Jueves 18 de abril 2024

El silencio de Vialidad Nacional

Redacción 27/08/2019 - 01.47.hs

"No sabe no contesta"; así podría calificarse la respuesta -o la falta de ella- que Vialidad Nacional le viene dando a su par provincial por un problema que ya fatiga de tanto mencionarlo: el mal estado de las rutas nacionales que obliga al tránsito pesado a desviarse por los caminos de jurisdicción pampeana.
El resultado no es neutro porque las rutas provinciales, al verse sobrecargadas con una circulación tan elevada de vehículos pesados, sufren un mayor grado de deterioro y se acorta su tiempo de vida útil. Ello obliga a la DPV a realizar trabajos de mantenimiento con mayor frecuencia al proyectado lo cual tiene incidencia directa en el presupuesto provincial. Es decir, se trata de un "mal negocio" que debe afrontar La Pampa por desidia del gobierno nacional que se niega a atender un reclamo a todas luces razonable.
Días atrás este diario publicó una infografía muy ilustrativa en base a información oficial. En ella se puede apreciar cómo los corredores nacionales que atraviesan el territorio pampeano son dejados de lado por los transportistas que prefieren circular por las carreteras provinciales en virtud de encontrarse en mejor estado de conservación. En algunos casos esos desvíos implican un aumento de las distancias a recorrer, pero aún así son preferidos con el evidente propósito evitar posibles roturas mecánicas. Según el informe de Vialidad Provincial suman mil los kilómetros de carreteras pampeanas afectados por esta circunstancia, lo cual implica un esfuerzo adicional destinado a tareas de mantenimiento.
Es evidente que lo que se ahorra Nación y las empresas transportistas es afrontado por el Estado pampeano, obligado a intensificar el cuidado de sus caminos afectados por el incremento del tránsito de camiones. Los incidentes que se registraron el último fin de semana a partir de un operativo de control instalado sobre la ruta 20 que obligó a los camioneros a adaptarse a la legislación provincial y dejar parte de su carga, fue una consecuencia directa de este destrato al que está siendo sometida La Pampa.
El macrismo en retirada -faltan dos meses para las elecciones presidenciales pero es altamente improbable remontar el resultado adverso de las PASO- se está pareciendo más a un batallón en desbande que a un gobierno que se propone terminar su mandato dejándole cierto orden a su sucesor. Por estos días diecinueve provincias aunaron una serie de demandas contra el gobierno nacional por la adopción de medidas fiscales inconsultas que terminaron perjudicando a todas ellas. En lugar de abrir un espacio de diálogo para negociar un entendimiento ante la crisis económica en que está sumido el país, la Casa Rosada rechazó de cuajo el planteo y cortó esa posibilidad. Lo mismo había hecho antes con los reclamos que elevó nuestra provincia por las más diversas razones: discriminación en el presupuesto de obra pública, corte de los envíos del Fonavi, retraso y falta de reconocimiento de la deuda que mantiene Nación con la Provincia, etc.
Al macrismo podrá reprochársele muchas cosas, menos falta de coherencia. La constante discriminación que aplicó sobre nuestra provincia es un testimonio irrefutable.

 

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