Jueves 11 de abril 2024

Dilma ganó pero enfrenta a la oposición y dilemas propios

Redacción 01/11/2014 - 04.18.hs

Dilma Rousseff ganó otro turno de cuatro años en el Palacio del Planalto. Sin embargo, la oposición de derecha se abroquela para hacerle la vida áspera. Y en el mismo PT no hay una línea clara de cómo y adónde avanzar.

EMILIO MARÍN

Las encuestadoras estuvieron acertadas, puntos más o menos. En las 48 horas previas a la votación del 26 de octubre, Datafolha e Ibope daban entre 6 y 8 puntos de ventaja para Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores, frente al candidato de derecha Aécio Neves, del Partido Social Demócrata Brasileño. Eso implicaba un cambio, positivo, respecto a los sondeos de semanas previas que hablaban de un empate técnico.

La ventaja se recortó a menos de 4 puntos el día D, debido al esfuerzo descomunal de la derecha empresaria y mediática para desmerecer a Dilma y potenciar a Aécio. La revista Veja, que edita un millón de ejemplares, salió el viernes 24. Su tapa aseguraba que Rousseff y Lula "sabían todo" el presunto negociado de Petrobras, con desvíos millonarios de fondos. Así lo aseguraba sin pruebas un tipo de negocios poco transparentes, un cambista. El objetivo era tan electoralista que Veja apareció el viernes, cuando durante 40 años se editó los sábados. La excepción buscaba influir en 143 millones de votantes dos días antes de utilizar las máquinas del voto electrónico.

Dicho sea de paso. Entre las ventajas que Brasil lleva sobre Argentina en materia política está la del voto electrónico: rápido porque insume 15 segundos al elector y hace ganar tiempo al escrutinio nacional. Y sobre todo es más transparente pues evita toda la manipulación de las boletas que se falsifican, roban u ocultan en los cuartos oscuros argentinos según se comprueba en las últimas décadas.

Consumada la votación -y con rápido conteo oficial-, en la noche del domingo Rousseff pudo dar un discurso de agradecimiento a sus electores, en particular destacando a Lula como el militante número 1 de las causas populares. La mandataria entendió el mensaje de las urnas como un simultáneo "continuidad-mudanzas" donde debería renovarse. Su promesa inicial fue de renovación de la política, donde lamentablemente comenzó con el pie izquierdo, como se dice en Argentina.

La mujer del PT ganó por 3,24 puntos porcentuales, al colectar el 51,64 por ciento contra el 48,36 por ciento de Neves. En números absolutos, Rousseff tuvo 3.4 millones de votos más que su rival socialdemócrata, lo que da una pauta de lo pareja que fue la elección.

 

La Bolsa o la vida

Ese resultado fue festejado por los más humildes, la base obrera de la Central Única de Trabajadores y del Movimiento Sin Tierra, los continentes ascendidos a una clase media baja luego de tres gobiernos petistas (que sacaron de la pobreza a entre 35 y 40 millones de personas gracias a los programas sociales y el crecimiento de una economía subida al podio mundial en el escalón número 6), etc.

A ese público les hablaron Lula y Dilma en la campaña, sobre todo desde la primera vuelta del 5 de octubre, explicando en forma gráfica lo que podría suceder si triunfaba Neves. Aquellas conquistas se perderían totalmente o en gran medida, un panorama que también podría suceder en 2015 en Argentina en caso de victorias de alguno de los candidatos del neoliberalismo conservador.

El presidente de la CUT, Vagner Freitas, le puntualizaba a Página/12 el mismo día del comicio, sobre la eventualidad de una victoria del PSDB: "Neves es enemigo de los trabajadores, cuando gobernó Minas Gerais su política era atacar a los sindicatos, no negociar y hacerles la guerra en los tribunales para acobardarlos. Como presidente va a ser peor porque ahora tiene acuerdos con los banqueros que va a tener que respetar. En una de las reuniones con empresarios dijo, a puertas cerradas, que no le va a temblar el pulso para tomar medidas antipopulares. ¿Qué medidas? Congelamiento de salarios, aumento del desempleo, recorte del crédito, ésa es la receta de su ministro de Hacienda, Arminio Fraga. Arminio ya ha dicho con todas las letras que el salario brasileño es alto y afecta la competitividad y que causa inflación".

La Bolsa de San Pablo, el establishment empresarial paulista y del resto del país, así como los de las escuderías mediáticas más poderosas, jugaron a fondo por Neves. El ejemplo de la revista Veja es uno de tantos casos. Y eso se vio plasmado en hechos apenas se supo de la victoria de Rousseff: el lunes Bovespa cayó al principio casi 7 puntos y al final perdió la mitad, con 2,5 por ciento de devaluación del real. Fue mostrar los colmillos y decirle a la presidenta que en su segundo mandato debía atender a sus reclamos monopolistas o ellos le harían la vida muy difícil a ella y a millones de brasileños.

