Martes 23 de abril 2024

Verbitsky: El vaso por la mitad

Redaccion 12/07/2020 - 07.48.hs

El 9 de julio, Alberto Fernández hizo una demostración de fuerza política, que contrastó con la furibunda pero raleada protesta de la tarde, combinada con un pronunciamiento del ex presidente Mauricio Macri.
POR HORACIO VERBITSKY
Hay quienes verán el vaso medio lleno y quienes dirán que está medio vacío. De cada respuesta se seguirá una descripción de la personalidad del observador. En realidad, si está por la mitad, ambas respuestas son correctas y esa es la gracia del test.
El 9 de julio, en Olivos, el Presidente Alberto Fernández hizo una demostración de fuerza política, que contrastó con la furibunda pero raleada protesta de la tarde, combinada con un pronunciamiento del ex Presidente Maurizio Macrì, en una entrevista con uno de los diarios del duopolio chileno. Mostró el vaso medio lleno.

 

Gobernadores y sindicalistas.
Sin alharaca previa, Fernández encargó al secretario general de la presidencia, Julio Vitobello, asistido por el tucumano Juan Manzur, que convocara a todos los gobernadores y a los representantes sindicales de patronos y obreros. El único que faltó a la cita fue el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Sáa, quien se hizo representar por uno de sus ministros. En cambio dieron el presente todos los demás. Esto incluye a los cuatro jefes de territorios subnacionales que gobierna la oposición: los radicales Gustavo Valdés, de Corrientes; Gerardo Morales, de Jujuy, Rodolfo Suárez, de Mendoza, y Horacio Rodríguez Larreta, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el PRO. Ya el día anterior, Fernández había mantenido una videoconferencia con todos los gobernadores para analizar medidas de estímulo a la producción a la salida de la cuarentena, pero fue en circuito cerrado y no se difundió.
Lo más llamativo fue la presencia de representantes del Grupo de las Seis Cámaras Patronales y de la CGT. Asistió una persona por cada entidad, con excepción de la Unión Industrial, que aportó dos, como parte de la autocrítica presidencial por la ausencia absoluta de mujeres en citas previas. Además de su titular, el sojero Miguel Acevedo, que aspira a fagocitar Vicentin, la UIA sentó junto al Presidente a la autopartista Carolina Castro, reciente incorporación a su directiva. Al otro lado de Fernández se ubicó el presidente de la Sociedad Rural, el tambero Daniel Pelegrina. El anacrónico Adelmo Gabbi representó a la Bolsa de Comercio, hoy desplazada por la pujante BYMA; Eduardo Eurnekian, a la Cámara Argentina de Comercio y Servicios; el consultor financiero Javier Bolzico, a la Asociación de Bancos Argentinos; Néstor Szczech, a la Cámara Argentina de la Construcción y Héctor Daer a la CGT.

 

