Jueves 11 de abril 2024

El federalismo, en los discursos

Redacción 02/07/2018 - 00.56.hs

La respuesta de Vialidad Nacional a las objeciones y proposiciones pampeanas relativas al trazado de la nueva circunvalación de Santa Rosa y las modificaciones a la actual, estuvo cargada de indiferencia. De hecho la propuesta llevada a Buenos Aires refleja la inquietud de las instituciones de la sociedad local que ven en la nueva traza un futuro de aislamiento y una reducción de posibilidades de desarrollo de la capital pampeana, marginada nada menos que por 15 kilómetros del posible desvío norte. Algo similar puede decirse del tramo proyectado hacia la parte sur pues también por ese punto cardinal la ciudad quedaría separada unos 10 kilómetros del desvío. En síntesis puede decirse que, en el nuevo proyecto Santa Rosa quedaría en la cuerda de un arco de unos 30 kilómetros desplazado hacia el este.
La iniciativa que se debatió en nuestra ciudad y se presentó ante la DNV tomó en cuenta una gran cantidad de factores y, además de una nueva organización del espacio en torno a una ciudad que crece, contempla necesidades de distinta índole, tales como la atenuación del tránsito pesado, el movimiento comercial que sufriría postergación, la circulación peatonal y muy especialmente la virtual separación en dos sectores urbanos que crea el absurdo muro erigido a lo largo de la avenida en su traza actual, y que actualmente inhibe la circulación entre ambos espacios en virtud de unos pocos cruces vehiculares y peatonales. Ese muro -técnicamente llamado New Jersey- no ha sido beneficioso pues aumenta la posibilidad de accidentes graves -ya han ocurrido por la propensión de los peatones a pasar sobre él-, además genera rebotes sonoros muy molestos que ya han sido señalados por los vecinos. Sin embargo, inexplicablemente, el sistema New Jersey, tanto en una remodelación de la actual avenida como en el nuevo proyecto, aparece como una decisión tomada que no quieren reconsiderar las autoridades nacionales. Además, como cualquier modificación puede llegar a implicar alguna forma de expropiación, la respuesta de Vialidad Nacional ha sido negativa.
Lo singular de la propuesta pampeana radica en que no es producto de la improvisación pues tuvo lugar luego de una larga consideración del tema y contó con la participación de muchas entidades sociales que buscaron armonizar los intereses comunitarios, urbanísticos, políticos y comerciales que conciernen al futuro de la capital pampeana. Incluso los aspectos técnicos merecieron el análisis de profesionales de la arquitectura y la ingeniería locales y se vio complementado con la opinión de especialistas de distintas universidades nacionales.
La negativa del organismo nacional a atender las ideas y sugerencias que nacieron en la ciudad que va a disfrutar -o padecer-la obra no aparece respaldada por sólidas argumentaciones. Pero además, incurre en una vieja y omnipresente tara que es bien conocida en el interior del país. En Buenos Aires se llenan la boca hablando de federalismo, pero cuando hay que bajar de los discursos a los hechos concretos nada queda de las promesas y se impone, como casi siempre, el centralismo porteño.

 

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