Miércoles 10 de abril 2024

Espacios políticos desaprovechados

Redacción 04/08/2015 - 04.10.hs

Desde el año 2009 todos los partidos políticos tienen acceso a pautas de publicidad electoral gratuita en los medios audiovisuales. Fue sin dudas un gran avance que permitió reducir las enormes diferencias que hasta ese momento separaban a los partidos "grandes" de los "chicos" por su muy distinta capacidad económica para afrontar las inversiones que insume la propaganda en los períodos electorales.
Ese logro se consiguió cuando el Congreso de la Nación sancionó la Ley 26571 de Democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad Electoral. La norma, además de regular la publicidad partidaria con vistas a los comicios, habilitó el sistema de elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), que en nuestra provincia y en todo el país se reeditará el próximo domingo.
En cuanto a la publicidad, la ley estableció que el 50 por ciento de los espacios se distribuya en forma igualitaria entre todos los partidos políticos, y el restante 50 por ciento en forma proporcional a los votos logrados en la elección anterior. También impuso una restricción muy saludable que es la de impedir los aportes económicos de las personas jurídicas -léase empresas- para las campañas electorales de las organizaciones partidarias, limitándolas a las personas físicas.
Con la nueva normativa era de esperar que la puja electoral no solo alcanzara mayor equidad en cuanto a la presencia radial y televisiva de las diversas expresiones políticas sino que, además, estimulara el debate de ideas a fin de orientar el voto del electorado. Se entiende que un partido político es, en esencia, un conjunto de personas que se propone acceder al gobierno de la cosa pública a fin de implementar su plataforma de ideas. Es tan relevante este concepto que el sistema de partidos políticos está respaldado por el texto de la Constitución Nacional.
Pero las semanas previas a las PASO han dejado ver que aquellos objetivos tan loables de la legislación no han sido aprovechados por la inmensa mayoría de los partidos. La posibilidad de transmitir los mensajes partidarios y de ilustrar a la ciudadanía con relación a propuestas de gobierno, o legislativas, se está dilapidando sin remedio.
El contenido político se ha subordinado al impacto emocional. Los gestos, las sonrisas, los abrazos se anteponen al pensamiento y los proyectos. El mayor esfuerzo se dedica al despliegue gestual, al guiño de complicidad antes que al intento de persuadir por el mensaje político. Salvo excepciones, todo se reduce a frases de ocasión que buscan estimular una corriente de simpatía antes que una identidad ideológica.
En este escenario, entonces, pueden producirse sin mayores consecuencias los abruptos cambios de mensaje que viene ensayando el PRO a partir del ajustadísimo triunfo que arañó en el ballottage en la ciudad de Buenos Aires. Semejante viraje ideológico es posible sin demasiados costos porque, precisamente, de ideología nadie, o muy pocos, hablan. El video que desnuda los consejos del asesor de imagen del PRO a uno de los diputados de esa fuerza es fiel reflejo de este decepcionante panorama.
Afortunadamente, por afuera de los espacios publicitarios, el esfuerzo de algunos medios periodísticos -no todos- a través de entrevistas y debates permite incursionar con más profundidad en el terreno político que permanece vedado para la publicidad. De todos modos queda un sabor amargo en la gran franja de ciudadanos que esperan que se enriquezca la discusión pública, porque se están malgastando recursos valiosos puestos a disposición del funcionamiento de las instituciones democráticas. Lo que se aguarda de la publicidad electoral es que estimule el debate de ideas, no que lo banalice o lo degrade. Quizás esta confusión obedezca a lo que dijo un conocido analista: cuando no hay ideas, hay marketing político.

 


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