También intendentes.
El día anterior, Fernández había recibido al presidente y vice del PRO bonaerense, los intendentes Jorge Macrì (de Vicente López) y Néstor Grindetti (de Lanús), es decir los principales del Norte y del Sur del Conurbano. Ambos declararon luego que no coincidían con los términos del comunicado difundido por la conducción de Juntos por el Cambio, asignando gravedad institucional al asesinato de Fabián Gutiérrez y reclamando el apartamiento de la fiscal Natalia Mercado de la investigación, por su parentesco político con la Vicepresidenta CFK. Cuando uno de los detenidos planteó lo mismo, la Justicia provincial lo rechazó. El juez Carlos Navarte dijo que esa relación familiar no era motivo de recusación, en una causa en la que ningún elemento sugiere una motivación política.
A ellos se sumó el intendente de Mar del Plata, Guillermo Montenegro, quien desde su ciudad aseguró que no suscribía esos conceptos, cuando estaba en pleno desarrollo la investigación judicial y no había motivos para dudar de su imparcialidad. Estas ciudades, más La Plata y Bahía Blanca, son los principales reductos urbanos que aún gobierna PRO. Hasta Micky Vainilla, cuya inserción territorial es la de un clavel del aire, tomó distancia del comunicado emitido sin debate suficiente sobre el asesinato de Fabián Gutiérrez, que calificó de un crimen común sin aspectos políticos que requieran su investigación por la Justicia federal.
Horacio Rodríguez Larreta repudió la agresión a los periodistas de C5N en la movilización en el Obelisco, y su ladero, Diego Santilli, fue categórico: hay que dejar tranquila a la familia Gutiérrez y actuar a la Justicia. Además anunció que quiere saber por qué lo espiaron y que irá a fondo. El vicejefe porteño encomió las palabras de Fernández, quien llamó «amigo» a Rodríguez Larreta e instó a «bajar un cambio», como dijo que hacen cada día él y su compañero de fórmula.
Ellos habrán bajado un cambio, pero a la conducción de Maurizio Macrì y de su entenada Patricia Bullrich le hicieron bajar dos. En un tenso encuentro telemático, se dispuso crear un arca de Noé política, que requerirá una mayoría calificada por los dos tercios para emitir nuevos pronunciamientos. Esto implica que de ahora en adelante cada quien hablará por sí mismx, ya que sólo en casos excepcionales se alcanzará semejante nivel de conformidad. Es casi como la manda constitucional de una nueva ley de coparticipación, que ya lleva 25 años de retraso y que nunca se sancionará porque todas y cada una de las provincias tienen poder de veto, dado que sólo procederá por unanimidad.
Los cambiemitas seguirán despedazándose entre ellos, pero no romperán. Aprendieron en ese sentido del peronismo, cuya tolerancia al disenso interno se acerca al infinito. Aun así, sus perspectivas electorales son magras. Entre otras cosas porque desde 1983 el único Presidente en ejercicio que perdió la primera elección legislativa de su mandato fue Fernando De la Rúa, que empeñó sus mejores esfuerzos y los de su familia para lograrlo. El resto obtuvo una ratificación en las urnas, porque los desplazamientos del electorado son más lentos que los de las élites ilustradas. Una vez que ha elegido un rumbo, tarda en cambiarlo, salvo alguna hecatombe, que en estos tiempos tampoco puede descartarse.

 

Parole, parole.
Ante tal audiencia, Alberto Fernández pronunció un mensaje suave en la forma, pero de preciso contenido:
– Sin nombrar a Macrì refutó su penoso discurso ante el ex rey Juan Carlos. Encomió el coraje de San Martín, Belgrano y Güemes, que no se angustiaron ni se paralizaron al independizarse de España sino que se jugaron la vida para ser independientes, y los propuso como ejemplo para el presente. El tuitero Gastón Gordon emprendió en esos mismos días un rejuvenecimiento de San Martín, aplicando programas de machine learning e Inteligencia Artificial al único daguerrotipo conocido del Libertador, tomado en su senectud en Boulogne sur Mer.
– Destacó la unanimidad de todos los gobernadores por encima de sus pertenencias partidarias, en las políticas de cuidado contra la enfermedad, porque no hay un dilema entre la salud y la economía, de modo que también los logros serán de todos.
– Postuló que hay que lograr un sistema más justo, más igualitario, porque vivimos en el continente más desigual del mundo.
– Recordó que el sistema de salud estaba muy golpeado y que lo pusieron en pie para que pudiera resistir la pandemia.
– Alardeó de su amistad con Rodríguez Larreta, Axel Kicillof, el cordobesista Juan Schiaretti, el tucumano Juan Manzur, el formoseño Gildo Insfrán, el chaqueño Capitanich. Parecía Roberto Carlos.
– Opuso la solidaridad a la política del odio, que no necesitó identificar.
– Cuando dijo que vino a terminar con los odiadores seriales no hizo excepciones. Hubo quienes se pusieron el sayo que Alberto no les colocó, como el bamboleante Mario Negri, que no logra ponerse de acuerdo consigo mismo y cada día vive una aventura distinta.
– Celebró la diversidad ideológica.
– Agradeció el esfuerzo de los trabajadores para sobrellevar la situación.
Tanto Rodríguez Larreta como Daniel Pelegrina fueron objeto de escarnio en las redes por parte de los sectores de sus respectivas organizaciones que no conciben más que el acoso y derribo del gobierno, desde que comprendieron la ingenuidad de su táctica de enfrentar a Cristina con Alberto, o viceversa.

