Lunes 15 de abril 2024

Fecha ignorada

Redacción 07/02/2013 - 03.58.hs

La semana pasada se conmemoró el Día Mundial de los Humedales, vinculado a estos accidentes geográficos que comenzaron a ser revalorizados por el papel que desempeñan en el medio ambiente a partir de la firma de la Convención Ramsar, en Irán, 1977. Bien se ha dicho que "los humedales han desempeñado tradicionalmente un papel clave para la vida humana y han sido críticos para el desarrollo y la supervivencia de las comunidades a lo largo de la historia".
La Argentina, donde varias provincias han adherido a esa convención protectora (La Pampa no figura entre ellas) y recordado la fecha, tiene motivos valederos para tomar prevenciones al respecto. Dentro del territorio nacional han desaparecido enormes superficies de esa condición víctimas de la desidia, la rapiña del agua o la falta de interés y enfoque ambiental adecuado por parte de los gobiernos. Pueden citarse como ejemplo las hoy desaparecidas lagunas de Guanacache o los bañados del Atuel-Chadileuvú y, más atrás en el tiempo, recordar que la provincia de Santiago originalmente era de un Estero, que hace tiempo dejó de existir. Actualmente existe una situación no del todo clara con los esteros del Iberá, un enorme pulmón ácueo de importancia fundamental a la hidrología de las provincias del litoral que, sin embargo, parece haber entrado en el juego de intereses económicos con injerencia extranjera.
De hecho no deja de ser curiosa la actitud de algunas provincias vecinas con respecto al tema: algunos años atrás San Luis comenzó a estudiarlos, viendo posibilidades de desarrollo en las numerosas lagunas que pueblan su semidesierto suroccidental. Mendoza en cambio -en palabras de uno de sus técnicos- no concibe ni admite para el agua otro destino que el del riego productivo.
Lamentablemente La Pampa, pese a reivindicar de algún modo el humedal perdido con el manejo irracional del Atuel-Chadileuvú por parte de las provincias arribeñas, no parece haber tenido presente la fecha, aunque el perjuicio sufrido se mida en miles de kilómetros cuadrados que eran fundamentales al medio ambiente y la economía de una vasta porción de su territorio.

 


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