Viernes 12 de abril 2024

El oportunismo galopante de la política argentina

Redacción 22/09/2019 - 00.21.hs

En varios sentidos la política argentina es netamente "marxista". No por Carlos, el alemán, lamentablemente, sino por Groucho, el estadounidense. En particular por eso de "estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros".
SERGIO ORTIZ
A Mauricio Macri se le ha dicho de todo, en tono crítico; algunos lo dijeron desde el principio de su gobierno en la ciudad de Buenos Aires o de su presidencia. Muchos lo señalaron como un CEO (en ese entonces no se usaba esa expresión tan british sino "empresario") de Manliba, Sevel, Socma o en la presidencia de Boca.
En cambio, varios desinformados, interesados u oportunistas, empezaron con algunas críticas al susodicho recientemente. Para ser más precisos, desde el 11 de agosto a la noche, cuando quedó con el tujes en problemas.
En los días siguientes Macri se copió del "marxista" Groucho. De levantar gloriosamente el cepo cambiario para beneficio de los exportadores, banqueros y del local del PRO en los terrenos afanados de Palermo, bah, la Suciedad Rural, pasó a imponer un control de cambios. El dólar se iba a las nubes y la caja del Central se quedaba seca. Tenía los principios del dólar libre y como eso fue parte de su derrota política, el país se amaneció un domingo con que el billete verde no era tan libre.
En estos días el presidente dirá en la ONU dos palabras rápidas sobre Malvinas, para cubrir apariencias. Los representantes de las 193 naciones representadas en el edificio de Nueva York saben que esas palabras se las lleva el viento. Lo que valen son los documentos de la cancillería argentina con el Foreing Office para hacer negocios conjuntos, con beneficio principal para el Reino Unido, a pesar de que continúa la ocupación de las islas.
El personaje es miembro pleno del mundillo empresarial top, pero también en esos círculos ya saben que suele dar cornadas traicioneras. Hasta Daniel Vila, dueño de América, reveló extorsiones políticas-judiciales.
Una de las mayores pruebas de traición no ya a determinadas políticas sino a cosas más profundas como lazos de sangre, se comprobó el 17 de marzo de 2019. En reportaje en TV a otro marxiano como él, Luis Majul, le dijo: "lo que hizo mi padre era un delito, él formaba parte de un sistema extorsivo del kirchnerismo". Denunciaba a su padre para zafar de la causa de las fotocopias y coimas pagadas por empresarios para quedarse con la obra pública. Que cargara con eso Franco, que ya había muerto, y también el kirchnerismo, al que Mauricio quería matar y fracasó en el intento.
Con un oportunista de esta calaña sus socios del gobierno también toman distancia, con calcado oportunismo. Christine Lagarde alega no haber tenido iniciativa en ese enamoramiento que enfermó a la economía nacional. "Argentina golpeó la puerta del FMI" y como ella es tan buena, le dio el mayor crédito de la historia de la entidad.

 

Otros oportunistas.
Dentro del oficialismo, un recién llegado como Miguel Pichetto ya acumula méritos para ir al podio de ese oportunismo marxiano. Días antes de ser nominado como candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio todavía criticaba al gobierno desde la óptica del "peornismo" federal y Compromiso Federal con Juan Schiaretti, Sergio Massa y Juan M. Urtubey. De golpe habrá visto una película de Groucho o escuchado alguna canción suya y se dio vuelta. Vio que esa bolsa de gatos no iba a ninguna parte y él, otro gato, se trepó hasta donde estaba Macri, también reputado como tal.
Fue 12 años jefe del bloque de senadores del kirchnerismo, y antes funcionó como operador de Carlos Menem y Eduardo Duhalde; se pasó al grupo mencionado con Massa, coqueteó con Roberto Lavagna y recaló con Macri. Quiere decir que el rionegrino que no es tal, sino bonaerense, hizo su aporte al oportunismo argentino de pura cepa. Eso sí, que no le digan boliviano, peruano o paraguayo, porque ahí se le sale la cadena maccartista y supera largamente esa veta marxiana.
Como los políticos tipo Macri y Pichetto (hay una larga runfla más de variados y mutantes colores) generan tanto desprestigio en la población, o al menos en la menos contaminada por el showbusiness del Clarinete, también se impone recordar que esa enfermedad incurable la padecen grandes empresarios y dizque periodistas.
Por ejemplo, Marcos Galperín, dueño de Mercado Libre, la empresa mejor valuada de Argentina, con cotización bursátil de u$s 28.450 millones de dólares, era un devoto macrista. En la semana anterior a las PASO tuiteó una foto de Macri con la leyenda "Yo lo voto". Su justificación: "Porque quiero q mis hij@s vivan en una República Democrática, con una justicia independiente, con libertad de prensa y de opiniones, con libertades individuales y mirando hacia el futuro". Era para seguir ganando dinero con las facilidades otorgadas por el modelo neoliberal a las empresas Fintech (financieras tecnológicas) acusadas por Sergio Palazzo y Juan Grabois de cometer varios delitos.
Y de ese macrismo militante pasó, tras las PASO, la disparada del dólar y la inestabilidad cambiaria y bancaria, a pedir audiencia en la calle México, donde atiende el profesor de Derecho Penal. Y salió de la entrevista muy agradecido de "que me hayan recibido para este diálogo es muy constructivo y creo que es lo que Argentina necesita".
Un panqueque total este Galperín, como sus colegas de la Unión Industrial "Argentina" (las comillas porque muchas firmas tienen entrelazados capitales foráneos). Presidida por Miguel Acevedo, de Aceitera General Deheza, estos monopolistas también abrieron el diálogo con el gobierno que viene para trazar posibles negocios. Tenían a Macri entre sus principios, pero como ahora aquél viene mal, quieren tener al profesor como principio, nunca como fin, porque nunca se sabe.

