«Farmacia Pampa» es un referente en el rubro

La farmacia «Pampa» es uno de los clásicos del rubro en la ciudad. De la mano de Daniel Zorzi, muestra hoy una imagen renovada, y en plena época de pandemia es un lugar esencial para la población. Un negocio donde la atención al cliente es sinónimo de calidez.

«Para nosotros es muy raro tener que atender de esta forma, con cintas de peligro, con la gente en la vereda. Es un momento complicado», admite Daniel inmerso en una realidad de la que hoy es casi imposible escapar. La pandemia del Covid -19 trastocó la cotidianidad individual y social de manera extraordinaria y las excepciones que marca el aislamiento social, preventivo y obligatorio ubicó a las farmacias como un sector primordial para la atención ciudadana.

«Son momentos críticos. Hoy estamos en la primera trinchera, como se dice, porque estamos muy expuestos, afortunadamente tengo un equipo de trabajo increíble, con una enorme conciencia para cuidarse ellos, a nosotros y para cuidar a los clientes. Hoy la gente está muy ansiosa, tiene miedo, y es difícil porque hoy no tenemos alcohol en gel, barbijos ni termómetros, no se consigue nada de nada. Y no porque no lo queramos hacer sino porque es una situación que desbordó todo, toda la cadena de producción», describe Daniel.

Es miércoles por la tarde y la sensación de ciudad fantasma se repite como si toda la semana fuera domingo. Hay momentos en que la cuarentena social parece soltar algunas riendas y la calle tiene movimiento, pero enseguida la quietud se apodera de cada espacio. Pasar por la puerta de una farmacia puede devolver otra postal, con clientes en la vereda y miradas que combinan angustia y preocupación.

«Hoy estamos acostumbrándonos a atender de esta forma, casi que bloqueamos el acceso a la farmacia como una forma de cuidarlos y de cuidarnos. Hoy vamos y venimos con las decisiones porque es muy difícil, justamente, decidir. Hace unos años abrimos un local para que la gente pueda ingresar y estar y hoy nos damos cuenta de que eso no se puede. Es muy duro atender a la gente como la estamos atendiendo, son sensaciones contrapuestas porque parece que los atendemos mal pero en realidad los estamos atendiendo bien, haciendo lo necesario y lo que hay que hacer. Tener cajas en el piso para que la gente no pase, las cintas advirtiendo peligro, sillas desparramadas… Cuando uno hace algo con tanto amor para que la gente se siente cómoda, es muy raro hoy ver este panorama. Uno también atraviesa mucho estrés pero es nuestra función, y ponemos toda la energía y la buena onda para brindar lo mejor».

Siempre farmacéutico

Daniel Zorzi es santarroseño, tiene 57 años, cuatro hijos y toda una trayectoria como farmacéutico que lo ubican como un referente en el rubro. Un largo camino comercial pero también personal, que lo tiene hoy en una nueva etapa pero siempre con un vínculo íntimo hacia un lugar que supo crear, hacer crecer y consolidar: Farmacia Pampa.

«Hice el secundario en el Domingo Savio y a los 17 me fui a San Luis. Me gustó la carrera de farmacéutico, era el año ’80, en plena dictadura aún, así que seguramente mis viejos optaron por un lugar que parecía más tranquilo que Buenos Aires o Córdoba. Cuando terminé de estudiar volví y la primera oportunidad que surgió fue irme a Lonquimay», recordó Zorzi sobre sus inicios una vez que el diploma fue a un cuadrito en la pared y hubo que salir a ver de qué se trataba eso «de ganarse el pan».

«La verdad que tuve mucho coraje, no por irme a Lonquimay sino porque tenía mucha teoría pero nada de práctica. No tenía idea del manejo en mostrador, entre otras cosas, pero me animé y estuve diez meses al frente de la farmacia del pueblo, fue una experiencia muy enriquecedora para marcar el comienzo».
Daniel, siempre con una sonrisa y con un tono calmo que reforzó con una búsqueda hacia una nueva forma de pensar y de vivir, volvió de Lonquimay y en el ’86, junto a su colega y amigo Jorge Guardia, abrió farmacia «Libertad» en el barrio Empleados de Comercio.

«A los tres meses abrimos Farmacia Pampa, en la avenida España y Mármol, donde era el garage de la casa de mis viejos. A partir de ahí fue una etapa de mucho aprendizaje y mucho crecimiento, ya en el ’95 abrí en la esquina de enfrente y empecé a tener algún empleado. Fue una etapa muy linda en lo familiar, con el nacimiento de mis cuatro hijos», sonríe Daniel.

Crecimiento y calma

La expansión de «Farmacia Pampa» dio otro salto en 2012 cuando inauguró su nuevo y actual edificio, una moderna, amplia y cómoda construcción en la avenida España que brinda un servicio de excelencia.

«En un momento llegamos a tener 14 empleados, con cinco farmacéuticos auxiliares, tres cadetes con moto propia. Fue terrible, pero resistimos y después de un tiempo se tomó la decisión de empezar a bajar un poco el ritmo y priorizar otras cosas mucho más vinculadas a lo humano, al bienestar. A buscar otras alternativas para afrontar la vida y lo que nos rodea», cuenta Daniel sobre un cambio que le modificó su eje, su estructura anterior.

Hoy Farmacia Pampa tiene cinco empleados, entre ellos Albano (22), uno de los hijos de Zorzi. Además, su hija Fiorella (20) se encarga de un factor clave en los tiempos de hoy: las redes sociales, una actualización permanente y virtual de todo lo relacionado al local.

«Estamos en un momento excepcional que nos obligó a corrernos de nuestras rutinas. Por momentos te dan ganas de llorar y cerrar todo por 14 días, pero nuestra función es estar acá y hay que cumplirla con el mayor compromiso y responsabilidad. Sabemos que esto (por el Covid-19) empezó pero no sabemos cuándo termina, y en ese marco sabemos que las farmacias son un lugar que no se va a cerrar. Son momentos de mucho estrés pero la buena energía que tenemos es fundamental para afrontarlo, ojalá que este bichito del coronavirus que no discrimina ni fronteras ni clases sociales ni creencias ni nada, nos sirva para, el día después, ser más solidarios, nos ayude a tener más conciencia y a tener un mayor respeto por todo lo que nos rodea».