 

La entropía de dos linajes.
Por la tarde, Maurizio Macrì se sirvió del escritor peruano Álvaro Vargas Llosa para estar presente en el nuevo banderazo organizado por sus seguidores en varias docenas de ciudades del país. Ese diálogo entre los hijos de Franco Macrì y Mario Vargas Llosa refleja la entropía de dos linajes. Alvarete, como lo llaman en Lima quienes no lo quieren, comparte las posiciones ideológicas de su padre, pero no más que eso. Mario, en cambio, es un prosista deslumbrante y cuando escribe ficción es capaz de sobreponerse a sus preconceptos políticos, tal como Engels comprobó respecto de Balzac, que era legitimista pero describió como nadie el ascenso de la burguesía.
La última novela de Vargas Llosa, Tiempos recios, es extraordinaria en todos los sentidos. Se lee con deleite pero también con provecho, porque al describir el derrocamiento del coronel Jacobo Arbenz en la Guatemala de 1954 ofrece la mejor descripción imaginable de las fake news y el lawfare, que la Vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner vive denunciando en la Argentina. Esto incluye una lectura crítica de la política imperialista y del rol de sus empresas en América Latina, y una explicación acerca de cómo fue posible que Fidel Castro llegara al poder en Cuba cinco años después. Ojalá todos los adversarios políticos tuvieran el talento del padre, que no del hijo.
Con menos pelo pero con las mañas de siempre, Macrì habló en los términos abstractos de su discurso prefabricado sobre un país imaginario, en el que el gobierno utiliza la pandemia para avanzar sobre las libertades: de expresión, la separación de poderes, el funcionamiento de la Justicia, la propiedad privada. Esto habría generado una reacción activa y fuerte de la sociedad, que se moviliza para expresarse en contra de esos abusos. En su twitt acompañó las consignas Libres y Feliz Día de la Independencia, con una imagen de las últimas manifestaciones de su presidencia, lo cual no pasó de ser una expresión de deseos, dada su distinta densidad.

 

Del Mercedes Benz al lumpen.
La coordinación con la convocatoria al banderazo fue exacta. Pero la movilización fue dispersa física y políticamente. Ocurrió al mismo tiempo en decenas de ciudades, como permite la comunicación por las redes sociales. Sus consignas fueron desde fusilar a políticos y sindicalistas, a los insultos a Cristina y los periodistas, la lucha contra el comunismo (sic) y la resistencia a la cuarentena, porque «el virus existe, pero la pandemia no», como proclamaba una pancarta. Este componente psicótico en las propuestas encarnó en una polarización social que incluyó desde señoras en autos Mercedes Benz, VMW y Audi, hasta lúmpenes astrosos. El portal Infobae fue el primero en incorporar drones a su cobertura, pero el jueves les dieron asueto, supongo que por la fecha patria. De modo que tanto en ese medio insidioso creado por Daniel Hadad como en Clarín las fotos estaban tomadas con cámaras a ras del piso o a lo sumo a la altura de la cabeza de los manifestantes. Las únicas tomas generales, desde edificios elevados, mostraron una concurrencia muy raleada.
El ataque a periodistas de la señal de cable C5N completó el cuadro: escaso número, descripciones fantásticas de la realidad y descontrol violento. Ese es el camino de la marginalidad y la irrelevancia. Mucho ruido y pocas nueces.
Pocos días antes murió en Buenos Aires infectado por coronavirus uno de los organizadores de las marchas anteriores, el jubilado septuagenario Angel José Spotorno. Militante del PRO, fue filmado en una convocatoria anterior en la Plaza de Mayo insultando a voz en cuello a un animador de la misma señal: «La tenés adentro», repetía, mientras alzaba el dedo medio de una mano.
Spotorno administraba dos grupos de Facebook cuyos nombres lo dicen todo: Argentina No Se Rinde y La República Nunca será Roja. Su trágica parábola personal tiene también una dimensión social: las movilizaciones del 25 de mayo y del 20 de junio, en las que no se guardó la distancia recomendada entre personas precedieron al gran salto en los contagios:
– El 25 de mayo el total de infectados era de 12.628 y de el de fallecidos, 467.
– El 10 de junio el total infectados se había duplicado, a 25.987, con 735 fallecidos.
– El 20 de junio, los contagiados ya eran 41.204 y habían fallecido 992.
– El 5 de julio, el total de contagiados llegaba a 77.815 y el de fallecidos a 1507.
Si el cotejo se realiza con los nuevos casos por día el 25 de mayo fueron 550 contagiados,
el 10 de junio 1.226 y el 6 de julio 3.663.
Habrá que esperar dos semanas contadas a partir del 9 de julio, para conocer los efectos de esta tercera patriada. La progresión es inquietante y la Ciudad de Buenos Aires está ocultando datos, porque la capacidad de atención de urgencia estará colmada en pocos días más, dando lugar a los dilemas éticos de los que habla el médico, filósofo y especialista en bioética Juan Carlos Tealdi. Frente a esto, Rodríguez Larreta se maneja como un equilibrista: deja trascender su voluntad de reabrir la Ciudad, para complacer al núcleo duro del electorado de PRO, pero no lo hace porque es consciente del tsunami que se avecina.

