Sabado 06 de abril 2024

Pity: "El fútbol me hizo conocido"

Redacción 20/05/2018 - 01.21.hs

Fue un notable futbolista, y además se destacó en diversos puestos de la administración pública, siendo primer Director de Deportes de la provincia. Un santarroseño que dejará una huella, sin dudas.
MARIO VEGA - Hubo un tiempo que fue hermoso... claro que sí. Eso se nos suele ocurrir pensar al repasar lo vivido, al rememorar aquellas épocas donde -además- éramos mucho más jóvenes. Y lo cierto es que cuando de remembranzas se trata se agolpan a borbotones los recuerdos... y casi naturalmente vienen a la mente los más lindos, esos que se evocan con una sonrisa que parece venirnos desde el fondo mismo de nuestras almas.
Este hombre que ahora tengo sentado frente a mí sabe de instantes de cierta celebridad, de sentirse conocido por lo que ha hecho en diferentes ámbitos, aunque tiene claro que, verdaderamente, si resulta de alguna manera distinguido es por el fútbol... "Me conoce todo el mundo por eso... en el interior de la provincia, y también en Santa Rosa", admite. Eso aún cuando ocupó diversos cargos públicos de importancia, como ser Secretario General de la Gobernación; o el primer Director de Deportes de la provincia.

 

Sí, otra vez fútbol.
Esta página hoy está dedicada a un hombre vinculado al deporte, pero que trasciende al fútbol... Se trata de una persona que fue -aún lo es para los que gustan rememorar viejos tiempos-, una referencia de nuestro deporte lugareño. Pero que además se desempeñó por muchos años en diferentes ámbitos de la administración pública.
Dicen, y coincido, que para construir el futuro no es necesario olvidar el pasado y, es más, estoy convencido que siempre resulta bueno tener una referencia donde afirmarnos para mirar lo que viene. Pasa un poco en todos los espacios: en lo social, en lo político, en lo deportivo... en lo que sea.
A veces conversando con algunos amigos cercanos -periodistas ellos- advierto que no creen imperioso estar refiriendo a lo que pudo haber pasado; e incluso que no hay necesidad de retrotraernos a antiguos nombres que en su momento fueron glorias deportivas, figuras que -mal que les pese- no han podido ser emulados en estos tiempos. Casi ni les interesa a mis queridos colegas detenerse a escuchar viejas historias... y, de verdad, no me parece bien.

 

Más que fútbol.
El amigo/a lector/a podría prescindir de detenerse en esta nota si creyera que sólo es una mención a un personaje futbolero -sobre todo si no le gusta el fútbol-, y tal vez tendría algo de razón si así fuera. Pero entiendo que hombres como este trascienden más allá de las virtudes que pudieron haber tenido pateando
una pelota... Así podría ser que alguien que considere al fútbol como una cuestión menor, quizás trivial -aún cuando nadie podrá negar que millones de argentinos viven pendientes de esa pasión- pueda creer que sería perder el tiempo ponerse en la tarea de leer esta nota... pero particularmente entiendo que esta es la historia de un hombre que trasciende al deportista.

 

Pity, el mejor.
Oscar Felipe Kraemer (74), Pity para todos, fue para mí el más extraordinario centrodelantero de nuestro fútbol provincial... Seguramente habrá otros que piensen distinto, e incluso me lo han manifestado: así mencionaron como los más destacados a Omar Lupardo (ex Deportivo Penales de los años '60), Marcelo Urtiaga (un poco más acá, incluso contemporáneo de Pity), y hay más nombres... Pero como la nota la escribo yo... me tomo el atrevimiento.
Cabe decir que Pity Kraemer fue de esa estirpe de jugadores que -como siempre digo- si hubieran nacido al lado de la cancha de Ríver, de Boca, San Lorenzo, o cualquier club porteño, se habrían destacado por años con cualquiera de esas camisetas... Y entre esos puedo agregar a Félix Omar Villalba, Aldo Bafundo, "Barba" Rechimont, "Nene" Blanco... y muchos otros.
Pero ya se sabe: "el hombre es él y sus circunstancias".
Y si este contexto, esta circunstancia, es jugar en un equipo de la Liga Cultural se hace más difícil llegar.

