Solidaria: joven de 22 años le donó un riñón a su padre
Martes 05 de marzo 2024

Solidaria: joven de 22 años le donó un riñón a su padre

Redacción 22/05/2008 - 01.35.hs

(General Pico) - El hombre pasó doce años bajo tratamiento de diálisis. Un equipo médico completó el trasplante con éxito. Ambos evolucionan normalmente y llaman a ser solidarios y donar órganos.
Paola tiene sólo 22 años, pero vivirá el resto de sus días con un solo riñón. Hace una semana, en un trasplante realizado en General Pico, escribió una lección de vida al donarle a su padre, Norberto, uno de sus riñones. Si eso no ocurría, su vida se apagaba.
En su casa, después de pasar un día y medio en terapia, y otros dos en una habitación de una clínica local, Paola busca completar su recuperación. Recuerda que a los 15 años tomó la decisión de ser donante de su padre. Mientras habla frota sus manos y acaricia la crucecita que cuelga de su cuello. Su perra, Branca, permanece al lado, atenta y custodiando.
"Tuve que esperar a ser mayor de edad para poder ser donante, así lo establece la ley. Y después que las condiciones de salud de mi papá y las mías permitieran realizar el trasplante. Fue un largo tiempo de espera, pero cumplimos con el deseo familiar", dice Paola.
Su padre desde hace 12 años sufre una insuficiencia renal. Pasó más de cuatro mil días y sus noches, postergado por la enfermedad cautivo de las sesiones de diálisis. "Vivía atado a una maquina", dicen en la familia, para describir las limitaciones que impone el padecimiento crónico que, termina por agotar hasta los más fuertes. Y la palabra atado, quizás, resuma el sufrimiento de quienes dependen de la diálisis para seguir viviendo.

 

Sonda.
Norberto entregó muchas veces su antebrazo a una sonda que llevó y trajo su sangre hasta una máquina que la "desintoxica" como lo haría un riñón. Hubo momentos de complicaciones, cirugías, internaciones en terapia intensiva y más cirugías. "Fueron años de continuo sufrimiento para toda la familia y recuerdo que en tres oportunidades estuvo grave", cuenta la joven que se muestra fuerte en plena etapa convaleciente. La voz suena madura cuando repite que "cualquier persona puede vivir con un riñón menos". Un mensaje para afirmar la importancia de ser donante. Tres veces por semana en largas sesiones, Norberto, se sometía al tratamiento. Muchas veces terminaba mareado o descompuesto. La vida se acotó: no podía trabajar, y se terminaron las vacaciones junto a su mujer y sus hijos.
"Ante este tipo de situaciones dentro del grupo familiar se viven instantes desesperantes; a mi papá se le terminaba el tiempo. Teníamos miedos y temores, pero avanzamos con decisión", agrega. Ella tuvo que realizarse todo tipo de exámenes médicos para el trasplante, desde psiquiátricos hasta ginecológicos, tal cual establece los protocolos antes de cada trasplante.

 

Ese día.
El 14 de mayo, padre e hija ingresaron a quirófano de la clínica. Envueltos en el olor que emanan los sanatorios, entre murmullos, y junto a los médicos con sus ropas livianas, completaron el trasplante. El equipo del doctor, Osvaldo Campi, junto a otros médicos, las enfermeras, los instrumentadores, el anestesiólogo, hicieron su trabajo profesional. La familia no puede resumir en palabras el agradecimiento a la labor de cada uno de ellos. La cirugía se extendió por horas. "Sólo recuerdo que cuando salí de la anestesia tenía frío. Después me llevaron a terapia y todo parece marchar bien. Tengo pequeños dolores y por supuesto aún tengo los puntos", dice Paola en el living de su casa, que aún tiene colgados los globos y los carteles de su fiesta de cumpleaños. La recuperación de la joven llevará unos meses hasta que pueda desarrollar su vida en forma normal. "Se puede vivir sin riesgos, sin complicaciones", reitera. Amigos y familiares quieren saludarla y saber de su estado de salud. Una abuela, permanece cerca de la nieta. En poco tiempo, Paola, buscará retomar cada paso de su vida. Volverá a las clases de gastronomía que canjeó por las de inglés en tonada cordobesa. Su papá espera que el cumpleaños número cuarenta y nueve, que está a la vuelta de la esquina, - dos días antes de que mayo se termine-, lo pueda pasar en su hogar. El abrazo con su mujer y sus dos hijos, será el mejor regalo para ellos que le entregaron a la sociedad un ejemplo de solidaridad y fortaleza humana.

 


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