Viernes 12 de abril 2024

Ejemplo contra el negocio de los laboratorios

Redacción 30/03/2015 - 04.21.hs

Hasta hace unas décadas, el negocio de los laboratorios farmacéuticos consistía en patentar determinadas drogas para lanzarlas al mercado a un precio relativamente asequible para los sistemas estatales de salud, un precio que en ningún caso impedía que los dueños de los citados laboratorios se encontrasen entre las "personas" más ricas del planeta. A partir de la década de los ochenta, al calor de la globalización y de la progresiva implantación del sagrado dogma neoliberal, los grandes laboratorios tendieron a la concentración y cambiaron su modo de actuación con la intención de recoger los beneficios en un plazo mucho más corto. Por una parte eliminaron la competencia de la pequeña industria y de las universidades públicas, por otra, al convertirse en empresas cuasi monopólicas a escala global impusieron sus precios criminales a los distintos sistemas de salud. Sirva un ejemplo, la terifuonomida, principio activo que tiene efectos muy beneficiosos para los enfermos de Esclerosis Múltiple, apenas cuesta fabricarla unos cuantos dólares, pero el tratamiento se vende a miles.
Hay varias formas de evitar el abuso criminal de los laboratorios, uno sería que Naciones Unidas y los países que la integran declarasen libres de patentes a todos los fármacos curativos o paliativos, otro la creación por parte de los Estados de una industria farmacéutica potente y de una agencia de drogas que anteponga los intereses generales a los intereses comerciales de fabricantes y distribuidores, empero, como estos dos supuestos no llevan camino de ser andados, quizá la vía más rápida y eficaz para evitar el dolor y la muerte de millones de personas a manos del monopolio farmacéutico sea seguir la vía hindú. La India tiene una rigurosísima Agencia de patentes que no admite fármacos nuevos por el simple hecho de que haya una modificación molecular en el principio activo del medicamento. Siguiendo sus propios criterios, hace unos meses se negó a reconocer la patente del Sovaldi, la droga que cura la hepatitis C y que en Occidente cuesta a razón de mil dólares por pastilla, anunciando que en breve sacaría un tratamiento similar por un precio asequible a todos los enfermos. India defiende, y su industria lo está llevando a cabo, el libre acceso de cualquier persona a los tratamientos farmacéuticos más eficaces, pero los gobiernos occidentales, están sometidos a los intereses de los laboratorios de la industria estadounidense, suiza o francesa. (Pedro Luis Angosto)

 


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