Avenida Circunvalación Sur, entre México y Mariano Pascual. «Entendimos desde un primer momento las medidas que se estaban tomando, era necesaria, pero a nosotros nos impactó, en lo económico, fue un golpe muy duro. Acá tenemos la parte de la ferretería y el corralón, así que solo cerramos una parte del negocio, pero se sintió», graficaron los propietarios.
«Nosotros trabajamos mucho con personas que viven del día a día y, constantemente, nos venían a pedir que les vendiéramos cemento, bolsas de arena o algún material, pero no se podía. La gente se enojaba con nosotros y era entendible, ellos necesitaban trabajar para poder comprar un plato de comida», reconocieron. Ahora, esperan que poco a poco la situación se pueda ir «normalizando».

Incertidumbre.
Ante la consulta sobre si se espera o no una suba de precio por parte de los distribuidores de insumo o las fábricas, los comerciantes revelaron que «no deberían porque aumentar». Y adelantaron: «Nosotros no vamos a contribuir a esto si, en el caso de tener que pedir, nos viene con aumento».
«Aún no hemos recibido el listado con los precios de nuestros proveedores, porque gran parte de los insumos los habíamos pedido antes que empiece la cuarentena. Entonces, tenemos que esperar a que lleguen, pero no se que va a pasar después. No deberían por qué aumentar», precisaron.
«Como ya me quedé casi sin cemento, llamé a un corralón para ver si me vendían un poco, pero me quisieron vender con un precio irrisorio, así que no les compre. Prefiero no tener antes de comprar y venderles con aumento a los clientes», plantearon los propietarios. Y cuestionaron: «Hubo mucho vivo estas semanas».
Sobre el movimiento de este lunes, tras dos jornadas de apertura, desde el corralón señalaron que fue una «mañana tranquila», aunque «hubo muchas consultas por el tema de los precios y si teníamos stock de algunos insumos»
«Implementamos WhatsApp como medio de contacto con los clientes. Ahí siempre llegaron las consultas, para que la gente no salga de la casa. Ahora, que tenemos abierto el corralón, nos han preguntado si podíamos y si teníamos cemento o bolsas de arena. Eso sí se sintió, en tema movimiento por ahora viene tranquilo», remarcaron los comerciantes, quienes enfatizaron que la primer pregunta que se hace es «si hubo o no un aumento».

«Poco movimiento».
Los aserraderos y las maderera también integran el listado de las nuevas actividades productivas «exceptuadas» de realizar la cuarentena obligatoria. En este caso, y según pudo saber este diario, este sector también registró «poco movimiento» y espera que el panorama se «normalice» lo «más pronto posible».
«El viernes y hoy hubo muy poco movimiento, la gente todavía no se enteró que estamos abiertos. Pero el problema, es que el residente o el trabajador que está en negro todavía no puede circular libremente», explicó el dueño de una maderera, ubicada en la esquina de la avenida Circunvalación Santiago Marzo Este y San Roque.
Sobre cómo les impactó el aislamiento, el comerciante precisó que «una empresa chica, una pyme, es como una persona independiente: sino trabaja no tiene ingresos». Y agregó: «Así que el parate a nosotros nos vino muy mal. A penas salió el aviso de que estábamos exceptuados, avisamos por las redes sociales que abríamos, porque realmente lo necesitamos».
Los precios, por otro lado, también genera preocupación. «No, no hemos pedido un listado de precios porque ya teníamos pedido una carga desde el 20 de marzo, pero antes de enviarlo llamamos y nos dijeron que no podía circular. Ahora, con el levantamiento de la suspensión, podemos tener ese cargamento. Pero no se si habrá o no un aumento».
A lo que anticipa: «Y, si viene con alguna suba lamentablemente vamos a tener que aumentar. Marzo fue muy duro para nosotros».

El drama del changarín
«Fueron días difíciles». En esa simple frase, un trabajador del sector informal resumió el pasar que tanto él como muchos changarines en el país vivieron estas semanas de confinamiento obligatorio. Es que el parate del sector productivo ocasionó que los ingresos de este sector -en su mayoría vulnerable- cayeran estrepitosamente.
En el caso de este vecino santarroseño, quien dedica parte de su día a trabajar en la construcción, su padre era el único miembro de la familia que tenía un empleo en blanco y, por ende, la única fuente de ingreso de un hogar integrado por cuatro personas. «Nos estábamos quedando sin dinero, yo hago estas changas, transportando materiales de construcción. Gano 700 pesos al día y me quede sin eso. Sin poder llevar un paquete de fideos a mi casa. La situación era mala, no podíamos pagar los servicios y nos había cortado el gas», relató el joven.
«En mi casa, además de mi papá y yo, vive mi hermana de 15 años y mi tío, que también hace changas y que por la cuarentena tampoco pudo salir a trabajar», continuó el trabajador, que calificó la situación como «verdaderamente desesperante».
Ahora, con la apertura de corralones y madereras, un sector de la economía informal puede volver a salir a la calle para ganarse el pan. «Esto fue un alivio para nosotros, y seguro para muchos, no sé cuánto tiempo más podríamos haber aguantado», precisó.