Viernes 19 de abril 2024

El suicida fiscal antes y ahora el juez pistolero atentan contra la justicia

Redacción 30/12/2017 - 00.50.hs

Antes de entrar en feria, hubo novedades negativas en ambas causas. El juez Ercolini procesó al perejil Lagomarsino como partícipe necesario del supuesto asesinato de Nisman. Y la Cámara Federal ratificó las detenciones de Bonadío en la causa AMIA.
EMILIO MARÍN
El fiscal Alberto Nisman se suicidó en el baño de su departamento en el edificio Le Parc, en la mañana del domingo 18 de enero de 2015. Al día siguiente tenía que defender en el Congreso sus patrañas contra Cristina Fernández de Kirchner y otros funcionarios y políticos, por supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA. Según el disparate, urdido en conciliábulos con el entonces espía "Jaime" Stiusso, de la SIDE, la embajada de Israel y las cúpulas de la Daia y la AMIA, ese habría sido el objetivo del Memorándum de Entendimiento con Irán, firmado dos años antes por las cancillerías de los dos países.
Nisman no tenía pruebas de sus temerarias acusaciones. Sus amigas Patricia Bullrich y Laura Alonso, con las que se pasó hablando por teléfono en los últimos días, no podían proporcionárselas. Primero porque son dos chantas, con o sin alcohol en sangre. Y segundo porque no había ni hay pruebas que Irán hubiera tenido que ver con el atentado contra la mutual de Pasteur 633. Para colmo, Stiusso, el hombre fuerte de la SIDE, con un poder de antaño no menguado en los años de kirchnerismo, no le atendía siquiera el teléfono al desesperado Nisman. Le había prometido algunas pruebas. Al día siguiente haría el papelón de su vida, sin nada con qué sustentar sus gravísimas acusaciones contra CFK.
El suicida habría pensado acabar con su vida varios días antes, porque el sábado 17 pidió (en realidad ordenó) que su empleado, Diego Lagomarsino, le trayera una pistola calibre 22. La excusa fue que estaba preocupado por la seguridad de sus hijas. Una mentira, pero ¿qué le hace una mancha más al tigre?
Y el domingo 18 alcanzó a leer en la web de Página/12 lo que fue la gota final para el impulso suicida: el director general de Interpol, Ronald Noble, había escrito una nota a la cancillería argentina aclarando que esta dependencia nunca le había solicitado el levantamiento de las circulares rojas que pesaban contra cinco ciudadanos iraníes acusados injustamente del atentado. Fue la estocada mortal contra la truchada de Nisman, quien basaba su acusación contra el gobierno argentino de haber firmado el Memorándum para no acusar más a los iraníes. Interpol demolía esa falsedad: nunca el Palacio San Martín había solicitado esa baja de las circulares rojas.
¿Nisman leyó esa nota de Noble en Página/12? Sí, del análisis de su computadora surgió que en la mañana del domingo 18 había consultado ese portal y un par más. La carta de Noble fue un golpe demoledor. Lo dejaba en paños menores o desnudo. En bolas y a los gritos. Y se fue al baño.

 

Obama inocente, Cristina culpable
Ese domingo 18 a la tarde, como el fiscal no contestaba llamados de sus custodios, éstos se comunicaron con la fiscalía especial UFI-Amia. La dependencia contactó a su madre, Sara Garfunkel, quien ingresó al departamento y halló al muerto en el baño, con la puerta casi cerrada por el cuerpo tendido allí.
Independientemente de las desprolijidades que pudo haber en la inspección conducida por la fiscal Viviana Fein, los peritos pudieron hacer bien su trabajo en el baño, con las fotografías y filmaciones de rigor. Del departamento no faltaba nada de valor, papeles ni objetos. La caja fuerte estaba intacta, que fue lo primero que revisó con avidez Garfunkel. Ella, apenas terminó con los trámites derivados de esa muerte, el lunes 19 corrió a los bancos donde había tres cajas de seguridad a nombre del hijo y las vació, en un proceder tan apresurado que no respetó el luto judío. Habría sido interesante saber qué había en esas cajas, además de dinero, obvio.
La muerte del fiscal tuvo impacto político en el país y el exterior, particularmente en Washington y Tel Aviv. Sirvió para alimentar las campañas contra el gobierno de Cristina Fernández por parte de la oposición de derecha, con eje en Mauricio Macri que estaba despegando desde la Ciudad hacia el objetivo de Balcarce 50. Su campaña electoral tenía el muerto notable que necesitaba, acusando al kirchnerismo de esa muerte, aún cuando el pobre Lagomarsino, acusado de partícipe, admitió que votó a Cambiemos.
El 18F de 2015 los fiscales y magistrados de Comodoro Py hicieron una marcha por la "Justicia" convirtiendo a Nisman en el emblema de ese valor, la verdad y el trabajo tribunalicio. "A Nisman lo mataron", aseguró ese arco opositor político, judicial, empresario y mediático, con el visto bueno de la embajada de Israel (la de EE UU dio un paso al costado, pues en julio de 2015 su gobierno estaba firmando acuerdos con Irán, por el programa atómico pacífico de Teherán). La administración Obama, por temas diferentes a los de Cristina, también negociaba con el gobierno persa y fue acusada de transar con el enemigo por delirantes como el candidato Donald Trump, su amigo Benjamin Netanyahu y el fuerte lobby sionista-estadounidense. A Obama no pudieron dictarle en 2017 una prisión preventiva por negociar con Irán; Cristina en cambio iba a pagar muy caro ese diálogo con el interlocutor islámico.