 

Primer Director de Deportes.
Pero Pity no sólo se lució como un enorme jugador de fútbol, sino que fue de esas personas que se nutrieron a lo largo de la vida; y por eso sólo habiendo realizado 6° grado en la Escuela 180 llegó a ocupar cargos importantísimos, tanto a nivel provincial, como nacional. "Fui el primer director de Deportes de la provincia", comenta en un momento de la charla, aunque sería nada más que parte de una larga carrera en la administración pública, eso sin que Oscar Felipe Kraemer haya tenido "vocación política. No la tenía, pero las circunstancias me fueron llevando", completa.

 

Una familia de la Villa.
Cuenta Pity que su papá se llamaba igual que él, Oscar Felipe, y fue empleado de Obras Sanitarias de la Nación, pero además el hombre ayudaba a la economía familiar "trabajando de pocero... alguna vez lo ayudé, pero poco", se ríe.
Su mamá era Petrona Martínez, y sus hermanos fueron: Eugenio "Chiche" Martínez -conocido trabajador municipal, muy aficionado al tango-, Coco Inchoust, Ricardo Martínez y Natilde, los cuatro fallecidos.
Pity es casado con Elena Fiorucci -muchos años empleada del Registro de la Propiedad Inmueble-, son padres de cuatro hijos, tienen siete nietos y, desde hace poco más de dos semanas un bisnieto que aún esperan conocer porque vive en Buenos Aires.
"Mis hijos son Valeria, que es la mamá de Santiago Martín (28) que recientemente fue papá de Martín (20 días); Walter que tiene a Tomás (15) y Naomí (13); Nuria mamá de Juan Ignacio (19), Facundo (18) y Felipe (7); y Nahuel, que tiene a Emilia de sólo 6 meses", memoriza Pity.
Vivió siempre en el barrio, porque hoy su casa está en Pestalozzi al 500, y antes con sus padres estaban en la misma calle a dos cuadras de distancia. "Siempre en la Villa, y desde hace muchos años ya en esta casa que la hicimos con dos créditos del Instituto de Seguridad Social". Obviamente otros tiempos -de más previsibilidad- que daban la posibilidad de construirse la vivienda de esa manera.
"Con Elena va a hacer 50 años que nos casamos, y habremos andado un par de años más de novios", completa la información familiar.

 

Los primeros trabajos.
Con la escuela primaria terminada no había muchos caminos para tomar: estudiar o trabajar, y Pity eligió lo segundo. "Tendría 14 años y trabajé un tiempo haciendo pan dulce en una panadería que está atrás del Club Estudiantes... era para el tiempo de las fiestas de fin de año. Después con 16 ingresé en la Provincia, y me tocaba también vender pan en el Mercado Municipal a gente carenciada... tenía que ir a la Colonia Penal a retirarlo y después lo ponía en bolsitas para la venta; y al poco tiempo ya empecé como cadete en la administración pública", resume.
Para entonces jugaba al fútbol en el club de la Villa, General San Martín. "En cuarta división teníamos un equipazo, y le llegamos a ganar 7 a 1 a All Boys; eso los sábados, pero además los domingos jugábamos en primera", precisa.
Recuerda a algunos de sus compañeros de equipo de esa época, como "el petiso Docampo, Pirulo Lucero, y otros como Juan Carlos Gómez y Carlos Jalabert, con los que pasamos juntos a All Boys". Los tres jugarían luego muchos años en la entidad auriazul.