 

Medio vacío.
Pero también es posible ver el vaso medio vacío. Por ejemplo, entre los invitados a compartir el escenario en el acto presidencial por el 9 de julio no hubo un solo representante de las organizaciones políticas, gremiales y sociales que resistieron durante cuatro años las políticas del neoliberalismo, e hicieron posible así que Fernández accediera a la presidencia. En especial se notó la ausencia del secretario general de la CTA, diputado del Frente de Todxs y copatrocinante del proyecto de contribución extraordinaria a las grandes fortunas, Hugo Yasky. Sobre todo porque algunos medios habían anunciado que estaría entre los invitados. La explicación oficiosa del Poder Ejecutivo es que por razones vinculadas con la pandemia sólo había espacio para un representante por sector. La excepción señalada con la UIA debilita el argumento. Si se escarba más a fondo, aparece otro argumento: en caso de invitar a Yasky también hubiera sido preciso incluir al camionero Hugo Moyano, y tal vez al bancario Sergio Palazzo.
-¿Y por qué no, acaso alguno de los empresarios se hubiera ido por esas presencias?
-No. Es verdad. Fue un error -es la respuesta.
El Presidente le hizo llegar un mensaje de disculpa a Yasky.
Por su parte, el secretario general de la CTA, luego de mucho meditar, resolvió no formular ninguna aclaración pública al respecto. No quiere contribuir al objetivo adversario de dividir el Frente de Todxs.

 

