Viernes 12 de abril 2024

"Los gritos eran desgarradores"

Redacción 19/04/2018 - 01.49.hs

Marta Bertinat fue secuestrada por militares durante el copamiento militar en Jacinto Arauz, el 14 de julio de 1976, y ayer en una nueva audiencia del juicio de la causa Subzona 14 II, contó lo que vivió en la Seccional Primera de Santa Rosa donde "todo era desagradable" y recordó que por "las noches los gritos eran desgarradores por las torturas".
La mujer y su esposo vivían en Zapala, Neuquén, donde se desempeñaba en la Dirección de Minería. Entre el 15 y 18 de julio de aquel año, viajó a Jacinto Arauz a visitar a su familia y cuando llegó sus padres le dijeron que la habían ido a buscar miembros de la policía, también allanaron su casa en la ciudad neuquina y le aconsejaron que se presente en la comisaría.
En rigor, Bertinat iba junto a su esposo y su hijo hacia Córdoba. En la comisaría, le dijeron que en realidad tenía que presentarse en la Primera de Santa Rosa, donde finalmente fue detenida. Contó que la mantuvieron detenida "en una habitación muy chiquita, horrible, me toquetearon toda, intenté decirles algo; ahí fue todo desagradable. Me quitaron toda la ropa y les pedí que me dejaran llamar a un abogado, pero me dijeron que no".
Luego, fue trasladada, ya vestida, a un calabozo que "era una mugre y al rato me trajeron un plato con algo que no era comida, era una burla. Ni al perro que menos se quiere se le da eso".

 

Simulacro de fusilamiento.
Al día siguiente, un policía la llevó a un pasillo y le dijeron que firmara un escrito donde decía que había sido detenida en la vía pública por andar sin documentos. "En realidad yo le entregué los documentos a ellos, y no quise firmar, pero en ese momento, sacó un arma -se la afirmó en la cabeza- y me dijo: 'como quieras', tuve que firmar", siguió.
"Ahí adentro siempre fue todo desagradable, no me bañé nunca, estuve con diarrea, no me abrían la celda cuando necesitaba sino cuando disponían ellos. Estuve indispuesta y no me arrimaron nada", relató ante el Tribunal Oral Federal.
Además, explicó que "un día apareció el comisario del lugar, que me atendió bien, iba a charlar conmigo". El policía le comentó que su marido también había sido detenido ilegalmente y le permitió escribirle una carta para su hijo.
Por otro lado, comentó que en la seccional de esta capital durante "las noches los gritos eran desgarradores por las torturas" y que en "en general eran gritos de hombres", aunque "una noche torturaron a una mujer. Mi marido pensó que era yo y empezó a golpear en una pared el ritmo de una musiquita de una película que habíamos visto y yo le respondí el final de esa musiquita, así nos podíamos comunicar".

 

"Sabían más que yo".
En una oportunidad, la sacaron encapuchada y esposada para interrogarla. "Sabían de mi vida más que yo. Siempre me pregunté por qué fui presa, si no estaba involucrada con el colegio. Entre las cosas que sabían y me contaban, había un señor que me decía 'qué hacés zurdita'. Esa noche, me gritaban, y una de las preguntas eran 'por qué te dicen zurdita', creo que a veces en los pueblos se va un poco la lengua y la imaginación y eso trae consecuencias terribles. El motivo, creo, fue la difamación", relató.

 

"La chusma".
Por otro lado, la mujer recordó que era madre soltera y que ello generaba ciertos cuestionamientos de "señoras católicas" que le sugerían que abortara, algo que rechazó. "La chusma elaboró un perfil de mí muy interesante, para armarme la figura de subversiva, nunca supe porqué me detuvieron pero sospecho que fue por la chusma", señaló.
Finalmente, Bertinat fue liberada por un pedido de su familia al gobernador. Fueron a Toay, donde los atendió Fabio Iriart, quien les entregó un certificado "para que no tengamos problemas en transitar por el país, decía que yo no portaba ideología que comprometa la seguridad del país". Le dieron uno a ella y otro a su marido.

 

Prado y Santajuliana.
Durante la audiencia, también declaró Roberto Carlos Prado quien fue detenido en La Adela en 1977 , acusado de hurto de Ganado en Algarrobo, provincia de Buenos Aires. También estuvo alojado en Bahía Blanca y en Santa Rosa (La Pampa), donde fue traslado a la Seccional Primera. Fue sometido a torturas, picana y golpes e identificó en ese escenario al ex policía Roberto Fiorucci. También estuvo en Río Colorado y General Acha. Recordó que durante su interrogatorio "uno dijo cualquier cosa matalo".
Finalmente, prestó testimonio Nélida Santajuliana, familiar de Roberto Oscar Santamarina, un comerciante que estuvo detenido ilegalmente y sufrió tormentos, en el marco de una recriminación de los militares por supuestas irregularidades en licitaciones del gobierno anterior.

 

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