 

En la Administración Pública.
Se puede señalar -sin desmedro de los buenos empleados públicos que pueda haber hoy en el Estado provincial-, que entre los antiguos trabajadores había quienes se desempeñaban con gran responsabilidad, y agregar que eran realmente eficientes. Tuve la suerte de conocer a muchos de ellos, cuando se usaban las viejas máquinas de escribir (Remington u Olivetti), y veía la prolijidad con que se redactaban decretos y resoluciones, y además los conocimientos que iban adquiriendo en el manejo de la cosa pública.
Particularmente puedo mencionar a gente como "Gogui" Rodríguez, Héctor Urdaniz, don Héctor Suárez, me acuerdo de Vaquer (jefe de Despacho de Asuntos Agrarios), y muchos otros. Casi podría decirse, verdaderos profesionales en sus tareas. Buenos de verdad.
Pity, aún sin haber hecho el secundario, era uno de esos eficientes laburantes, y de a poco se fue ganando la confianza de sus superiores, que advirtieron que tenía una pasta especial.

 

Director de Deportes.
"Un día Di Liscia, que era el ministro, y el subsecretario Caracoche, me encomendaron buscar antecedentes en Córdoba... porque cuando íbamos a reuniones de deportes todas las provincias tenían director, y nosotros enviábamos un delegado. Ellos decidieron crear el cargo de Director, y cuando se armó todo me designaron a mí, así que fui el primero en ocupar el cargo en La Pampa", rememora. En tres períodos distintos le tocó encargarse de esa dirección.
Más adelante sería Jefe de Despacho del Ministerio de Bienestar Social, cuando el titular era 'Chery' Almudévar; y luego Director de Administración en Salud Pública, hasta 1989.
En Deportes iba a poner en marcha los torneos para empleados públicos -antecesores de los actuales torneos de veteranos y profesionales-, y también los Juegos Deportivos Pampeanos, todavía vigentes.

 

Convocado por Ahuad.
Más tarde lo sorprendió Néstor Ahuad al asumir como gobernador: "Pildoro Gazia era ministro de Bienestar Social y me dijo que Ahuad quería verme, así que fui a su despacho: 'quiero que seas Secretario General de la Gobernación', me dijo y me quedé mudo. 'Pero gobernador, tengo 6° grado', le contesté", cuenta Pity mientras no puede evitar emocionarse... "Sí, soy de emocionarme, y últimamente un poco más", agrega y un poco me deja sin palabras.
"Porque de verdad, yo no tenía ni título secundario, pero insistió y no podía decirle que no... era el gobernador", justifica.

 

En la Casa Rosada.
Desde ese momento sería un cercano colaborador de Néstor Ahuad, en cuanta función le tocó a este asumir más tarde. "Lo acompañé a Jujuy cuando se intervino el Partido Justicialista en esa provincia; más tarde en Migraciones, que dependía del Ministerio del Interior, y hasta tenía oficina en Casa Rosada... ¿Sí lo conocí a Menem? Sí, si incluso me ha mandado a hacer cosas, como una vez que había retenidas en la Aduana 90 ambulancias: me ordenó que destrabara eso porque él quería tenerlas en Olivos para entregarlas a las distintas provincias... Sí, claro que lo conocí; como a Manzano, o a Gustavo Béliz que vino después", expresa.
Luego pasó a desempeñarse en el Ministerio del Interior, cuando el pampeano Jorge Rodríguez fue nombrado en el cargo: "Él era íntimo amigo de Solé, así que también trabajamos ahí con Miguel", rememora. Finalmente Rodríguez sería Jefe de Gabinete de Menem, y Pity también iba a cumplir funciones allí.
Más tarde Pity regresaría Santa Rosa, y después de acceder a un retiro pasó a trabajar en la actividad privada. "Le compramos el comercio de accesorios a Mito Evangelista, en calle 25 de Mayo y seguimos en el rubro... porque ya teníamos dos lugares chiquitos de venta de accesorios de automotores", dice Pity, quien explica que "todavía meto algunas horas atendiendo el negocio... Me gusta, estoy activo y le ayudo a Walter", completa.

