Domingo 21 de abril 2024

En Córdoba el PJ ganó por quinta vez consecutiva

Redacción 08/07/2015 - 04.06.hs

El triunfo del candidato de Unión por Córdoba, Juan Schiaretti, completará un ciclo de veinte años de gobiernos justicialistas. De la Sota festejó y sigue su dificultosa carrera presidencial hacia las PASO.
IRINA SANTESTEBAN
La consigna del gobernador electo, fue: "Vuelve Juan, y vuelve con Martín" (por Martín Llaryora, ex intendente de San Francisco y hoy vicegobernador electo). Y volvió, nomás, para comenzar en diciembre su segundo mandato como gobernador de la segunda provincia del país (o tercera, dirán los santafesinos). Mientras que el actual mandatario provincial, José Manuel de la Sota completa su tercer período, no consecutivo, y se encamina satisfecho hacia las Primarias Abiertas y Simultáneas del 9 de agosto, en las que se presentará como precandidato presidencial, compitiendo con Sergio Massa dentro del espacio Unión por una Nueva Alternativa (UNA).
El ex intendente de Tigre estuvo en el festejo del domingo en Córdoba, y escuchó el encendido discurso de su contrincante interno, quien siguió a pies juntillas los consejos de su asesor de imagen brasileño, el que le dice que tiene que hablar claro, sonriente, mostrándose seguro y ganador.

 

Campaña fría, elecciones previsibles.
Todos, incluso los candidatos, coincidieron en que la campaña para elegir gobernador y legisladores provinciales, fue "fría" y sin demasiadas propuestas. Los candidatos de los principales partidos, Unión por Córdoba (PJ y aliados), Juntos por Córdoba (UCR, PRO y Frente Cívico) y Córdoba Podemos (Frente para la Victoria y aliados), eludieron el debate y no asistieron al que organiza desde hace varios años la Universidad Nacional de Córdoba, en esta ocasión con la Universidad Católica y la Universidad de Villa María. Sólo cuatro de los siete candidatos a gobernador aceptaron debatir, y eso provocó una fuerte crítica del rector de la UNC, Francisco Tamarit.
Es que los candidatos no apostaron al debate de ideas sino a las consignas, a la imagen de las gigantografías y a los spots publicitarios de impecable edición, pensados por asesores bien pagos. Sólo hubo algunas propuestas, incluso bastante parecidas entre los candidatos, lo que induce a (mal) pensar que no serán cumplidas.

 

"Manos de yeso".
En Córdoba, el Poder Legislativo lo ejerce una Legislatura Unicameral que fue establecida en 2001 luego de una reforma constitucional, impulsada por el entonces flamante gobernador De la Sota, junto con otras leyes llamadas de "Reforma del Estado". Se modificó la estructura parlamentaria, eliminando las dos cámaras (diputados y senadores provinciales) por una Legislatura de un solo recinto, en la cual 44 bancas se eligen por distrito único (lista sábana) mediante sistema D´Hont, y las 26 restantes salen una por cada departamento, en función de quien haya ganado en cada uno.
De esta forma, en el año 2011, el delasotismo ganó las elecciones con el 42% de los votos, pero ocupó el 62% de las bancas en la Unicameral.
Como consecuencia de ello, en estos cuatro últimos años se aprobaron 489 de los 501 proyectos presentados por el Poder Ejecutivo, es decir, el 98% de las iniciativas que mandó el gobernador. Así lo indicó un informe publicado por la Agencia Prensared, del sindicato de trabajadores de prensa de Córdoba (Cispren) firmado por la periodista Lea Ross, basado en un informe confeccionado por el abogado Ramiro Sonzini, candidato a legislador del Frente Progresista. Y como contrapartida, el Poder Legislativo aprobó sólo cuatro de 1.562 pedidos de informes, apenas el 0,25 % del total. Dentro de esos cuatro pedidos de informe aprobados, 3 fueron presentados por el bloque oficialista, mientras que el restante pertenecía al Frente Cívico y Social (de Luis Juez), dentro de los 761 que dicho bloque presentó en total. La UCR presentó 708 y no le aceptaron ninguno, mientras que la banca del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) presentó 16 pedidos de informe, sin conseguir ninguna respuesta. La misma suerte corrió el Frente para la Victoria con 29 presentaciones sin resultados.
Es por ello que los cordobeses, que suelen ser muy creativos para imponer apelativos, llamaron "manos de yeso" a los legisladores oficialistas.

 

Proceso electoral.
En Córdoba se votó con la Boleta Única de Sufragio (BUS), establecida por la ley 9571, el nuevo Código Electoral sancionado luego de las elecciones de 2007, en las que el perdidoso candidato Luis Juez denunció fraude, pues fue derrotado por una exigua diferencia de poco más de un punto, unos 17.000 votos.
Ocho años más tarde, otro candidato a gobernador, pero de Santa Fe, Miguel del Sel (PRO) perdería por una diferencia aún menor, 1.766 votos, ante el hoy gobernador electo, Miguel Lischwitz (Partido Socialista), en un frente con UCR y Coalición Cívica.
Por segunda vez, las elecciones fueron monitoreadas por los Fiscales Públicos Electorales (Fipes), función que cumplen los empleados y funcionarios judiciales, que asisten a las autoridades de mesa y son delegados del Tribunal Electoral en los establecimientos de votación. Los presidentes de mesa son seleccionados entre los docentes primarios y secundarios, y ambas funciones (autoridades y fiscales públicos) son pagas. De esta forma, casi no hubo que lamentar ausencias de presidentes de mesa al momento de la apertura de las urnas.

