Jueves 25 de abril 2024

Cuando asustan sombras y bultos que se menean

Redacción 25/01/2015 - 04.18.hs

Creo que es Martín Fierro el que dice "a mí no me asustan sombras ni bultos que se menean".
Habría que ver si el gaucho de la realidad tenía la misma disposición de ánimo que el de ficción. Por lo que tengo observado y leído, de alguna manera todo hombre es sensible al misterio, a lo que no puede explicar. La causa de esta apertura al misterio no parece ser otra que lo mucho que ignoramos a pesar de los notables avances de la ciencia, tanto la ciencia que estudia hechos y cosas, como la que pone su mira en el sujeto que tiene esas visiones, por saber si no se está ante un desarreglo mental que proyecta sus manifestaciones y las percibe como ajenas, como producidas por algo externo.
Leí días atrás parte del prólogo de un libro por aparecer de la francesa Anne Cauquelin, sobre "Otros mundos". Esta científica, autora de "Las teorías del arte", escribe un nuevo ensayo a partir de la idea de la posible existencia de otros mundos por afuera del nuestro. Este es un tema antiguo, que ha tenido expresiones modernas. Hace unos meses me ocupé de publicaciones norteamericanas acerca de los "universos paralelos", los cuales repetirían el acontecer del nuestro, pero con adelanto, de modo que si pudiésemos acceder a conocerlos podríamos saber qué va a pasar y qué nos va a pasar. Frente a estas ideas no basta decir que se trata de disparates, pues es lícito formular conjeturas que eventualmente puedan llevar a descubrimientos de importancia.
Cauquelin pasa revista a las varias conjeturas que se han estado formulando acerca de una duplicación o una pluralidad de universos. Comienza por decir que si aceptamos la pluralidad de mundos con carácter sucesivo (o sea, que uno se extingue y nace otro) podemos preguntarnos si el nuevo será igual o si diferirá en algo con su precedente. En tal caso, en el nuevo mundo (o universo) seríamos los mismos, pero no una repetición exacta. Y dice que ya, ahora, habitamos dos espacios distintos: al lado del mundo de la existencia cotidiana se halla aquél donde pasamos parte importante de nuestro tiempo: el ciberespacio. Y pregunta si los habitamos de la misma manera o somos en alguna medida distintos en la vida corriente y cuando ingresamos en el mundo virtual. A partir de ahí esta teórica del arte se pregunta qué hace el arte, si descubre otros mundos y dibuja los contornos de otras formas o evidencias, si el arte "ve" lo que no es pero podría ser. Pregunta, se pregunta, cómo aprehendemos el cibermundo, qué realidad es la suya, si es una realidad de segundo grado, todavía no alcanzada.

 

Simultáneo
Diré que, puesto a imaginar, me atrae la idea de la pluralidad simultánea de universos, o sea que hay muchos mundos y están en el mismo espacio. Esta idea ya ha sido explorada por la ficción, a partir de imaginar que una situación nueva, un accidente, un acrecentamiento grande de la velocidad u otra circunstancia, hace que un hombre pueda salir de su mundo y entrar en alguno de los mundos vecinos. Así, le sería posible ver lo que va a pasar en nuestro mundo o lo que pasó antes. Si logra recordar y mantiene la cordura (eso tan débil) tendrá algo que contar o razones para adoptar una conducta que será incomprensible para los otros.
El caso de los ruidos extraños en una clínica de Santa Rosa puede tener multitud de explicaciones posibles. Puede ser que un primer oyente de lo extraño sea una persona con trastornos sensibles que le hacen percibir como suceso externo lo que está ocurriendo en su cabeza. O puede que en esas habitaciones de la clínica y en horas nocturnas, se produzca una interferencia, una interpenetración entre universos diferentes, tal que los que están en nuestro mundo perciban sonidos de mundos anteriores o simultáneos. En el caso de Santa Rosa se llamó a un sacerdote, que hizo lo que sabe hacer: bendijo. En la serie los cazafantasmas, se llama a la brigada especial de cazadores de lo extraño.

 

Mundo
Lo que llamamos nuestro mundo, no es nuestro del mismo modo, con la misma capacidad de posesión, para quienes lo habitamos. Aparte de lo que dice Cauquelin (que ya habitamos el mundo cotidiano y el del ciberespacio), cada individuo está a su modo en "nuestro" mundo: los más con poco y muy poco que puedan llamar suyo, los menos con mucho o muy mucho, que acaparan, defienden y tratan de acrecentar. ¿Alguien puede creer que se tienen las mismas sensaciones del mundo desde tan diferentes posiciones. Otrosí: ¿Es igual el mundo del niño, del joven, del anciano? ¿el del cuerdo que el del loco?
Y, ojo, que estamos ingresando en el territorio de lo extraño con el caso Nisman, que repite el misterio del cuarto cerrado y revela que las puertas pueden estar cerradas, pero que los tubos de aire permiten el paso de un extraño, como se ha mostrado en novelas y películas policiales.
Jotavé

 


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