Viernes 19 de abril 2024

La pampeana que salió a recorrer el mundo en bicicleta y hoy convive con el pueblo musulmán

Redaccion 04/06/2020 - 06.30.hs

Fabiana Torres lo tenía todo planeado: salir de La Pampa y cumplir su sueño de recorrer Europa en bicicleta. No es una improvisada: esta santarroseña de 51 años superó un ACV y se sobrepuso a todas las adversidades.
Tras pasar por momentos complicados, Fabiana, o «Fabi» para el mundo deportivo amateur, empezó a correr ultradistancias y participó de competencias que hasta llegaron a superar el centenar de kilómetros.
Durante mediados de 2019, la atleta pampeana contó que -influenciada por viajeros y amigos- decidió dejarlo todo y recorrer Europa y África a bordo de una bici MTB (Mountain Bike) cargada con lo básico para sobrevivir.
Y así lo hizo.
Fabiana tomó coraje, preparó a sus familiares, amigos, compañeros de trabajo y comenzó con una labor que le demandó varios meses. Planeó todo de manera puntillosa para concretar su sueño.
Hubo dos personas fundamentales en su historia reciente: el pampeano Andrés Peterson, quien la ayudó a armar la bici y el rosarino Favio Giorgio, una de las ocho personas en el mundo que recorrió África en dos ruedas y que le dio todos los consejos necesarios para emprender la travesía.

 

La aventura.
La aventura empezó el 10 de febrero de este año, cuando «Fabi» viajó a Buenos Aires para visitar a sus hijos. Tres días más tarde, cargó sus cosas y emprendió vuelo a Madrid.
«Llegué el 14 a las 16.30, ahí ya comenzó la aventura de moverme en Barajas sola: subí ascensores y micros para ir de una terminal a otra con la caja de la bicicleta y una mochila. Todo fue posible porque siempre alguien me ayudó», indicó a LA ARENA.
La travesía propiamente dicha empezó en Águilas (en la región de Murcia, España), en un día de lluvia suave.
Fabiana salió en bicicleta, paró en campings, cargó el celular donde podía, conoció gente y completó en siete días unos 758 kilómetros.

 

Por rutas de España.
«Llegue al Peñón de Gibraltar y se me llenaron los ojos de lágrimas, lo había estudiado en la escuela y estaba allí con mi bici. Había dejado atrás Cabo de Gata, la Costa Azul y estaba a 14 kilómetros de África. En el municipio español de Tarifa pasé unos días más de lo previsto, fui a clases de canto, y hasta ayudé con las verduras de una huerta orgánica», rememoró.
«Fabi» completaba kilómetro y kilómetro con la ayuda de familias y personas que la veían convencida de su objetivo.
Tras varios días en España, optó por dar un paso más en su objetivo. Atravesar la frontera y conocer un nuevo continente.
Y siguió para África, su próximo destino.

 

«Como en una película».
«Partí en ferry el 27 de febrero y en una hora estaba haciendo aduana en los coches en Tanger, una ciudad al norte de Marruecos», prosiguió Fabiana.
Horas más tarde, la deportista comenzó su nuevo recorrido en bicicleta.
«Fui por la costa por las ciudades de Ashila, Larache y Alsarquivir, Souk Barba, Sidi Kacem y Fez, la ciudad imperial, un lugar que tiene una Medina (ciudad vieja) con más de 100 kilómetros de laberinto de calles, es una aventura de los sentidos: allí están las curtiembres y también se mezcla el olor a menta del té con las especias», detalló.
Y agregó: «Vino luego Meknes, otra ciudad imperial, y los Grandes Altas, les aseguro que me sentí adentro de una película. Luego partí hacia Merzuga, la puerta al desierto, al pueblo del Sahara que se pierde entre las dunas».

 

Mujer en bicicleta.
Torres se encontró allí con el equipo catalán de enduro. «No podían creer que una mujer recorra el mundo en bicicleta. Llegué a un albergue de caravana que en Rizzani había conseguido, por un contacto con Mohamed, un habitante de Berebere que habla español, y allí debí lleva la bici muchos kilómetros, porque lo que no era arena era piedra, así que dejé la bici allí y partimos al desierto caminando», indicó.
Luego expresó que «meter los pies con las alpargatas en la arena del Sahara fue increíble. Llegamos a Berebere, la frontera de Argelia, y a pocos kilómetros se ve que está perfectamente cerrada desde hace más de 20 años. Mi experiencia en Marruecos cobraba fuerza».

 

Pandemia.
Todo marcha bien hasta que llegó la pandemia y los planes de Fabiana se opacaron. «Llevo más de 3 mil kilómetros pedaleando y la pandemia me encontró en Bougheit, en las montañas del Riff, siempre en Marruecos, donde conviví en un lugar con españoles y franceses musulmanes», relató.
La aventurera aprovechó el tiempo para compartir momentos, conocer culturas y costumbres y hasta para recibir ayuda al momento de hacer las compras. «Es un pueblo donde no hay casos de coronavirus, estábamos aislados, pero trabajamos juntos, y tratamos de pasar este momento de la mejor manera», dijo. Y reflexionó: «Tuve momentos complicados, pero la vida los tiene, no hay que ser tan egoísta en que estamos encerrados: hay que abrir el corazón y ver que hay un mundo diferente al nuestro y ver que hay gente que tiene muchísimo menos que nosotros».
Para Fabiana, la cuarentena terminó transformándose en un momento de pausa, una especie de puesto de aprovisionamiento en una carrera de «trail run» de las que tanto conoce.

 

Aldea sin luz.
Fabiana viajó unos 30 kilómetros por las montañas del Riff, para llegar a Hadakka, una pequeña aldea sin luz pero con necesidad de ayuda.
«Estuve una semana en Haddaka, un pueblito, una aldea, sin luz, donde ayudé a una familia en la cosecha de papas», contó la entrevistada al definir la experiencia como «encantadora», ya que los pobladores «nunca habían visto a un extranjero».
«Fabi» regresó al Bad Berred, donde aún se encuentra en confinamiento pero con personas que conoció en el camino y la ayudan a no bajar los brazos.
-¿La idea, una vez superada la pandemia, es seguir?
-Sí. Me llamo la embajada argentina en Marruecos para regresar y dije que no. Es mi viaje y esta pausa humanizante es parte de mi viaje. Regresar a Tarifa (España) es lo próximo, cuando se pueda. Y seguir mi viaje para subir a Compostela. Me siento muy feliz de estar logrando todo esto. Conocí gente hermosa y simple, aprendí a abrir el corazón, y entendí que el universo te pone a las personas en el momento y en el lugar justo e indicado.

 

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