Lunes 25 de marzo 2024

Empresarialización de la democracia: votos, dinero y poder

Redacción 27/02/2017 - 01.44.hs

Esteban De Gori, Ava Gomez y Barbara Ester*
"Si tienen dinero para qué van a robar en el gobierno" dice el imaginario, sin embargo el acceso al Estado les
permite ampliar rentabilidades y posicionarse desde el poder ante el mercado. Además la corrupción y el tráfico de influencias no bajaron, sino todo lo contrario.
Los años noventa fueron cruciales para asociar de manera virtuosa la empresa y la política. La caída del muro de Berlín y la mundialización de las finanzas y el comercio permitieron a la empresa y a los empresarios construir un nuevo lugar en la escena política. Lo que en décadas anteriores hubiese despertado sospechas y rechazos se transformó en una virtud. Allí había una experiencia de cómo entender el desarrollo de la economía y cómo hacer del Estado una maquinaria "sin derroches". El neoconservadurismo reactualizó la asociación virtuosa entre empresario y gestión política eficiente. ¿Quién mejor sabría cómo cuidar los ingresos y como transformarlos en rentabilidades?
El neoconservadurismo se empresarializó en las últimas décadas. Amplió la clase política con nuevos actores, los sacó del "lobby" y los colocó como posibles gestores de la vida estatal y pública.
Pese a este nuevo imaginario debemos indicar que la mayoría de los presidentes de los años noventa no provenían del ámbito empresarial (Cardoso, Menem, Fujimori, Salinas de Gortari, etc.), tendríamos que esperar hasta inicios del siglo XXI para ver la realización de este proceso. Tal vez, podríamos decir que este proceso de empresarialización del espacio público comenzó en los clubes de fútbol, los cuales sirvieron de plataforma para lanzarse a la política europea y latinoamericana: Berlusconi (dueño del Milan, Macri (presidente de Boca Juniors), Cartes (presidente de Libertad) y Piñera (dueño del Colo Colo).
En la actualidad, un conjunto de presidentes -la mayoría pertenecientes al universo conservador- proviene del ámbito empresarial. Trump no inició este camino, lo comenzó Vicente Fox en México en el año 2000, iniciando un proceso de acceso de empresarios-presidentes a los gobiernos latinoamericanos. Otros exponentes bien representativos de esta tendencia son Mauricio Macri en Argentina, Sebastián Piñera en Chile, Pedro Pablo Kucynski en Perú, Michel Temer en Brasil o Germán Vargas Lleras actual candidato presidencial en Colombia.

 

Salir del closet.
La empresarialización de la política comenzó a desembarcar en la administración pública, en el gabinete ministerial y el poder legislativo. Empresarios que buscaban "influir" por fuera del aparato institucional estatal comenzaron a sentirse legitimados para acceder a los mismos, para presentarse a elecciones. Salieron del closet y se animaron a la política. No solo eso, su procedencia empresarial les abrió un mundo de posibilidades, parte de las sociedades actuales y posmodernas observaron a estos actores como portadores de ciertas virtudes.
Empresarios del espectáculo, de la construcción, de los sistemas más dinámicos del capitalismo globalizado o vinculados a los commodities o a los recursos naturales comenzaron a instalarse en los poderes ejecutivos. De hecho, muchos tuvieron que establecer formas para "separar" sus negocios con los recursos públicos.
Por momentos se vieron defendidos por discursos como: "si tienen dinero para qué van a robar al Estado", como si la corrupción tuviera como único destino cambiar la condición económica de los funcionarios. En el caso de los empresarios latinoamericanos, el acceso al Estado es una gran posibilidad de ampliar sus rentabilidades y mejorar sus posiciones de poder en la política y en el mercado. Pese a este imaginario, los casos de corrupción o de tráfico de influencias no se han reducido, sino todo lo contrario.

 

El caso Macri.
En el caso argentino el nexo entre empresas multimillonarias y política estaría vinculado al mundo del deporte. El primer gran salto a lo público de Mauricio Macri fue su lanzamiento a la presidencia de Boca Juniors en 1995, cargo en el que se desempeñaría durante 12 años y que operaría como trampolín político. Sin embargo, su ejercicio empresarial data de mucho antes. El secreto del exponencial incremento de la fortuna del Grupo Macri fue su influencia política. Durante la última dictadura cívico-militar, también significó una "reorganización" empresarial de la economía de los Macri pasando de siete empresas en 1976 a 47 en 1983. Los seguros de cambio implementados por el entonces funcionario Domingo Cavallo, permitieron al Grupo Macri traspasar su deuda privada al Estado, por un monto de nada menos que 180 millones de dólares.
Ya en los noventa, el Grupo Macri invirtió un millón de dólares para la campaña de Carlos Menem, gracias a los que se beneficiaron capitalizando su inversión política por medio de concesiones millonarias, entre ellas: Autopistas del Sol y Correo Argentino.
Como empresario durante la década menemista Macri protagonizó varias denuncias judiciales en su contra. Las que alcanzaron mayor relevancia mediática fueron las presuntas coimas de Manliba, la empresa de recolección de basura. Para su concesión los concejales que le extendieran el contrato habrían recibido un soborno. Entre los involucrados por la denuncia figuraba Federico Pinedo, actual presidente provisional del Senado por Cambiemos, quien negó los cargos.

