Miércoles 27 de marzo 2024

"Nunca supe por qué me secuestraron"

Redacción 28/04/2018 - 00.44.hs

María Zulema Arizo declaró ayer sobre el secuestro de tres meses que sufrió hace 40 años cuando estaba embarazada y tenía 31 años, en la continuidad del juicio de la Subzona 14 II, en el que se investiga a un grupo de ex policías y ex militares por delitos de lesa humanidad cometidos en la última dictadura en La Pampa.
La docente recordó que fue detenida ilegalmente el 23 de mayo de 1978 en una escuela rural de Paso de los Algarrobos, donde daba clases. "Estaba durmiendo en la escuela albergue y a la 1 de la mañana entraron cuatro o cinco personas a los golpes en las puertas, con una linterna y me dijeron que me tenían que llevar. Me tuve que vestir delante de ellos", relató por videoconferencia desde la ciudad de Rosario.
Agregó que la llevaron a una camioneta con los ojos vendados y esposada. Mientras era trasladada, frenaron en un campo y la golpearon, con una piña en el estómago. "Les dije que no me pegaran porque estaba embarazada", declaró.
"Me decían que si mentía me iban a matar, que dijera lo que tenia que decir, pero yo no sabía qué era. Me decían que mi pareja (Juan Carlos Barrera) había hablado, pero a él no lo molestaron nunca, no tuvo problemas", siguió.
Además, la testigo víctima manifestó que la trasladaron a un lugar que era "como un pozo, parecía una morgue. Venían y me decían que hable, me pegaban patadas en las piernas para que me levante". Estando en ese sitio, donde solo había un colchón en el suelo, para ir al baño tenía que pedir permiso y la llevaban con los ojos vendados. Sobre sus secuestradores dijo que "siempre estaban de asado, riéndose" y señaló que en una oportunidad, uno de ellos, le dijo: "Acá somos todos hombres, espero que no te pase nada".
En otro tramo del testimonio, manifestó que antes de su secuestro pasaron por la escuela rural dos policías, haciendo inteligencia, y uno de ellos se hizo pasar por un cura. La directora del colegio era hermana de Fiorucci, aunque la víctima aclaró que "nunca" supo si ella la "traicionó". También dijo: "Nunca supe por qué me secuestraron".

 

Cuarenta años.
Posteriormente, la mujer fue trasladada a la Seccional Primera de Santa Rosa, y quedó incomunicada durante un mes, y contó ayer que un oficial pasaba por su celda y le decía que no la podía atender porque ella dependía del Comando Militar Subzona 14. "Me sentía mal, tirada como un perro", relató.
En una oportunidad, fue atendida por un médico morocho y robusto, porque tenía una infección en los riñones. Luego, recordó que otras mujeres, detenidas por prostitución, le contaron que Carlos Reinhart, uno de los ex policías acusados, las "llamaba para tener sexo". Incluso, manifestó, una de ellas quedó embarazada y le practicaron un aborto en el hospital Lucio Molas.
En el primer piso de la Primera, agregó, fue interrogada por Fiorucci, "siempre con el arma en el escritorio", y que el ex policía le dijo que quedaba libre, el 23 de agosto de 1978, pero se tenía que volver a Rosario y en la noche fue llevada hasta la Terminal por un policía y la celadora.
Su hijo nació luego en el mes de octubre, poco después de su liberación. "Esto fue lo que me pasó hace 40 años pero sigo recordando todo", afirmó la mujer, que después de su detención continuó trabajando "sin problemas" y se jubiló como docente en 2007, según explicó ayer.

 

Testimonio por extracciones
Sobre el final de la audiencia, el médico policial Máximo Pérez Oneto -acusado por 22 víctimas- se refirió al testimonio de María Arizo, afirmando que "si bien no me mencionó, quiero aclarar para que no haya malas interpretaciones". Y agregó: "Ella refirió a extracciones de sangre que le hicieron mientras estuvo detenida; eso era algo que hacía un bioquímico o a veces enfermeros".
También manifestó que Arizo dijo "que fue examinada por una persona de guardapolvo blanco, canoso. Yo en esa época contaba con 33 años y siempre me peiné a la gomina, tenía el pelo renegrido". Además, ante la pregunta de su abogado defensor, recordó que el bioquímico en ese momento era "el Negro" Chirino y que "era de tez oscura y canoso. Y usaba guardapolvo".

 

"Un festejo desmedido"
María Zulema Arizo también se refirió al Mundial de fútbol de 1978 que fue utilizado por el gobierno de facto como una pantalla para esconder las atrocidades de la dictadura cívico militar en el país.
"Cuando Argentina salió campeón, el festejo fue tremendo, desmedido, horrible, golpeaban los portones, puertas, mesas, gritaban", comentó la testigo víctima ante el Tribunal Oral Federal.
Siguiendo en su relato, Arizo agregó que "estando ahí al lado encerrada me parecía que no era el lugar adecuado para hacer eso, pero claro, ellos tenían otra mentalidad".

 


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