Martes 16 de abril 2024

Breve inventario de tareas sencillas

Redacción 21/04/2015 - 04.48.hs

El insólito accidente ocurrido la semana pasada en las calles santarroseñas -un automóvil que sufrió daños al chocar con una boca de registro abierta- es una de las gotas que tienden a colmar el vaso en materia de descuido municipal. El episodio se suma a una cantidad de detalles menores pero de importancia para la vida diaria que no son percibidos y corregidos por una administración municipal que cuenta, como la santarroseña, con organismos específicos para la atención de los diversos problemas de la ciudad como también de una nutrida planta de personal como lo acaba de advertir una concejal.
Por dar solo algunos ejemplos: en pleno centro de la ciudad abundan las veredas rotas y muy rotas, al punto de constituir un peligro potencial para el peatón. Su reparación implica trabajos sencillos que pueden exigirse mediante la aplicación de algunas de las muchas ordenanzas vigentes o bien puede asumir la propia comuna, cobrándole luego las tareas al vecino. A las veredas rotas se les puede agregar, diferenciándolas, las que han sido levantadas por las raíces de los grandes árboles.
Lo mismo puede decirse de la ausencia de tapas en los medidores del servicio de agua potable, que ya han ocasionado accidentes. La colocación de esos cierres es una tarea elemental y tanto desde este diario como de otros medios se viene señalando la anomalía desde hace años sin que haya reacción comunal alguna.
Y a propósito de los árboles: muy poco o nada se ha visto de la actual administración en cuanto a los que pueblan -o deberían poblar- la ciudad. No hay ni uniformidad, ni reemplazo de ejemplares secos ni tan siquiera una sencilla poda de las ramas que entrañan un cierto peligro para quienes transitan las veredas. En algunos sitios se observan árboles que ocultan las luces de los semáforos, sin que ese problema menor que se solucionaría con una cuidada limpieza del follaje, se solucione.
Otro ejemplo de fácil solución que brilla por su ausencia lo constituyen los cebreados que deben contribuir a dar cierto orden al tránsito y proteger al peatón al cruzar las calles. Pintar una senda o un estacionamiento o una parada de ómnibus no parece algo complicado ni oneroso sino, apenas, una iniciativa elemental producto de la observación y el sentido común; y sin embargo lo que se destaca es la ausencia de estos trabajos.
No se trata de hacer leña de una administración que llega a su fin pero lamentablemente el elocuente y enfático "sí" que acompañaba al nombre del actual intendente en la publicidad electoral ha quedado deslucido en su potencial promesa.
A los problemas expuestos, que puede comprobar -y agrandar la lista- cualquier vecino que camine las calles de la ciudad, se deben agregar las innumerables pérdidas de agua de la red de distribución, una circunstancia que, ciertamente, no puede atribuirse exclusivamente a la actual administración pero que resulta lamentable en cuanto a la falta o excesiva demora de las reparaciones. Por cierto que también en este aspecto la ciudad dejó de ser un ejemplo como supo serlo años atrás en relación a otros centros poblados de la región.

 


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