Martes 23 de abril 2024

A pesar de los violentos, se hizo el Encuentro de Mujeres

Redacción 18/10/2017 - 00.46.hs

Como sucede ininterrumpidamente desde 1986, el fin de semana pasado se realizó en Resistencia, Chaco, el Encuentro Nacional de Mujeres versión 32, al que concurrieron 70.000 mujeres de todo el país.
IRINA SANTESTEBAN
El documento de Apertura, elaborado cada año por la Comisión Organizadora, integrada por mujeres de cada sede que durante un año trabajan para la realización de semejante evento, resaltó que era el segundo de los 32, que se hacía en Chaco, la segunda provincia más pobre de Argentina. En esa oportunidad -1998- llegaron a Resistencia unas 10.000 mujeres, 19 años después recibieron una cantidad siete veces superior.

 

Lo que no se dice ni se ve.
Hay que saber organizar a tantas mujeres, para que 71 talleres con las más diversas temáticas, se realicen de manera más o menos ordenada, con sus coordinadoras, sus lugares de sesión, y la elaboración de sus conclusiones. Previamente, se procedió a la inscripción de todas las participantes, a medida que iban llegando, en ómnibus la mayoría (¡a falta de trenes en nuestro bendito y extenso país!), y luego repartir las viandas de comida, que estaban incluidas en el precio de la inscripción (150 pesos).
El alojamiento se hizo en escuelas y albergues, previamente asignados a cada delegación, y al finalizar la pernoctada, las propias mujeres limpiaron las aulas y salones que ocuparon. En la Escuela 93 de Resistencia, su vicedirector Víctor Barrios publicó en la red social Facebook un agradecimiento para las mujeres que se alojaron allí, porque no sólo dejaron las instalaciones limpias y ordenadas, sino que les hicieron una donación de alimentos para los niños que asisten a esa escuela: galletitas, azúcar, leche chocolatada y yerba.

 

Debates y dversidad.
El contenido de los talleres, que puede leerse en la página web del Encuentro (www.encuentrodemujeres.com.ar), es tan rico y diverso, que podría formar parte de un programa de gobierno progresista y hasta socialista. Aunque son temas de la agenda de reivindicaciones de las mujeres, abarcan con amplitud la mayoría de los problemas de la sociedad argentina: economía y deuda externa; integración latinoamericana; educación sexual, aborto, anticoncepción y maternidad; violencia de género, simbólica, obstétrica y femicidios; educación, universidad, ciencia y tecnología; trabajo productivo y reproductivo; organizaciones sociales, barriales, políticas y sindicales; mujeres, poder y política; acceso a la Justicia y poder judicial; activismo feminista, lesbianismo y mujeres trans; prostitución o trabajo sexual; adolescentes y adultas mayores; deportes y tiempo libre; medios de comunicación y medioambiente; y muchos más. Todos ellos abordados desde el punto de vista de las mujeres, esa "mitad invisible de la historia", que por siglos no fue tenida en cuenta para los debates y las definiciones de las políticas públicas.

 

Legalizar el aborto.
En muchos de los talleres la discusión se hace áspera y a veces, violenta. Así ocurrió durante años en torno al debate sobre la despenalización del aborto, entre las que están a favor y las que se autotitulan "defensoras de la vida", ligadas al activismo católico y conservador. En un innegable avance, los documentos de los Encuentros de los últimos años se pronuncian por la sanción de la ley que despenalice la interrupción voluntaria del embarazo, aunque en Argentina todavía estemos un escalón más abajo, peleando para que se aplique el protocolo para los abortos no punibles, contemplado en el Código Penal hace casi 100 años en el art. 86.
En muchas provincias, este protocolo, ratificado por el fallo FAL de la Corte Suprema de Justicia (mayo de 2012) está frenado por medidas cautelares en muchas provincias. En otras, aunque está vigente, no se aplica por las "objeciones de conciencia" de los médicos de los hospitales públicos, que se niegan a practicarlos.