 

El futbolista que fue.
Hubo un tiempo que fue hermoso... deportivamente hablando. Aquellos en que se decía "All Boys es La Pampa". Y era más o menos así, porque cuando el equipo auriazul -al que todos querían ganarle y se le tenía un poco de bronca en el plano local- disputaba los entonces famosos torneos Regionales, "todos" eran de All Boys. Se podía ser simpatizante de Atlético Santa Rosa, Belgrano, Sarmiento, o la Villa, que el domingo que All Boys enfrentaba a equipos mendocinos, neuquinos, puntanos, o de donde fueran, todos en las prietas y rumorosas tribunas pasaban a ser de All Boys... Allí se deponían diferencias y los futboleros iban esperando el triunfo auriazul que lo depositara en el torneo Nacional. Un logro en el que estuvo a las puertas muchas veces, y nunca pudo conseguir. Paradójicamente el clásico rival, Atlético, lo habría de obtener, pero esa es otra historia.

 

El gran equipo de All Boys.
All Boys, de la mano de dirigentes como Ramón Turnes -uno de los más apasionados, y de los que más plata ponía-, Diego Sardiña, Perita Bretón, los Manfredi, y tantos otros, había empezado a formar un gran equipo, y captaba a los mejores de los distintos equipos, de la capital provincial, o del interior. Así llegaron entre los primeros Gabriel Castillo, "El Nene" Blanco, Carlos Rechimont, Pelusa Santos, Aldo Bafundo y todos los que conformaron ese tremendo equipo, que ganaría 11 campeonatos en fila en la Liga Cultural.
Una formación que salía de memoria era Elías Galant, Aldo Bafundo, Edilio Zabala o Carlos Rechimont, El Nene Blanco y Juan Carlos Orrego; Juan Carlos Facio, El Gato Villalba y Orlando Santos; Néstor Vicente Cejas, Oscar Felipe Kraemer y El Vasco Rincón. Pero también se recuerda a otros que pasaron como Domingo Rodríguez -ex Ríver-, Cacho Ledesma, el Alemán Domínguez, los hermanos Arnaldo y Rubén Martín, el Monito Carasay...

 

Conocido por el fútbol.
"Aún cuando estuve en la función pública en diversos lugares, soy mucho más conocido por el fútbol... aunque te digo la verdad, creo que no me gustaba demasiado", dice y ciertamente no puedo creerlo. "Cuando chico jugábamos aquí en el barrio, porque esto era todo potrero... y a veces esperábamos que trajeran las vejigas del Matadero y las usábamos como pelotas. Al tiempito quedaban duras y jugábamos con eso... o con las pelotas de trapo", menciona.
La Villa Santillán -enorme, no la que es hoy dividida en otros varios barrios- produjo grandes jugadores que nutrieron no solo al Club San Martín, sino también a otros equipos de la ciudad. Pero Pity, pese a que tuvo momentos fantásticos, confiesa que le hubiera gustado "hacer cualquier otro deporte y no fútbol... De hecho la pasaba muy bien jugando a la pelota a paleta, o a las bochas con los muchachos del club".
No obstante será siempre recordado como el centrodelantero que fue, vistiendo la casaca de la Villa, de All Boys, y también de los seleccionados de la Liga Cultural, cuando a cancha llena jugaba el torneo argentino por la Copa "Beccar Varela".
Hoy, en una etapa distinta -aunque siga trabajando con uno de sus hijos-, Pity puede estar conforme con lo que ha hecho...

 

Dejar una huella.
Dicen que la vida no es lo que uno vivió, sino lo que uno recuerda... y cómo la recuerda para contarla... y en el repaso de la suya Oscar Felipe Kraemer puede estar seguro que ha dejado una huella, profunda. Porque quizás la vida se trate un poco de eso: de dejar una marca grabada a nuestro paso, allí donde nos encontremos.
Pity, este domingo, como cada uno de ellos, estará reunido a la mesa familiar con casi todos los suyos... Y a lo mejor, producto de esta nota, habrá algún comentario sobre los tiempos vividos... y también esos que aún vendrán: "Porque lo nuestro estuvo bueno, pero ahora es el tiempo de ellos, de los hijos, de los nietos... Tratar de ayudar a que sean felices... ¿No es cierto?". ¡Y que tarea más linda que esa... goleador!