 

Escrutinio lento.
Los periodistas se quejaron de la lentitud en el escrutinio, pues recién a las 22.30 del domingo se conocía sólo un 25 por ciento de los resultados de las mesas electorales, y a la medianoche, se había escrutado un 60 por ciento aproximadamente. A diferencia de lo ocurrido en la ciudad de Buenos Aires, que con la boleta electrónica, se conocieron los resultados con mucha mayor rapidez.
A pesar de ello, el Tribunal Electoral y la jueza Marta Vidal se mostraron satisfechos con los resultados, porque fueron comicios sin mayores cuestionamientos ni impugnaciones.
El resultado definitivo fue una elección con el porcentaje más bajo de votantes en Córdoba, un 67,5%, y con la fórmula ganadora (Juan Schiaretti-Martín Llaryora) con un 39,4%; un 33,8% para Oscar Aguad-Héctor Baldassi (Juntos por Córdoba), el 17,3% para Córdoba Podemos (Eduardo Accastello-Cacho Buenaventura) y un 5% para el Frente de Izquierda y los Trabajadores (Liliana Olivero-Hernán Puddu).
Para el FIT fue una excelente elección, pues triplicó la única banca que mantenían desde tres períodos legislativos anteriores. De esta forma, esperan conseguir una diputación nacional para las elecciones de octubre.

 

Decepción para los K.
El candidato del Frente Córdoba Podemos, el intendente de Villa María, Eduardo Accastello, que llevaba como primer legislador al actual Secretario de Derechos Humanos, Martín Fresneda, no hizo la elección que esperaba. Algunas encuestas lo acercaban más al segundo puesto, que obtuvo Aguad, pero quedó a más de 16 puntos por debajo. Aunque superó en dos puntos a la elección de 2013, cuando fue elegida diputada nacional la ex rectora de la UNC, Carolina Scotto -quien renunciara a los pocos meses-, el piso que se esperaba era de un 20 por ciento.
Las declaraciones de ayer de los candidatos Accastello y Fresneda, anunciando que "no serán oposición" sino que "ayudarán" al gobierno de Schiaretti, hacen pensar en una estrategia de acercamiento que ya se intentó con el anterior gobierno de Schiaretti, entre 2007 y 2011, pero que luego terminó en ruptura, llevada a su máxima expresión por De la Sota. Para la militancia kirchnerista más comprometida, estas expresiones tienen un amargo sabor, pues impiden un crecimiento real de esa fuerza en una provincia que es una de las más opositoras al gobierno nacional.

 

Sin quórum.
A pesar del triunfo de Schiaretti, el oficialismo bajó su caudal electoral respecto a 2011 y eso también jugó para De la Sota, dentro de su interna, pues como dicen siempre ambos dirigentes, "son socios, no amigos".
De esta forma, Unión por Córdoba deberá gobernar por primera vez sin mayoría propia en la Legislatura, porque sus actuales 44 bancas, disminuyen a 34 desde el próximo 10 de diciembre. La alianza Juntos por Córdoba obtuvo 24 bancas; 8 quedaron para el kirchnerismo de Córdoba Podemos; 3 para el FIT y una para Encuentro Vecinal, del legislador Aurelio García Elorrio, un hombre de la curia, pero opositor a De la Sota.
Este panorama seguramente sufrirá cambios según se conforme el escenario de las elecciones que faltan, en las provincias y a nivel nacional, en octubre, con el nuevo presidente. Schiaretti necesitará sumar aliados para aprobar sus proyectos y a tenor de las expresiones ya vertidas, es probable que surjan del Frente Córdoba Podemos, lo que a su vez provocará fricciones en su interior.
La alianza de radicales, macristas y juecistas, que obtuvo un segundo puesto y 24 bancas, ya se está resquebrajando, por la fuerte disputa en marcha hacia las elecciones municipales del 13 de septiembre, donde se elegirá al nuevo intendente la ciudad de Córdoba. Primero, entre Ramón Mestre (hijo), actual intendente, y el senador Luis Juez; pero también entre los propios radicales, pues a Ramoncito le surgió un contrincante correligionario. Es Rodrigo De Loredo, yerno de Oscar Aguad, que pretende disputarle ese lugar al actual intendente.
Las elecciones pasan, cambian los legisladores y los gobernantes, pero los problemas de los ciudadanos parecen ser los mismos. Las promesas del ganador, de eliminar la tasa vial (que aumenta el combustible que se vende en Córdoba) y de derogar la ley del difirimiento previsional (que perjudica a los jubilados provinciales), son algunas de las propuestas que la población espera que se cumplan.

 


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