 

Abolición o reglamentación.
En los talleres sobre trabajo sexual y prostitución, el enfrentamiento también es duro, entre las que defienden el trabajo sexual y pretenden que el Estado lo reglamente, y las que sostienen la postura "abolicionista", con la consigna "sin clientes no hay prostitución". Aunque esta cronista adhiere al abolicionismo, esta posición no puede ser impuesta, sin tomar en cuenta una realidad innegable, que es la existencia de la organización de trabajadoras sexuales, que hace años reclaman y pelean por sus derechos.
No es fácil conciliar ambas posturas, pero debería hacerse un esfuerzo para que sea un proceso de debate franco y no violento, pues está claro que, prostitución o trabajo, es un problema que no va a resolverse de manera inmediata, y menos sin escuchar a sus protagonistas.

 

Feminización de la pobreza.
Es un taller con gran protagonismo de las mujeres de organizaciones de base, con trabajo en territorios muy vulnerables, que sostienen grupos familiares con bajos ingresos, generalmente con muchos niños, y que salen todos los días a "parar la olla". Cuando se dice que "la pobreza tiene cara de mujer" es porque así lo reflejan los datos estadísticos, que muestran que la mayoría de los hogares de sectores vulnerables, tienen como jefa a una mujer. Hay que sumar también la persistencia de la desigualdad en los ingresos entre los trabajadores y las trabajadoras, temas abordados en los talleres sobre trabajo productivo y reproductivo, el reclamo de reconocimiento del llamado "trabajo de cuidado" o trabajo doméstico, así como el peso de la llamada "doble o triple jornada" que sigue estando a cargo de las mujeres, como temas que concitaron masivamente la atención de las concurrentes a los talleres.

 

Mujeres originarias.
Fue otro de los talleres con gran concurrencia, en el que participaron mujeres de los pueblos wichi, mapuche, sanavirón, aymara, qom, etc. Allí se abordó la realidad de esas comunidades, y su legítimo reclamo de respeto a su identidad cultural, al territorio y su autodeterminación, y no la "creación de un Estado", como alguna vez afirmó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, evidenciando ignorancia o desprecio por la lucha de estos pueblos.
En este taller estuvieron presentes temáticas trascendentes como la propiedad colectiva de la tierra y el respeto a los derechos reconocidos en la ley 26160, que les está otorgado por mandato constitucional (según la reforma de 1994), así como el fenómeno actual de la creciente extranjerización de la tierra en manos de los Benetton, Turner, Lewis y otros terratenientes, y la intención de grupos económicos monopólicos, de apropiarse de los recursos naturales.
La elección de la sede del próximo Encuentro, que recayó en la provincia de Chubut, fue un reconocimiento a la lucha de las mujeres del pueblo mapuche, y al reclamo de la aparición del joven Santiago Maldonado, cuestión que, sin embargo, había estado ausente en el documento de Apertura del Encuentro, lo mismo que el reclamo de libertad para Milagro Sala, que lamentablemente tampoco fue incluido.
La representante mapuche en el cierre del Encuentro, al mocionar como sede a Chubut, aludió a las enormes distancias que han tenido que recorrer las mujeres patagónicas cada año, para asistir a Encuentros realizados a miles de kilómetros, como sucediera este año, en la ciudad de Resistencia, Chaco.

 

Los violentos y cobardes.
El Encuentro y la tradicional marcha que se realiza el día domingo, transcurrieron pacíficamente; sólo fue un grupo minoritario y descolgado políticamente el que se apartó de la columna para dirigirse a la Catedral, adonde realizaron pintadas, pero sin que hubiera represión de las fuerzas de seguridad, que sólo actuaron para dispersar y apagar los fuegos que habían encendido.
La violencia vino de afuera del Encuentro, primero ejercida desde las redes sociales, con insultos y descalificaciones de todo tipo a sus participantes. Y luego, al momento de la finalización del evento, en la plaza 25 de Mayo, cuando un centenar de hombres y mujeres irrumpieron en el lugar donde se encontraban algunas mujeres que estaban esperando los ómnibus para regresar a sus lugares de residencia. Golpearon y agredieron, las persiguieron y les tiraron piedras, incluso a algunas que estaban con sus hijos, sin ningún tipo de provocación por parte de ellas.
La Comisión Organizadora repudió ese hecho, y exigió al gobernador Domingo Peppo, del Partido Justicialista, que se investigara y castigara a sus responsables. Ayer se había convocado a una marcha, pero la CO se negó a participar, para resguardar a las mujeres que habían sido agredidas, y seguir acompañándolas hasta que todas hubieran regresado sin nuevos problemas a sus hogares.

 

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