El dilema de la UCR
Lunes 04 de marzo 2024

El dilema de la UCR

Redacción 31/03/2015 - 03.32.hs

Finalmente la convención provincial del radicalismo aprobó, con una mayoría absoluta, las negociaciones con el PRO con vistas a las elecciones generales de octubre. De esta forma convalidó la hoja de ruta trazada por la convención nacional del partido en Gualeguaychú y las intenciones que ya había hecho explícitas la cúpula dirigencial pampeana en el mismo sentido.
Un dato llamativo es la disparidad que se manifestó entre las instancias nacional y provincial. Mientras que en la ciudad entrerriana los convencionales nacionales que representaron a La Pampa "empataron", al votar cuatro a favor del acuerdo y cuatro en contra, en Santa Rosa, la convención provincial ser pronunció por el aliancismo con un respaldo aplastante: 134 a 10.
Es para destacar el debate interno de la UCR y la metodología democrática para resolver su política electoral. Las discusiones fueron muy acaloradas y vehementes a la hora de defender cada posición. Pero en esta ocasión los duros enfrentamientos tuvieron como base una justificación más sólida, pues se trataba de definir una línea político-ideológica y no un mero reparto de cargos.
¿Qué consecuencias traerá esta definición del radicalismo a nivel provincial? ¿El acercamiento al macrismo en La Pampa significará un aporte significativo de votantes o, por el otro extremo, un alejamiento del electorado de centroizquierda? Porque no puede dejar de señalarse que el perfil progresista que hasta ahora podía exhibir el Frepam se verá desdibujado con este corrimiento a la derecha. Hasta ahora, ese frente se postulaba como una alternativa al peronismo desde posiciones progresistas. Que se potenciaba porque en el peronismo pampeano con frecuencia suele prevalecer el matiz conservador. (Nadie ignora que el actual alineamiento con el kirchnerismo es más un gesto para sostener la gobernabilidad que una definición ideológica). Ahora la alternativa se presentará con un fuerte componente de derecha con el PRO como figura estelar del entramado político en ciernes.
Desde la conducción radical se defiende este paso con un argumento que no carece de peso, sobre todo en una provincia que lleva más de tres décadas bajo gobiernos de un mismo signo y sin la alternancia política que brinde el oxígeno tan necesario a la calidad institucional. Hasta en el propio peronismo hay conciencia de ese déficit y se habla de un "ciclo agotado"; aunque su propuesta es una "renovación" que solo alcanza, desde luego, a las caras.
El radicalismo arrastra el estigma de su "falta de vocación de poder", y esta decisión de sumar a otros sectores para llegar a las elecciones de octubre con mayores chances ganadoras se presenta como un paso para exorcisar aquella falencia. Desde la óptica pragmática de la ingeniería electoral puede defenderse la iniciativa. Y de hecho está llevando preocupación a las filas del peronismo como uno de sus candidatos lo acaba de admitir en Rancul.
Pero la lectura político-ideológica no puede estar ausente en ese escenario. De hecho fue motivo de duras disputas en la convención, al punto de que un dirigente habló de "comerse no sapos sino una cloaca". Quienes así se manifiestan no solo objetan este corrimiento por sus implicancias ideológicas sino también políticas. Cuestionan que el radicalismo le otorgará al PRO más beneficios de los que recibirá al poner a disposición de un acuerdo electoral una estructura partidaria más fuerte y armada en todo el territorio nacional.
Cuando todavía no se conocen reacciones ni pronunciamientos de los otros integrantes del Frepam, la pregunta que surge es si La Pampa se verá beneficiada con un desplazamiento a la derecha del radicalismo, cuando en el peronismo también está muy presente esa posibilidad a partir del nuevo mapa electoral de octubre.

 


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