Martes 16 de abril 2024

El fantasma de Gualtieri

Redacción 20/05/2018 - 01.51.hs

I - Los pampeanos tuvimos, como todos los argentinos, en la semana el funesto dejá vu de estar presenciando una tragedia que ya vivimos. El regreso al Fondo Monetario Internacional (en su versión "buena", según la sorprendente definición del gobierno cuando se justificó de esa decisión) no dejó a un ciudadano libre de los peores presagios. Las consecuencias que la última intervención de este siniestro organismo internacional tuvo en nuestro país están frescas aún en la memoria de los argentinos, aunque a muchos pareció ganarles una amnesia voluntarista a fines de 2015 cuando una mayoría creyó que los mismos que nos metieron en aquellos días trágicos hoy nos conducirían a la felicidad.

 

II - Para completar el cuadro, la presencia del ex ministro de Economía, Domingo Cavallo, que creó en los '90 el cepo al peso que se denominó "convertibilidad" y que nos arrastró a la recesión y luego inventó en los albores del nuevo siglo el otro cepo, a los ahorros que llamó "corralito", volvió para asesorar a un gobierno que parece no saber dónde está parado. El ex funcionario, símbolo de las peores decisiones económicas de la Argentina de los últimos años, dijo, no obstante, algo con alguna sensatez: el macrismo no debió haber salido del cepo cambiario que instrumentó CFK sino hasta después de que vencieran los dólares futuros. Cavallo no lo dijo, pero para los argentinos despiertos, esa decisión no se tomó por una simple cuestión: los mayores compradores de esos dólares que se valorizaron con la devaluación de la alegría incluye a importantes funcionarios del actual gobierno.

 

III - Pero si el dejá vu de la economía nos incluyó a los pampeanos en las perplejidades que la semana deparó a los argentinos, aquí tuvimos uno que se presentó claramente al observar las ofertas de las empresas que participan de las licitaciones por el sistema PPP (Participación Público-Privado) y tienen la intención de construir la prometida, promocionada y demorada obra de la autopista a Anguil y el resto de la ruta segura a Buenos Aires. Los medios, aconsejados seguramente por los funcionarios del área, destacaron lo conveniente de las ofertas que redujeron hasta en un 33% el presupuesto oficial. Pero en obra pública, como en tantos otros aspectos de la administración pública, estas sorpresas no son tales. En La Pampa lo sabemos desde aquél recordado día en que se abrieron las ofertas para la construcción del acueducto del Río Colorado con un presupuesto de 184 millones de pesos-dólares y se descolgó un recién llegado a las obras públicas llamado Gualtieri con una oferta de 136 millones de dólares.

 

IV - Para todos los que conocen como se manejan estos llamados a licitación y cómo se conforman los presupuestos oficiales, semejante diferencia ocultaba algo inconfesable. Lamentablemente el gobierno de entonces no hizo caso de las advertencias periodísticas que se hicieron y adjudicó, para desgracia de los pampeanos, la obra al baratero Gualtieri. Aún hoy, veinte años después, los pampeanos seguimos pagando las consecuencias de aquella desafortunada adjudicación con los planes para utilizar agua del Valle Argentino y poder reparar de una vez los tramos hechos por el empresario que cotizó tan barato e hizo todo mal. (En el medio, hubo en aquélla obra un festival de coimas con varios funcionarios y empresarios condenados por la justicia, pero esa es otra historia).

 

V - Lo que nos interesa hoy a los pampeanos es advertir sobre la posibilidad de que se esté consumando una nueva frustración y que esta nueva obra con presupuesto barato sea, más temprano que tarde, imposible de realizar. En el camino, seguramente habrá urgencias políticas, negocios empresarios, discursos, promesas y anuncios perentorios. Pero todo será, como ya lo fue, puro papel pintado y, a la larga o a la corta, seremos nuevamente los pampeanos rehenes de otra jugarreta electoral. Sin ir más lejos, hace dos años se iniciaron las obras del Acueducto del Río Colorado a General Pico como marco de una campaña política y esa obra está hoy paralizada. (Queda de pechito mencionar el Megaestadio, pero la paralización de esa obra fue fruto de un garrafal error de cálculo y no por un presupuesto barato, que no lo era ni lo es hoy su continuación) . (LVS)

 


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