En los dos lados del mostrador
Miércoles 13 de marzo 2024

En los dos lados del mostrador

Redacción 24/06/2016 - 03.00.hs

En cualquiera de los países del "primer mundo" tan admirados por el macrismo, una noticia como la que ayer protagonizó el presidente del Banco Nación hubiera derivado en una investigación oficial y en la obligación de brindar explicaciones públicas. Y los grandes medios de comunicación se hubieran indignado por la sola permanencia del funcionario en tan alto cargo gubernamental. Pero estamos en Argentina de 2016 y el monopolio de los escandalizados milita ostensiblemente en favor de los intereses corporativos y en estrecha alianza con el gobierno.
Los grandes diarios y canales de televisión porteños están tan ensimismados en seguir los pasos de un funcionario kirchnerista corrupto que con eso creen haber agotado -y acotado- todo lo que se puede decir acerca de la corrupción en el país. Bajo esa lógica, el monopolio de la falta de ética y transparencia en la función pública lo detenta en solitario el kirchnerismo. Cualquier otra fuerza política -y Cambiemos menos que ninguna- está libre de toda insinuación de sospecha.
Se entiende: la impudicia de los bolsos repletos de dólares de José López es una escena televisiva perfecta para mostrar el rostro de la corrupción en forma descarnada y libre de todo disfraz. El altísimo -y comprensible- impacto en la teleaudiencia lo demuestra. Frente a semejante crudeza y desnudez, otras formas de uso espurio del Estado quedan reducidas a travesuras anecdóticas. Por ejemplo: las 22 denuncias que ha recibido la Oficina Anticorrupción por incompatibilidades en la función pública de muchos funcionarios del gobierno de Cambiemos. Un ejemplo entre ellos: el ministro de Energía tiene millones de pesos en acciones de la Shell. Y encima no se ha privado de beneficiar a esa petrolera en una compra de gas, sin excusarse y por montos de dinero muy superiores a los que le encontraron al corrupto de cabotaje sorprendido in fraganti frente a un monasterio. Es una violación de la ley de ética pública que pasó desapercibida para la gran prensa porteña que solo tiene ojos para escudriñar la corrupción bien lejos del actual gobierno.
Ahora se conoció que el presidente del Banco Nación estuvo del lado de los fondos buitres litigando contra el país y nada menos que en el juzgado de Thomas Griesa. Es un hecho de extrema gravedad porque revela con datos verosímiles que los intereses nacionales no están siendo defendidos con el nivel de confiabilidad que debe exigirse de todo gobierno. Un funcionario de tan alto rango, que tiene a su cargo el banco del Estado nacional y sus medidas influyen decisivamente en la vida de millones de argentinos, debería haber informado de esa situación. No lo hizo, y encima tuvo expresiones en favor de quienes obtuvieron ganancias escandalosas en perjuicio de la economía del país que además habrían sido sus socios, de acuerdo a lo que revela el informe periodístico con aporte de documentación.
Las dudas que razonablemente recaen sobre su conducta deberían quedar despejadas por una investigación. Aunque esta demanda de transparencia no figure en la agenda de los grandes medios aliados del gobierno.

 

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