No por nada antes de la primera vuelta el Banco Santander advirtió a sus clientes de mayores depósitos las malas perspectivas de la economía si ganaba Dilma. La familia Setúbal, del banco Itaú, apoyó a Neves, luego de haber rodeado en primera vuelta a Marina Silva. En el estado de San Pablo, coincidente con el punto de vista de la Bolsa, el triunfo correspondió a Neves con el 65 por ciento de los sufragios. La cadena O Globo fue casi una oficina de prensa partidaria.

 

Mejor para la región

El fracaso del candidato conservador y neoliberal es lo mejor que pudo pasarles a los brasileños, pero también a los argentinos y la región. Es que el mismo había planteado una "limitación" (léase postergación) del Mercosur a favor de la firma unilateral de Tratados de Libre Comercio con la Unión Europea y EE UU. También la inserción en la Alianza del Pacífico con México, Colombia, Perú y Chile, con Washington de asociado.

De allí la alegría de la presidenta argentina que saludó con cuatro tuits la victoria de su amiga el domingo a la noche; Dilma la habló por teléfono posteriormente para agradecerle sus felicitaciones.

Más allá de las dificultades que tienen ambos países en sus respectivas economías y su impacto en las relaciones bilaterales, se mantiene una afinidad política al interior del Mercosur, Unasur y CELAC. Y que en julio pasado, cuando el BRICS realizó una cumbre en Brasilia, la dueña de casa invitó a Cristina a una reunión de la CELAC y el mencionado grupo emergente. Ambas quedaron en tener una reunión bilateral a mediados de este mes en la cumbre del "G-20" en Brisbane, Australia.

Algunas felicitaciones son mera formalidad, como el saludo de Barack Obama a su colega brasileña, con la esperanza de que ésta concrete su visita oficial a EE UU. La misma estaba prevista pero Rousseff no la concretó como forma de cuestionar el espionaje de la agencia de inteligencia NSA sobre las autoridades y empresas brasileñas.

La alegría de CFK era sincera; el saludo desde la Casa Blanca era más falso que moneda de cobre.

 

¿Adónde va el PT?

Se dijo que Dilma había comenzado con el pie izquierdo. Es que apenas 24 horas después de su importante victoria, el congreso anuló un decreto suyo, relativo a la participación de las organizaciones sociales en las estructuras del Estado. Paradojalmente, o no tanto, el rechazo corrió por cuenta del aliado del oficialismo, el PMDB, del vicepresidente Michel Temer, que en esto se unió a los socialdemócratas de Neves y otros partidos de derecha.

Esos sectores no quieren renovación política, ni movimientos sociales con participación estatal, ni plebiscitos. Identifican "consejos populares" con chavismo y comunismo. Dilma había enviado ese proyecto luego de las protestas populares en junio del año pasado, cuando estalló el movimiento de Pase Libre, centrado en el alto costo del transporte y luego devenido en reclamos más generales.

El rechazo indica la resistencia de la vieja política a abrir las puertas de la democracia a nuevos segmentos populares. La ultraderecha llegó a plantear construir en San Pablo una suerte de muro del Apartheid, para proteger a ese estado del ingreso de los nordestinos pobres, devotos de Lula y Dilma.

Para saltar por sobre esos muros y esos vetos en el Congreso habría que reunir una fuerza importante y movilizadora en torno al PT. Este ya no es el dinámico que lideraba al Foro de San Pablo con agrupaciones antiimperialistas.

La realidad del partido fundado por Lula es otra. Atilio Borón escribió notas de opinión donde recomendaba a la izquierda brasileña votar por el PT y analizaba el futuro. El 19 octubre, con el título de "La izquierda y el balotaje en Brasil", opinaba: "quinto, lo anterior no implica exaltación alguna del PT, que en su triste involución pasó de ser una organización política moderadamente progresista a un típico 'partido del orden' al cual el adjetivo de 'reformista' le queda grande".

Si esa fuerza no adopta un programa contra los monopolios y a favor de la reforma agraria, y si no moviliza a sus bases, no podrá doblegar a los intereses concentrados y la derecha política. Y estos tipos son capaces de intentar golpes como los ejecutados contra Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay, amén del golpismo que no cesa en Venezuela.

La derecha argentina se congratuló en "La Nación" de que en reemplazo de Guido Mantega, ministro de Economía, "hay por lo menos seis candidatos al relevo, casi todos salidos de los bancos", como Luiz Trabuco, presidente de la principal entidad, Bradesco.

Ojala no suceda. Sería un paso inicial de claudicación.

 


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