La agenda de la CTA.
Ese día, Yasky participó en un encuentro de 100 delegados de la Juventud de la CTA, que al término de las deliberaciones firmaron una declaración significativa. Sostienen que forman parte de las organizaciones del campo popular que defienden la democracia y que siempre han luchado contra los sectores reaccionarios que apuestan sistemáticamente a la desestabilización. Al mismo tiempo, como trabajadorxs deben impulsar una agenda propia «para ampliar la base de sustentación de nuestro gobierno y fortalecer la capacidad de sanción y aplicación de leyes y políticas públicas que mejoren la calidad de vida de nuestro pueblo». Como temas centrales, identifican:
-una reforma tributaria que modifique el signo regresivo del actual sistema;
-el tributo a las grandes fortunas;
-la implementación de un ingreso ciudadano universal;
-la intervención del Estado en la política económica como agente regulador, en defensa del interés colectivo, nacional;
-el debate sobre cómo, quiénes y para qué se trabaja la tierra y cómo se distribuye la riqueza que produce;
-la regulación del trabajo en las llamadas empresas de plataforma y la organización gremial de sus trabajadorxs;
-el acceso a Internet como derecho humano y servicio universal;
-la regulación del teletrabajo para evitar la flexibilización y la sobrecarga;
-la violencia contra las mujeres y los jóvenes de los sectores más vulnerables;
-la efectiva aplicación de la nueva Ley de Alquileres, resistida por el sector inmobiliario;
-la creación de Comisiones Mixtas de seguridad e higiene;
-la reducción de la jornada laboral.
Dar por sentada la adhesión muda de ese sector con independencia de cuáles sean las políticas y las alianzas seguidas no es la mejor alternativa. El contraste de la mise-en-scène presidencial con la exasperación y la marginalidad que expresa el ex Presidente Macrì es un activo político, con probable expresión electoral. Alguien que durante décadas fue tan próximo a Macrì como Néstor Grindetti, le contó a Fernández que en su municipio, Lanús, el intendente tiene 70% de adhesiones, y el Presidente más de 80%.
Las propuestas de la Unión Industrial; la moratoria y los ATP extendidos a grandes empresas; el nuevo blanqueo que promueve el ex ministro de devaluación y pesificación asimétrica José Ignacio de Mendiguren, y la oposición patronal a las cláusulas protectorias en la media sanción de Diputados a la ley de teletrabajo, muestran que el gran capital sigue a la ofensiva y que ve la pandemia como una oportunidad para reforzar la normalidad conservadora.
En cada contacto con el gobierno, empresarios y cámaras patronales plantean la necesidad de acordar con los acreedores externos para salir del default que dejó Macrì. En qué condiciones, no les preocupa. Es el vaso medio vacío. El gobierno, en cambio, ha insistido en la necesaria sustentabilidad de lo que se firme. La oferta presentada a la SEC implica un valor neto actualizado de la deuda bajo ley de Nueva York de 53,5 dólares por cada 100 nominales. Ese cálculo le interesa a los inversores, pero no al deudor. Lo importante para la Argentina es que en diez años pagaría 38.000 millones de dólares menos de su valor nominal, por una deuda en dólares que ronda los 100.000 millones, con acreedores privados.
Cuando ingrese al Congreso el proyecto de ley que equipara la oferta a quienes tienen bonos emitidos bajo ley de Nueva York (que es lo que se discute en este momento) con la que se hará a quienes los adquirieron con legislación argentina, quedará claro que esta es la última oferta, que la Argentina no puede pagar un dólar más que eso y que cada acreedor deberá decidir si lo toma o lo deja. Tanto el FMI como el G20 apoyaron la oferta (Estados Unidos en forma tibia), porque el mundo no está para intransigencias financieras. El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, planteó el tema a su colega norteamericano Donald Trump durante su reciente visita a Washington, a pedido de Alberto Fernández.
El Presidente ha contado varias veces su diálogo inicial con Kristalina Georgieva, en el que pidió que el Fondo permita a la Argentina formular su propio programa. El compromiso fue reiterado en el último contacto, hace pocos días.
La incógnita reside en cuál será la actitud de la economista búlgara y del directorio al que debe rendir cuentas, cuando lo que se negocie sean los 44.000 millones de dólares que el Fondo le prestó al gobierno de Macrì. La última carga de profundidad que aquella administración dejó en su retirada acaba de salir a luz, cuando Fernández le escribió a su par chino pidiéndole que renovara el swap de monedas entre ambos países sin que se cumpla la cláusula que exige una auditoría del FMI a las cuentas argentinas. La respuesta de Xi Jinping lo desconcertó: Beijing accedía sin problemas y hacía saber que aquella cláusula fue incluida a solicitud del ex presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.

 