 

"El 9 es un fenómeno"
"Cinco veces estuve a punto de firmar para Vélez... pero un día me cansé de tantas vueltas y me vine. Cuando me llegó el telegrama que me tenía que incorporar porque el equipo se iba al exterior les dije que no", cuenta Pity.
A fines de los '60 y principios de los '70 Oscar Felipe Kraemer era un jugador archi conocido y cotizado en nuestras canchas, por eso no extrañó que lo quisieran de Buenos Aires. "Viví un tiempo en la cancha de Vélez, entrenaba con la primera, donde estaba Daniel Willington (uno de los más grandes jugadores del fútbol argentino), Ovejero, el Gato Marín (gran arquero que triunfaría en México), el tucumano Nievas... un equipazo. Teníamos buena relación, y me invitaban a jugar por plata en canchas que había en la Avenida General Paz... al principio yo no quería arriesgar mi platita, pero con esos jugadores no perdíamos nunca, así que la ponía. A veces en Buenos Aires, para mitigar la soledad -eran otros tiempos- me iba hasta Caballito y me juntaba con El Negro Cejas -en ese entonces en Ferro-, y andábamos dos pampeanos por la gran ciudad", recuerda sonriente Pity.

 

El gran gol a Gimnasia.
No todos recuerdan cómo jugaba: era veloz, hábil para desprenderse de la marca, pero sin exagerar, y tenía un gran remate con cualquiera de las dos piernas. Tenía facilidad para jugar en pared, y una de las jugadas más célebres fue ante Gimnasia y Esgrima La Plata: en tres cuartos de cancha Pity se encontró con "Colores" Facio y a puro toque y devolución llegaron al área, y allí el centrodelantero en el final de la maniobra con un toque sutil sometió al gran Hugo Orlando Gatti. "Sí, fue un golazo... con 'Colores' nos buscábamos y teníamos sintonía para jugar", recuerda Kraemer.
Es el contador Luis Garzarón -ex arquero de Atlético Santa Rosa- quien cuenta una jugosa anécdota: "El Negro Rogers (hoy intendente de Lonquimay) había conocido al hermano de Gatti, y este le dijo que lo fuéramos a ver cuando llegara a Santa Rosa con Gimnasia. Lo hicimos y con 'el Loco' tomamos un café en 'Nairobi' (ubicado en calle 9 de Julio)... Parco pero gauchito Gatti, quien al final nos invitó a cenar al Club Sarmiento, donde después del partido iba el plantel de Gimnasia. Allí fuimos: lo esperamos cuando bajó del micro y entramos con él... cuando comentábamos el partido (All Boys ganó 3 a 1 esa noche en cancha de Belgrano), le preguntamos a Delio Onnis, Séneca y otros jugadores si les había gustado 'Colores' Facio, y fue Gatti el que mirándonos nos respondió: '¿¡¡Quién?!! ¡No papá!!! El fenómeno es el 9... ¿cómo se llama ese jugador?, ¡ese tiene que jugar en Buenos Aires!'. Sí, era el Pity Kraemer", cierra Garzarón.

 

¡Qué banda...!
Pity Kraemer estuvo en lugares de privilegio aportando su trabajo, y le tocó estar en Buenos Aires cuando se hablaba de "la banda de los pampeanos", que ocupaban puestos en diversos organismos del estado nacional.
En su momento no faltaron los que señalaban que no todos "se portaban bien", y algunos resultaron sospechados. Lo cierto es que Pity no resultó cuestionado, ni hubo sobre él algún recelo especial, y obviamente nunca fue denunciado por nada: "La verdad es que lo que tengo lo hice laburando: esta casa con dos créditos del Instituto... después compramos un gran terreno con unos amigos que loteamos e hicimos una diferencia... Y trabajé toda mi vida. Solo eso...".
Se ríe cuando se habla de "la flota de taxis" que decían que tenía el Ruso Marusich. "Tenía un solo taxi, un Renault 11 que un día se lo pedimos prestado para ir no sé dónde y se lo rompimos", se ríe con ganas.

 

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