 

Feos panqueques.
Los panqueques son ricos y con dulce de leche mucho más. En cambio estos panqueques políticos son horribles porque no están amasados con harina sino con plata generalmente negra y con la humedad de los bolsos de López o con fechas vencidas en guaridas offshore.
Puede que algunos personajes que regresen de esas historias nefastas puedan ganarse un lugarcito honesto en la política. Hay que dar segundas oportunidades. Los peronistas gustan citar al general con eso de que "todos los compañeros son importantes y recuerden como se hace un buen adobe: tierra, agua, paja y... bosta".
Esa cita es correcta, pero con tres aclaraciones. 1) Hoy se trata de construir con ladrillos y cemento, no con adobe. 2) El adobe debe tener una cuota mínima de bosta, si prevalece la bosta se cae el rancho. 3) En política, a la bosta se le puede dar una, dos o tres oportunidades, pero cuando siempre demuestra ser eso, hay que tirar la cadena y chau por el inodoro, no darle cargos importantes.
Esta última reflexión lleva directo a Sergio Massa. Dejó en banda al gobierno de Cristina Fernández, dividió el Frente para la Victoria en 2013 y continuó por esa senda divisionista en 2015 y 2017, amenazando hacer lo propio en 2019, cuando estuvo hasta semanas antes del cierre trenzando con Compromiso Federal. En el interín, el de Tigre apoyó a Macri en el tratamiento de las leyes del ajuste, dentro del país, y lo acompañó al Foro de Davos en 2016, así como concordó con el pago a los "fondos buitres".
Y Sergio, el dilecto amigo de la embajada norteamericana que este jueves 19 se reunió con empresarios de la Cámara Americana de Comercio, AmCham, se llevó un premio mayor: primer diputado en Buenos Aires y promesa de presidir la Cámara de Diputados. "Puede ser presidente, es joven y tendrá oportunidades", lo bendijo Alberto Fernández, quien estuvo con él en todos esos emprendimientos y campañas antikirchneristas (en su caso personal comenzaron antes, en 2008, pero volvió antes, en 2018).
Cada una de las traiciones y regresos al camino del bien de estos personajes deja un saldo negativo. Por ejemplo, el empresario Daniel Vila, que el 18/9 denunció en "Animales Sueltos" la extorsión presidencial para que devolviera parte del espectro 4 G de Supercanal Arlinnk o lo denunciaría con sus amigos jueces de la porquería Py. "Fue entonces que el presidente mandó al Ministro (Oscar) Aguad a meterme una denuncia penal", dijo.
Los supuestos hechos datan de 2015, pero la licitación fue en 2014 y Vila nunca abonó al Estado, según la abogada Graciana Peñafort. ¿Recién ahora viene el empresario a charlar con su empleado Alejandro Fantino, sin ir a Tribunales?
Cuatro años envenenando la mente de la gente con América y A24, no sólo con Animales sino con Majul, Luis Novaresio y su esposa Pamela David diciendo que si ganaba Cristina se iba del país. Eso no se cura con esta tardía denuncia. Muy poco para tanto mal hecho.
Por si alguien lo olvidó, más arriba se citó el oportunismo de dirigentes que hoy están amarraditos en el Frente de Todos. Ya no queda lugar hoy para hablar de las idas y venidas, sobre todo idas, de la burocracia de la CGT, gordos panqueques.
En suma, "marxismo" al palo en la política argentina. Por Groucho, no por Carlos. Y del primero, no sólo por su frase sobre los famosos principios, sino también por ésta, poco conocida: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar los remedios equivocados".

 


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