Yo sé que tú sabes que yo sé.
Mañana y pasado deberán prestar declaración indagatoria Silvia Majdalani y Gustavo Arribas, en la causa por el espionaje a CFK y el Instituto Patria que instruye el juez federal de Lomas de Zamora, Juan Pablo Augé, y los fiscales Cecilia Incardona y Santiago Eyherabide. Alejado junto con el vidrioso juez Federico Villena el riesgo de nulidades, la causa avanza hacia los niveles superiores del espionaje macrista. Si llegará al ex Presidente es algo que está por verse. También prosiguen las audiencias de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los organismos de Inteligencia, que preside el diputado alfonsi-kirchnerista Leopoldo Moreau, el único político que fue colaborador muy próximo de dos Presidentes de distintos partidos, con décadas de distancia. Moreau recibió el mes pasado una carta significativa de Carlos Pagni. El columnista del diario La Nación pegó por debajo de la línea de flotación de Arribas.
Otra situación que se complica es la del miembro del PRO en la Comisión Bicameral, Cristian Ritondo. El ex director de Asuntos Internos de la Policía Bonaerense, Guillermo Berra, fue acusado por el comisario Néstor Omar Martín, ex jefe de la Superintendencia de Coordinación Operativa de la Policía Bonaerense, al que investigó por enriquecimiento ilícito.
A pedido de la fiscal Cecilia Corfield, esposa del comisario inspector Alejandro Ojeda, el juez Guillermo Federico Atencio allanó Asuntos Internos y secuestró documentación. Lo mismo había hecho en 2007, cuando concluía la gestión de Carlos Arslanian, por denuncia del comisario también investigado Walter Parnisari. Berra recusó a Corfield por su relación con Ojeda, a quien su subordinado Claudio Ariel Coronel denunció en septiembre de 2016, por haberle pedido mil pesos semanales para no trasladarlo a otro destino. La fiscal rechazó la recusación alegando que tenía un certificado del Ministerio de Seguridad, según el cual su esposo no estaba bajo investigación de Asuntos Internos. Pero sí estaba, en un expediente que lleva el número 21.100.
Atencio procesó a Berra por «abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y peculado». La acusación incluye la presunta utilización de fondos públicos para obtener «información y almacenar datos» de personas que no tenían que ver con su actuación en la fuerza policial. Algunxs legisladorxs y periodistas muy entusiastas dijeron que Asuntos Internos acumuló 45.000 fichas con datos del servicio Nosis sobre jueces y políticos. Entre ellos, Daniel Scioli, quien anunció que se presentaría como querellante. El caso se equiparó al del espionaje ilegal de la AFI.
En diversas notas de El Cohete se informó que Vicente Ventura Barreiro, virtual viceministro de Ritondo, y a cargo de Inteligencia Criminal, utilizaba para el espionaje político el software de IBM «i 2». Ventura Barreiro sí formaba parte de la mesa chica de Gustavo Arribas. Según una de esas notas, ese software cruza una veintena de bases de datos de antecedentes penales, impositivos, bancarios, políticos, telefónicos, familiares, socios, bienes y deudas, buscando patrones o asociaciones que no surgen de manera manual o llevaría semanas hacerlo. «Lentamente, Inteligencia ha vuelto a parecerse lo que era hasta la década del ’90: no un servicio de inteligencia orientado a combatir el crimen organizado, sino un magma de tecnología y buchones al servicio de intereses políticos», decía.
Berra entregó al juzgado un documento en el que consta que el servicio de Nosis no fue contratado por él sino por el Ministerio de Seguridad a cargo de Ritondo, para tres áreas, aparte de Asuntos Internos: Inteligencia Criminal (es decir Ventura Barreiro), Narcotráfico y Activos Ilegales.
Scioli se presentó a la fiscalía y pidió ser tenido como particular damnificado. Pero lo rechazaron, porque no hay nada en Asuntos Internos que lo mencione.
Si en el uso del Nosis se violó alguna normativa, serán Ritondo y Ventura Barreiro quienes deban explicarlo. Lo mismo con el presunto certificado según el cual el subcomisario Ojeda de Corfield no estaba bajo investigación de Asuntos Internos. Por algo, para aceptar la Auditoría de Asuntos Internos, Berra reclamó reportar en forma directa al Hada Buena (a quien no conoció por la política sino en el grupo de padres del colegio de sus hijos), sin pasar por Ritondo.

 

La trama fatal.
En el caso del allanamiento a Asuntos Internos durante la gestión de Arslanian, el comisario denunciante, Walter Parnisari, terminó condenado a seis años por extorsión. Con él cayeron el destituido fiscal Carlos Gómez y el renunciado juez de Garantías, César Melazo, quien está detenido desde 2018.
En este caso el similar entrecruzamiento de policías, jueces y fiscales, sin cuya protección ningún policía podría apartarse del recto camino, aconsejaría mayor prudencia en las opiniones y mayor apego por los datos que por los adjetivos. Separar la paja del trigo es más necesario que nunca.

 

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