 

Pericias buenas y malas.
El cadáver de Nisman fue periciado por entendidos. Los peritos del Cuerpo Médico Forense, dependiente de la Corte Suprema, los más experimentados y mejor considerados del país, dictaminaron por unanimidad que en el baño no había ninguna señal de otra persona fuera del muerto. Los peritos de la Policía Federal concluyeron lo mismo, que en otras palabras implicaba que el fiscal se había autoinflingido en la sien un disparo calibre 22.
Por otra parte ni las cámaras del lugar ni encargado del edificio ni un vecino había visto entrar o salir a nadie desconocido, entre el sábado a la noche que se fue Lagomarsino, luego de haber dejado el arma a su jefe, y el domingo a la mañana en que se produjo el desenlace.
Las usinas macristas y sionistas, deslenguadas, aseguraron que el crimen había sido cometido por un comando iraní-venezolano-cubano, que entró sin ser visto y se retiró invisibilizado. Juan Bautista Yofre, ex secretario de la SIDE menemista, arriesgó que el comando había ingresado desde Uruguay.
El vuelco en la causa de la muerte de Nisman lo dio el exespía Stiusso, quien al declarar por segunda vez ante Fein y la jueza Fabiana Palmaghini dio por seguro el asesinato, con lo que esa jueza de la Capital Federal, encantada, pasó el caso a la órbita federal. El exservicio, con numerosas causas en su contra por contrabando y otros ilícitos durante su estancia en la SIDE, fue la pieza clave que incidió primero en el suicidio del fiscal y luego en que el expediente fuera pasado al juzgado de Julián Ercolini. Stiusso también fue determinante para la delirante acusación de Claudio Bonadío, sobre el supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA y traición a la Patria, pues declaró que la expresidenta bajó a inteligencia la orden política de no investigar más a Irán. ¿Dónde están las pruebas? En ningún lado, pero Argentina es un país generoso a la hora de dar crédito a los infames, esos sí reales traidores a la Patria. En otra nota se analizará la barbarie de Bonadío y los camaristas Martín Irurzún y Eduardo Farah.
La maldita mejor Gendarmería del mundo estaba contra las cuerdas por su represión en Chubut, contra las comunidades mapuches, donde había desaparecido Santiago Maldonado. Macri y Patricia Bullrich defendían a la desacreditada Gendarmería. Y ésta devolvió el favor, con una pericia poco creíble que arrojó el resultado esperado por el gobierno: a Nisman lo mataron dos sicarios. Lo adormecieron primero y luego lo ejecutaron, sin dejar huellas. Creer o reventar.

 

Mal amigo.
Ercolini, mediocre pero no del bajísimo nivel de Bonadío, compró esa versión. Y procesó a Lagomarsino como "partícipe necesario" del asesinato del fiscal. Muy extraña acusación, puesto que no tiene la menor idea de quiénes mataron a aquél pero sí está seguro que el informático fue el partícipe necesario del crimen.
¿No suena raro que Lagomarsino lleve su arma, aparezca en las filmaciones, diga que la pistola es suya y que fue pedida por el fiscal? ¿Y no es aún más extraño que un inexistente comando internacional, súper sofisticado, que se evaporó por arte de magia, use un arma vieja y munición ídem, que no había sido probada en años?
"Nisman me cagó la vida" dijo el procesado. Tal cual. Nisman le descontaba el 50 por ciento del sueldo y se lo robaba. Lo puso de prestanombre en una cuenta bancaria en el Merrill Lynch de EEUU con 600.000 dólares no declarados. Le pidió la pistola con que se suicidó. Y ahora Lagomarsino está procesado por homicidio, con una tobillera electrónica y serio riesgo de ir preso.
Nisman era un mal fiscal, que trabajaba poco y mal en la causa AMIA según los familiares de los 85 muertos. Consultaba sus temerarias acusaciones a CFK con Stiusso, la embajada de EEUU e Israel y su servicio secreto, el Mossad. El tiempo robado al trabajo judicial lo empleaba en viajes de placer al exterior con jóvenes mujeres, mal que le pese a Sandra Arroyo Salgado.
Y como si todo eso fuera poco, dejó pegado en un crimen que no fue a su fiel empleado informático, que quizás haya sido una especie de ñoqui pero no el partícipe de un asesinato.

 

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