Martes 09 de abril 2024

¿Es casualidad?

Redacción 12/08/2018 - 00.28.hs

I - En poco más de dos meses, destacó este diario en la semana, desde la asunción de las nuevas autoridades del Ministerio de Seguridad, la policía de la provincia secuestró en operativos en las rutas pampeanas, un record de cargamentos de droga que pasaban por la provincia. Fueron, en ese corto lapso, nada menos que 25 kilos de cocaína y 47 de marihuana. Nunca la policía había tenido tanta efectividad en tan poco tiempo a la hora de parar la "ruta de la droga" que, está a la vista, pasa por nuestra provincia.

 

II - Semejante contraste con la gestión anterior obliga a los pampeanos a hacerse preguntas. La primera es, sin dudas, si se trata de una casualidad. ¿Es casualidad que en solo dos meses y medio de gestión el nuevo ministro de Seguridad y la policía logren un golpe al narcotráfico más contundente que en los dos años y medio de la gestión del echado ministro anterior? ¿Es casualidad que en aquél tiempo en que el ex ministro se llenaba la boca hablando de su lucha contra el tráfico de sustancias, y distraía a la policía buscando pistas clandestinas de aviones como punto de entrada de la droga a la provincia, pasó por sus narices, usando cientos de kilómetros de rutas pampeanas, el mayor cargamento que se recuerde desde Mendoza al puerto de Bahía Blanca? ¿Es casualidad que mientras el ministro andaba de cacería de adolescentes en los boliches distrayendo a la policía de sus funciones de investigación, decenas de kilos de cocaína y marihuana, comprobamos ahora, circularon impunemente por La Pampa?

 

III - Es difícil explicar este drástico cambio en la lucha contra el narcotráfico como el fruto de la casualidad. Los resonantes golpes al tráfico ilegal de sustancias ilegales, que antes eran una verborragia política en boca del ministro, ahora son una contundente muestra de efectividad policial que apunta a cerrar "la ruta pampeana de la droga" que, está claro, estuvo abierta mientras duró la gestión del cuestionado ex ministro. La pregunta obligada es, entonces: ¿la ausencia de resultados en la lucha contra el narcotráfico durante la gestión pasada habilita a pensar que hubo en ese tiempo complicidad con el narcotráfico? No es posible afirmarlo, aunque es una posibilidad que no es descabellada si miramos hacia otras provincias y se observa la cantidad de casos de funcionarios y policías complicados con narcos. Pero, aun sin apelar a tan extrema explicación, es evidente que, si el solo reemplazo del ministro y de sus colaboradores en el área de narcotráfico ha tenido resultados tan rápidos y espectaculares, la conclusión no puede ser otra que pensar que había en el que se fue una evidente incapacidad para dar respuesta a la función que la sociedad le había encomendado y que él mismo declamaba como su objetivo en la lucha contra el tráfico de estupefacientes.

 

IV - Fue, puede afirmarse, la consecuencia natural de una gestión que provocó una crisis profunda en la institución policial en su intento de desviarla de sus funciones y ponerla al servicio de un proyecto político personal delirante que llegó a fantasear con la gobernación de la provincia. En cumplimiento de ese fin se subordinó la fuerza policial a una campaña política para exaltar la figura del mesiánico ministro que clausuraba fiestas familiares de quince años porque un padre le había servido medio vaso de cerveza a su hijo mientras, en ese mismo momento, por las rutas de la provincia, los cargamentos de droga circulaban impunemente. En esas espectaculares irrupciones en la vida privada de las familias, en las que el echado ministro se presentaba como el vigilador moral de la sociedad pampeana, la policía perdió su rumbo. Como la perdió en los violentos operativos que alentaba (con la sintonía de los elementos más violentos y cachivaches de la fuerza) contra simples ciudadanos a los que se golpeaba en presencia de sus hijos o humillaba llevándoselos detenidos por el delito de no querer presenciar pasivamente apremios ilegales.

 

V -La desorientación que en los mejores hombres de la policía causó la irrupción de este nefasto funcionario (reo condenado por abuso de autoridad), que llegó a la expulsión y el desplazamiento de la fuerza de cuadros formados en investigación y prevención porque se negaron a ser funcionales a los enloquecidos delirios y órdenes negligentes, contribuyó a la pérdida de motivación y objetivos que parecen retomarse ahora con las nuevas autoridades. Por eso, cuando se analizan las razones de una fuerza que ahora logra resultados que antes no, es necesario reflexionar y aprender de la nefasta experiencia que fue para los pampeanos soportar a un ministro que intentó manipularla y subalternizarla a sus inconfesables fines políticos personales y dirigirla como a una verdadera policía de control y represión de los ciudadanos desviándola de su verdadera función. (LVS)

 

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