 

Evasión.
La alianza con FIAT permitió a los Macri tomar el control de Sevel Argentina, encargada de la producción de FIAT y Peugeot en el país. En 1992 Mauricio fue nombrado vicepresidente de la sociedad y posteriormente presidente en 1994. En 1993 la Dirección General Impositiva (DGI) denunció la evasión de impuestos de Sevel por una suma de 360 millones de dólares, más tarde sus acciones fueron absorbidas por Peugeot. En 1997 hubo más denuncias, en este caso por parte de la Aduana.
La ex Sevel fue acusada de vender autopartes haciéndolas figurar como producto final para luego volver a comprar el producto terminado, un mecanismo que le permitía hacerse con incentivos estatales a la exportación. Tanto Franco como Mauricio fueron embargados y procesados por contrabando agravado, no obstante otro mecanismo no ya empresarial sino judicial ("la Corte de la mayoría automática"), truncaría los intentos de la Fiscalía por esclarecer los hechos.
En 2001, en el contexto de una acuciante crisis política y social, Franco -como un deja vú- pedía públicamente "estatizar toda la deuda privada". Un año después, con Mauricio ya lanzando su campaña a la Jefatura de Gobierno porteño, afirmaba en sus discursos: "los cartoneros tienen una actitud delictiva porque se roban la basura. Además, no pagan impuestos". En 2003 perdió la elección frente a Aníbal Ibarra, sin embargo, ganaría en 2007.
Como no sólo de la familia se trata, el entonces Jefe de Gobierno porteño, otorgó a su ex socio y amigo, Nicolás Caputo, contratos por casi 1.400 millones de pesos, de los cuales 61 millones fueron en carácter de "contratos de urgencia". Además de las licitaciones su ex socio se benefició con un "préstamo" de casi 20 millones de pesos que Mauricio le facilitó, alrededor del 30% de su patrimonio según su declaración jurada presentada a fines de septiembre de 2015.

 

Panamá y Correo.
Luego de dos mandatos consecutivos de gestión en la Ciudad de Buenos Aires (2007-2015), Macri se lanzó a la presidencia. Al poco tiempo de haber asumido el cargo máximo, el escándalo de los Panama Papers irrumpió en la escena política. Fleg Trading fue la primera sociedad offshore que salió a la luz y directamente vinculada a Mauricio, quien figuraba como director. El actual presidente también fue asociado al directorio de Kagemusha. A raíz de la declaración en tribunales de Hugo Alconada Mon, periodista de La Nación, apareció una tercera empresa ligada al mandatario: Macri Group Panamá, a nombre de Franco Macri. Curiosamente, el pasado año Macri emitió por decreto la modificación a la Ley 27.260, también llamada ley de "Blanqueo de capitales". Mauricio habilitó de este modo que familiares de quienes hayan ocupado cargos de funcionarios públicos entre el 2010 y el presente, puedan acceder al blanqueo, lo cual había sido unánime y expresamente prohibido por el Parlamento.
El último escándalo en el que se vio envuelto el Presidente se vincula a Correo Argentino. En los ´90 el Grupo Macri adquirió la concesión del correo, administrándola por medio de su empresa Sideco Argentina. La familia presidencial dirigió el mismo hasta 2003, cuando Néstor Kirchner lo estatizó nuevamente debido a la morosidad desde marzo del 2000 del canon previsto. Ahora bien, la empresa de los Macri se declaró en quiebra ese mismo año. De esa fecha data la causa que no se resolvería hasta la actualidad. Sistemáticamente el Estado rechazó cada una de las propuestas de pago formuladas por presentar quitas irrisorias. Con Mauricio Macri en el Gobierno el Estado aceptó recibir el 1,18% de lo adeudado en un plazo de 15 años. La suma es nada menos que de 4.000 millones de pesos y alcanza la cifra de 70.000 millones en la proyección a 15 años.

 

Desideologizados.
Las actuales candidaturas de la derecha que están vinculadas al empresariado regional y a las élites políticas comienzan el andamiaje de su carrera política para los comicios que tendrán lugar en los próximos dos años. Los elementos centrales de sus discursos se acercan a una concepción que prioriza la efectividad de sus mandatos por su origen vinculado a la gestión y la administración. El avance de estos liderazgos que se presentan como desideologizados se produce a paso acelerado al interior de diversos países de la región. Los próximos pasos de la política 'empresarial' serán sin lugar a duda los ejes de las nuevas dinámicas mercantiles de la región, las cuales, desde el fortalecimiento de la Alianza del Pacífico, comienzan a marcar una nueva tendencia. (Extractado del artículo "Votos, dinero y poder").
*Centro Estratégico Latinoamericano de Geoplítica (Celag).

 

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