Sabado 20 de abril 2024

El "cepo" y el club selecto del dólar

Redacción 21/10/2017 - 02.02.hs

Apenas 900 mil argentinos compraron dólares el pasado mes de septiembre y de ellos solo 170 mil lo hicieron por primera vez. El dato del Banco Central es muy relevante porque permite corroborar que es una selecta minoría la que adquiere moneda extranjera para ahorrar, o para fugar. La estadística se mantiene estable a lo largo del tiempo y muestra que apenas un 2 por ciento de la población es el que puede hacer este tipo de operaciones.
Esta información, por lo general, no suele destacarse en los medios de comunicación porteños; más bien tienden a disimularla pues quedaría en evidencia que uno de los principales arietes que usaron para castigar al gobierno anterior fue "pura cháchara" como diría un recordado dirigente catamarqueño.
Siempre la compra de dólares fue una opción de ahorro para una minoría, básicamente porque no son tantos los que tienen posibilidad de atesorar. Lo que sí tiene esa minoría es una gran capacidad de "hacer ruido" básicamente en virtud de su pertenencia a la elite económica. Por eso cuando los grandes medios porteños comenzaron a atacar al gobierno kirchnerista por haber aplicado el famoso "cepo", el ruido se multiplicó en forma desmesurada y sin relación alguna con la cantidad de personas que en verdad se sintieron afectadas. También se minimizaba en esos años el hecho de que las compras al exterior se seguían realizando y el acceso a divisas para concretarlas nunca se interrumpió, de ahí que la misma palabra "cepo" cumpliera más un efecto propagandístico que una descripción cabal de lo que ocurría.
Los estrategas electorales del macrismo eligieron al "cepo" como uno de los grandes males del kirchnerismo y lograron un gran efecto publicitario ensañándose con él. No es que una mayoría de la población se viera afectada por las limitaciones para comprar moneda extranjera pues ésa fue siempre una opción real para una minoría, pero igualmente esa mentira goebeliana repetida hasta el hartazgo terminó convirtiéndose en verdad para mucha gente que en su vida había visto un dólar.
El conocido efecto de "emulación" -tan bien descripto por el boliviano Alvaro García Linera, por el cual una clase social tiende a identificarse con las pautas sociales y culturales que despliegan las clases que están por encima de ella y, por el contrario, a menospreciar a los sectores que están por debajo en la pirámide social-, actuó para que muchos hicieran suyo este reclamo aunque en realidad nunca se vieron afectados por la restricción. En cambio para las clases adineradas, acostumbradas a comprar y fugar divisas, se trataba de una limitación intolerable por parte de un gobierno "populista" y contra él dirigió sus cañones contando con el fuerte apoyo de los grandes medios de comunicación.
Hoy, los datos oficiales permiten desnudar esa patraña y mostrar en forma descarnada cómo la libertad de mercado que tantos defensores acumula bajo el macrismo no beneficia a todos sino a una selecta minoría. Hoy nadie habla del "cepo" ni el Estado pone límites, de eso se encarga el mercado y lo hace con eficiencia impar. En teoría todos pueden comprar y atesorar dólares, pero en la práctica esa capacidad está limitada al club de los más pudientes.

 

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